Manuela Carmena, la alcaldesa de Madrid que durante un tiempo parecía que era la Presidenta del Gobierno de todo el espacio y tiempo que le dedicaron los medios de comunicación, ha decidido colocar una reina maga en la cabalgata de reyes.
Y el orbe hispano en general se indigna.
Se indigna el extremismo laicista y ateo que no sabe distinguir entre separación Iglesia - Estado y tradiciones culturales porque dicen que se trata de una tradición religiosa en la que el Ayuntamiento no debería participar. Y es cierto, teóricamente es cierto.
Pero sus vacaciones de invierno también están motivadas por esas festividades y no renuncian a ellas y siguen trabajando. Y que no me vengan con eso de que las festividades por el nacimiento del bueno de Joshua Ben Josef en Belén enmascaran otras festividades paganas por el solsticio de invierno porque esas fiestas paganas lo fueron primero en honor de Mitra, dios del sol, luego en honor de Osiris y luego del siempre ebrio Dionisios. Y esos amados celtas a los que siempre se recurre hacían el Yule -que era el nombre que le daban- en honor del niño -sol hijo de la Gran Diosa Madre.
Así que en estas fiestas siempre ha habido dioses. Y donde hay dioses, hay religión.
De modo que su atea y laicista indignación tiene el mismo valor que la deuda pública de Somalia.
Y luego se indigna el extremismo religioso y católico español al grito de "esta cambiando una tradición religiosa". Y también es cierto. Teóricamente también es cierto.
Pero sin ir más lejos hoy están celebrando la Nochebuena con un abeto de imitación en casa -algo en nada común en las polvorientas tierras de Galilea, por cierto- y con un hombrecillo barrigón vestido de rojo que es la personificación de un espíritu mágico nórdico que recoge a lo largo del año las buenas intenciones de todas las acciones de los hombres -de ahí su gran barriga- para luego esparcirlas de nuevo por el mundo el día del solsticio de invierno en forma de regalos.
Así que se han pasado su religión y esa máxima del Antiguo Testamento de "solo celebrarás y alabarás al señor tu Dios", por el arco del triunfo
Y porque ellos son los primeros que han alterado esa tradición religiosa basada en una sola frase evangélica: "unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo".
Unos magos. Nada de reyes y ellos los han coronado por la tremenda. Que venían de Oriente ¿hay algún anciano con barba blanca y rasgos occidentales al "oriente" de Palestina?, va a ser que no; ¿hay algún núcleo de población negra al "oriente" de Galilea?, va a ser que tampoco.
Así que podrían ser persas, parthos, babilonios, incluso chinos, japoneses o hindúes. Pero va ser que occidentales y negros no. Y yo no he visto ningún iraní, iraquí o japones, hindú o tailandés en cabalgata alguna. Otra patada a la tradición religiosa. ¿cuantos desiertos hay al oriente de Palestina? Vaya ninguno, ¿entonces porque llegan en camellos y no en caballos o en elefantes, bestias de carga común mente utilizadas en las tierras orientales?, ¿desde cuando los monarcas orientales llevan coronas reales del siglo XIII o tocados imperiales británicos del siglo XV?
En resumen, que llevan dándole collejas a su propia tradición religiosa desde que decidieron celebrarla.
Así que su indignación actual también tiene un valor que tiende dramáticamente a cero. Sobre todo si no pagan ellos del pecunio de su Iglesia la magna cabalgata madrileña
Que los unos se preocupen de divertirse en ese día y los otros se inventen una excusa como que "es que Melchor ya está muy viejito y ha mandado este año a su hija", como llevan haciéndolo generaciones para el hecho de que los reyes magos ahora viajen en helicóptero o en barco, no desfilen en camello o se les caiga la barba por un golpe de viento en mitad de la Plaza de Cibeles.
¡Que es una puta fiesta, cojones! -perdón por el lenguaje poco sacro y respetuoso-.
Y el orbe hispano en general se indigna.
Se indigna el extremismo laicista y ateo que no sabe distinguir entre separación Iglesia - Estado y tradiciones culturales porque dicen que se trata de una tradición religiosa en la que el Ayuntamiento no debería participar. Y es cierto, teóricamente es cierto.
Pero sus vacaciones de invierno también están motivadas por esas festividades y no renuncian a ellas y siguen trabajando. Y que no me vengan con eso de que las festividades por el nacimiento del bueno de Joshua Ben Josef en Belén enmascaran otras festividades paganas por el solsticio de invierno porque esas fiestas paganas lo fueron primero en honor de Mitra, dios del sol, luego en honor de Osiris y luego del siempre ebrio Dionisios. Y esos amados celtas a los que siempre se recurre hacían el Yule -que era el nombre que le daban- en honor del niño -sol hijo de la Gran Diosa Madre.
Así que en estas fiestas siempre ha habido dioses. Y donde hay dioses, hay religión.
De modo que su atea y laicista indignación tiene el mismo valor que la deuda pública de Somalia.
Y luego se indigna el extremismo religioso y católico español al grito de "esta cambiando una tradición religiosa". Y también es cierto. Teóricamente también es cierto.
Pero sin ir más lejos hoy están celebrando la Nochebuena con un abeto de imitación en casa -algo en nada común en las polvorientas tierras de Galilea, por cierto- y con un hombrecillo barrigón vestido de rojo que es la personificación de un espíritu mágico nórdico que recoge a lo largo del año las buenas intenciones de todas las acciones de los hombres -de ahí su gran barriga- para luego esparcirlas de nuevo por el mundo el día del solsticio de invierno en forma de regalos.
Así que se han pasado su religión y esa máxima del Antiguo Testamento de "solo celebrarás y alabarás al señor tu Dios", por el arco del triunfo
Y porque ellos son los primeros que han alterado esa tradición religiosa basada en una sola frase evangélica: "unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo".
Unos magos. Nada de reyes y ellos los han coronado por la tremenda. Que venían de Oriente ¿hay algún anciano con barba blanca y rasgos occidentales al "oriente" de Palestina?, va a ser que no; ¿hay algún núcleo de población negra al "oriente" de Galilea?, va a ser que tampoco.
Así que podrían ser persas, parthos, babilonios, incluso chinos, japoneses o hindúes. Pero va ser que occidentales y negros no. Y yo no he visto ningún iraní, iraquí o japones, hindú o tailandés en cabalgata alguna. Otra patada a la tradición religiosa. ¿cuantos desiertos hay al oriente de Palestina? Vaya ninguno, ¿entonces porque llegan en camellos y no en caballos o en elefantes, bestias de carga común mente utilizadas en las tierras orientales?, ¿desde cuando los monarcas orientales llevan coronas reales del siglo XIII o tocados imperiales británicos del siglo XV?
En resumen, que llevan dándole collejas a su propia tradición religiosa desde que decidieron celebrarla.
Así que su indignación actual también tiene un valor que tiende dramáticamente a cero. Sobre todo si no pagan ellos del pecunio de su Iglesia la magna cabalgata madrileña
Que los unos se preocupen de divertirse en ese día y los otros se inventen una excusa como que "es que Melchor ya está muy viejito y ha mandado este año a su hija", como llevan haciéndolo generaciones para el hecho de que los reyes magos ahora viajen en helicóptero o en barco, no desfilen en camello o se les caiga la barba por un golpe de viento en mitad de la Plaza de Cibeles.
¡Que es una puta fiesta, cojones! -perdón por el lenguaje poco sacro y respetuoso-.
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