jueves, noviembre 27, 2014

La pena, la incompetencia y la dimisión de Ana Mato


Pues a mí me parece una pena.
Ana Mato dimitió ayer por la tarde. Rodeada como diría el cantante, de boato protocolo y seguridad, anunció que dejaba su puesto de ministra de Sanidad porque el juez Ruz afirma en un auto que es "participe a título lucrativo" de la trapa de corrupción Gürtel.
¡Manda huevos!
Me parece una pena que haya dimitido ayer y no cuando una decisión suya y de su ministerio dejó sin atención ambulatoria a los inmigrantes, forzando situaciones de auténtica tragedia sanitaria, obligando a los profesionales de la sanidad pública a actuar de espaldas a la ley para cumplir con su juramento hipocrático.
Porque me parece penoso que los inquilinos de Moncloa se preocupen más de evitar la fotografía de una ministra implicada en un caso de corrupción que de la vida de miles de personas a los que su situación les fuerza a trabajar en condiciones de semi servilismo, cobrando en negro y, gracias a Mato, sin asistencia sanitaria.
Me parece muy triste que la hayan hecho dimitir ayer y no el día en el que comenzó a destruir de forma sistemática y continuada la Ley de Dependencia, drenando recursos con unos recortes que han convertido a los cuidadores de las personas dependientes en seres humanos que pierden una buena parte de sus expectativas vitales, que no ven salida a su situación y que en ocasiones han de ver morir a sus familiares sin poder cuidarlos adecuadamente o teniendo que sacrificar su futuro para hacerlo.
Porque es triste que un Gobierno valore más su imagen pública que la vida y la atención de una parte de su población que no puede valerse por sí misma.
Me deja profundamente abatido que ayer sacarán a Ana Mato, su ex marido y los jaguars que les crecen sin querer en sus garaje, por la puerta de atrás de Génova, 13 y no lo hicieran el día en el que llevó ante la justicia y paralizó todas las iniciativas que diferentes gobiernos autonómicos pusieron en marcha para minimizar o evitar un copago sanitario que cargaba de forma más que onerosa las ya maltrechas economías de ancianos, enfermos crónicos y familias en el mismo límite de la subsistencia.
Porque resulta desalentador que su partido y el gabinete al que pertenecía se sientan más afectados por el impacto que su presencia en los consejos de ministros pueda tener sobre sus intereses electorales que por el impacto de su penosa gestión en miles de vidas de españoles.
Porque coloca al límite mismo de la rabia que alguien que ha permitido una gestión penosa de un brote de uno los virus más mortales que se conocen en el mundo, que ha posibilitado el desmantelamiento del sistema público de salud en algunas comunidades autónomas, que ha arrojado al desamparo asistencial a los inmigrantes, negado la gratuidad de una medicación que puede curarles a los enfermos de Hepatitis C, permitido que se cierren quirófanos, consultas y alas enteras de hospitalización para ahorrar, abandonado a su suerte a los dependientes, impedido las subastas de medicamentos para abaratar su precio, forzado a las familias a rascarse su ya macilento y exánime bolsillo para comprar sus medicamentos y expuesto a la falta de asistencia sanitaria a un país entero termine dimitiendo para "evitar que su permanencia pueda perjudicar al Gobierno, a su presidente o al PP”.
Porque la ya ex ministra dimite por eso, no nos engañemos. Ni siquiera lo hace porque un juez instructor afirme que hay indicios y pruebas de que ha participado en una trama corrupta.
Solamente dimite porque a Mariano Rajoy y a su gobierno -que cada vez es menos el nuestro si es que alguna vez lo fue- le viene mal que aparezca hoy en la foto.
Ese es el baremo de prioridades de nuestros gobernantes. Su imagen por encima de todo, su interés electoral por encima de todo. Y nosotros no importamos.
Y se me antoja que quizás deberíamos empezar a pensar de una forma diferente. La corrupción se paga con la cárcel pero la incompetencia es lo que debe originar las dimisiones.
Tal como yo lo veo, da mucha pena que Ana Mato dimitiera ayer y no recibiera ya dimitida el auto del juez Ruz, dimitida desde hace meses o al menos semanas por todas sus tropelías en la gestión de la sanidad pública española.
Realmente, me resulta penoso.

No hay comentarios:

Lo pensado y lo escrito

Real Time Analytics