martes, noviembre 11, 2014

El largo paro o cómo ganar tiempo para la esclavitud

El Gobierno, ese gobierno que está en Moncloa por nuestros sufragios y que ahora se atreve a decir que solicitar emitir un sufragio es anticonstitucional y antidemocrático, utiliza a Artur Mas y su consulta para que no miremos a otros sitios. Nos hace girar hasta la torticolis el cuello hacia Catalunya para que no miremos al lado.
El Gobierno planea que los parados de larga duración tengan que estar un año sin cobrar para poder acceder a una ayuda de un máximo de 490 euros. 
Mientras nosotros nos enzarzamos por si la estelada o la tricolor, ellos simplemente están planeando matarnos de hambre.
¿Un año sin cobrar?, ¿quien puede vivir un año sin ingresos? Quizás aquellos que acumulan comisiones ilegales de siete dígitos en cuentas cifradas estén en condiciones de afrontar ese paréntesis en sus remuneraciones pero el común de los mortales no.
Así que, llevando la propuesta a un lenguaje real, sacándolo de esa versión capitalista liberal de Matrix en la que nuestro gobierno pretende mantenernos, los inquilinos de Moncloa pretenden no ayudar a los parados de larga duración, pretenden dejarlos tirados a su suerte. Pretenden dejarlos morir.
Porque su estrategia del tiempo demorado -algo muy nuestro también en otros ámbitos-, su fórmula de ganar tiempo a toda costa, lo único que hará es que cuando, pasado el mítico año, se pueda acceder a esa ayuda yo no haya nadie a quien ayudar. Dinero ahorrado para otros fines. Estrategia exitosa. A otra cosa.
Y si el parado de larga duración se ha arrojado por un puente, se ha introducido en la economía sumergida, se ha lanzado a la actividad criminal para ganar el dinero que el mercado laboral le niega y su gobierno le demora será culpa suya. Habrá hecho algo ilegal, no será culpa del Gobierno.
Porque siempre podría haber vuelto a casa de sus padres pensionistas con sus hijos para que toda la unidad familiar tenga que sobrevivir con unas pensiones que no solo están congeladas sino que descienden en poder adquisitivo a pasos agigantados.
O podría, que es en realidad de lo que se trata, aceptar un trabajo remunerado con 600 euros al mes en el que se verá obligado a aceptar condiciones de trabajo draconianas, a renunciar a la remuneración por su preparación -sea esta cual sea-, al bienestar del presente y las expectativas de futuro a cambio de una pírrica supervivencia.
Un gobierno cuyo trabajo es proteger los derechos de sus ciudadanos, propicia con sus leyes laborales que se expulse a una cuarta parte de la población del mercado laboral y luego diseña una estrategia que tan solo consiste en ganar tiempo para que esas personas, esos parados de larga duración, se rindan y renuncien a su vida y su dignidad a cambio de su supervivencia.

Esclavitud o Muerte. 
Lo mismo que el Imperio -el romano, el de verdad- ofrecía a los pueblos vencidos.
Alguien debería recordar como galos, pictos, ilirios, sármatas, vándalos o parthos reaccionaron ante esa dicotomía imposible de asumir. Quizás convenga recordar donde está el Imperio Romano ahora.




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