El momento más temido desde que los nuevos partidos irrumpieran en la Europa de los mercados ha llegado.
El Gobierno Griego, liderado por Tsipras y uno de esos partidos que surgieron de la incapacidad y el anquilosamiento de la dualidad socialdemocracia, democracia cristiana, ha hecho lo que todos temían. Y no se trata de destruir Grecia, de llevarla al colectivismo soviético ni de convertirla en la Venezuela de Maduro.
No era eso lo que temían los políticos y partidos de la vieja guardia.
El Gobierno griego ha cogido sus promesas electorales y las ha empezado a cumplir, ha cogido la defensa de sus ciudadanos y la ha empezado a practicar, ha cogido la política y la ha convertido en servicio.
Porque, por más que lo griten sus voceros o lo pongan en portadas sus medios, la prorroga de cuatro meses que han firmado con el Eurogrupo es todo eso. Es una demostración de que esa otra forma de hacer política, que dibuja su sonrisa torcida por "ingenua", su alzamiento de cejas por "utópica" o su completo rictus de terror por "antsistema", es posible y viable
Y eso es lo que temían desde Samaras hasta Merkel pasando por Rajoy, desde Sánchez hasta Durao Barroso pasando por Hollande.
Porque Varoufakis, ese rapado y poco elegante ministro de economía que se dedica a hacer su trabajo y no a lucir impoluto en las fotos, quiso cambiar de interlocutor y la Troika, la famosa Troika que había dirigido sin legitimidad ni derecho los destinos económicos de Europa durante más de un lustro, despareció de las conversaciones y fue sustituida por el Eurogrupo, los ministros de economía de Europa, que si han sido elegidos y tienen legitimidad para hablar de esos asuntos.
Porque Tsipras pidió una extensión del rescate griego y parecía una claudicación, un entrar por el aro de la política de austeridad impuesta por Alemania pero se cruzó de brazos cuando pretendieron imponerle de nuevo esas condiciones draconianas que todavía se llaman "rescate" y dejó que el temblor de los mercados, de los bancos, de los especuladores financieros y de los fondos buitre sacudiera al Euro hasta que los países y gobiernos que aún dependen de ellos tuvieron que empezar a ceder.
Pero sobre todo porque el Gobierno griego ha presentado un paquete de medidas en el que han aceptado lo que consideran justo pero han mantenido lo que prometieron a sus electores, a los que les pusieron en el gobierno para hacer y solamente eso.
Y Europa, el Eurogrupo y el dinero europeo ha tenido que tragar y aceptar que eso es lo que quiere Grecia y sus habitantes y que si la quieren dentro de Europa tienen que asumirlo.
Puede que solo hayan ganado cuatro meses de tiempo, puede que solamente sea una posibilidad y todavía no sea una certeza pero el gobierno griego ha hecho lo que más temían los partidos tradicionales.
Porque nunca temieron que los nuevos partidos lo hicieran, el terror que atenazaba sus entrañas era que lo hicieran bien y enterraran así para siempre su forma de hacer política basada en escudarse en "la coyuntura económica" para no cumplir sus promesas electorales, en "la situación financiera" para gobernar a favor de los mercados y no de los ciudadanos, en "las exigencias de Europa" para legislar contra los derechos de sus propios habitantes.
Porque si se pueden cumplir las promesas electorales y enfrentarse al entramado político financiero que es Europa porque tus votantes así te lo ordenan -dejad que lo repita, ordenan, no sugieren, piden, suplican o aconsejan, ordenan- su forma de hacer política para sí mismos y para sus socios financieros habrá pasado a la historia.
Eso es lo que temen. No al comunismo, al colectivismo ni al caos.
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