miércoles, marzo 04, 2009

Y al tercer día resucitó -pero sólo un poco-

Con esa deferencia que los ingleses tienen hacia sus antiguas trece colonias -aunque sigan llamándolas colonias-, Gordon Brown ha sido el primero en visitar a Obama en su nueva residencia de la Avenida Pensylvania. Y el Primer Ministro inglés le ha ofrecido sus ideas para salir de esta crisis postmortem que sufre el capitalismo occidental -en líneas generales y en fracasos financieros particulares-. No es algo extraño, pero lo que resulta chocante es que la idea salvadora que una sociedad tan férreamente monárquica, tan acostumbrada a eso de "El Rey ha muerto, Viva el Rey", ofrezca a Obama -y por ende a Occidente en su conjunto- pase por la resurrección.
Cierto es que el anglicanismo oficial inglés nunca renunció al dogma de la resurrección -más creíble, según ellos, que eso de que las mujeres se mantengan vírgenes de por vida y aún así logren dar a luz. Para gustos colores-, pero se supone cuando el rey muere, le sucede su hijo. No se resucita a su padre.
En fin, que Brown coge sus bártulos, cruza el Atlántico, estrecha la mano de Obama y le dice: "Hey man, ¿por qué no aplicamos la New Deal de nuevo? -Mil disculpas, un caballero inglés nunca diría "hey, man"-.
Para aquellos que lo desconozcan, la New Deal es algo que se inventó Roosevelt -Theodore, no Franklin Delano, con perdón- para superar el Crack del 29. Consistía en sacar a las empresas privadas del ámbito de los servicios públicos, generar empleo desde el Gobierno, aumentar los impuestos para hacer frente al gasto, renunciar al patrón oro y aumentar la emisión de billetes para que hubiera más dinero circulando.
Dicho así no suena del todo mal. Y hasta algunos pueden decir que se parece a lo que está haciendo Obama. Claro, que los hay que hasta dicen que lo que está haciendo Obama se parece al stalinismo. Pero resulta que el amigo Brown ha pasado por alto algunos problemitas en esta su idea de la sucesión economica resucitoria.
El primero es que ni en Europa ni en Estados Unidos quedan los suficientes bosques que desbrozar, las suficientes pistas forestales que limpiar y las suficientes carreteras que apisonar como para que se pueda dar trabajo a todos los parados de ambos continentes. Si al final los ecologistas van a tener razón y cargarse los árboles va a ser malo para todos.
Porque así es como el viejo Roosevelt consiguió dar trabajo a sus parados. Pagándoles por hacer cosas innecesarias para el país pero que podían considerarse productivas. Convirtió a los trabajadores sin empleo en agentes forestales, apisonadores de caminos y limpiadores de lechos de río.
Y ahora no nos quedan bosques, las carreteras se apisonan con cuatro operarios y una grán máquina con un rodillo enorme delante -apisonadora, me han dicho que la llaman- y casi ni nos quedan ríos que dragar, salvo en busca de cadáveres perdidos o de alijos de droga arrojados en plena huída de la benemérita -o Scotland Yard, ya puestos-.
No parece muy plausible que los parados europeos y estadounidenses se vayan a embarcar corriendo para trabajar en Irak, Afganistán, Ruanda, Burundi o Gaza, donde sí hay edificios que construir -o reconstruir- carreteras que asfaltar, desiertos que irrigar y alguna que otra masa forestal que desbrozar. Aúnque, sin duda, si lo hicieran sería tambien un alivio para el sector de la aviación comercial. Dos pájaros de un tiro.
Y luego está el otro pequeño detalle del Patrón Oro. No os preocupeis si no sabéis lo que es. Hace una generación que nadie lo utiliza y hasta Suiza ya lo ha abandonado -y para que Suiza abandone algo relacionado con las divisas tiene que ser serio-. Y desde luego nadie está dispuesto a acuñar moneda y más moneda para que circule, porque ahora lo de la devaluación está muy mal visto, incluso por la gente que no sabe lo que es.
Así que, eso de resucitar al padre para suceder al hijo, parece que en lo del capitalismo no funcionaría demasiado bien, aunque Gordon Brown lo intente y lo proponga. Más si se tiene en cuenta -algo que parece olvidar el premier británico- que el padre, reinar, lo que se dice reinar, tampoco lo hizo mucho tiempo ni demasiado bien.
Este New New Deal -y valga la aliteración redundante, parecida a un estribillo de Eurovisión- sería heredero de una doctrina mucho más comparable con el stalinismo que lo que hace Obama. Declarada inconstitucional, que se desinfló apenas cinco años después de ser puesta en marcha y que dejó las crisis y las cosas como estaban sin solucionar nada.
Pero claro, a lo mejor Brown tiene en mente que la salida de la crisis de entonces con el monarca economico de entonces se logró gracias a lo que Estados Unidos ha usado siempre para salir de las crisis. la guerra
Fue el aumento de demanda bélica, industrial y de consumo en general que originó la II Guerra Mundial la que sacó a Estados Unidos de sus miserias económicas.
Pero a lo mejor si que el Primer Ministro lo tiene en mente y por eso mira a otro lado cuando la ultradercha asciende en Austria, cuando sus trabajadores se ls vuelven de repente xenófobos y cuando el Reunio Unido, como hiciera en un antaño no tan lejano- empieza a clamar por la autarquía y el proteccionismo para solventar sus problemas. Porque para que haya guerra hace falta un enemigo.
Parece que es mucho pedir que Gordon Brown apenda de los errores de Neville Chamberlein. Sólo cabe esperar que Obama si lo haga de los Theodore Roosevelt.

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