martes, julio 03, 2012

Y el falso feminismo defiendió la custodia compartida intentando atacarla.

Suele ocurrir que cuando estás acostumbrado a que las cosas se den por sentadas, a que nadie te obligue a argumentar las posiciones que defiendes, a estar, en definitiva, cubierto por el velo infinito de la corrección política que obliga a los demás a no llevarte la contraria, cuando todo eso desaparece no encuentras un camino para defender tus posiciones.
Y eso les está pasando a las ideólogas del feminismo radical que de tantos eslóganes y aseveraciones sin explicación se han quedado sin capacidad de argumentación. Han gritado, perorado y soltado exabruptos de todo tipo contra la custodia compartida como régimen preferente en los divorcios y hasta hace poco con eso les bastaba. "No, porque no", decían y eso era suficiente.
Pero ahora, cuando los gobiernos autonómicos, el Ministerio de Justicia, la judicatura y hasta los organismos europeos empiezan a preguntar ¿por qué no? se atoran, las salen las carencias y demuestran que no lo tenían muy pensados los motivos.
Cuando la cobertura política te da todo lo que pides no merece la pena gastar tiempo en pensar los argumentos necesarios para solicitarlo.
Y quizás por eso es por lo que tiran de negatividad. No se preocupan de explicar y demostrar los motivos que argumentan, sino que se dedican a desmentir lo que lo dicen los demás, los que ponen en entredicho su postura.
Y eso le pasa a una de las portavoces de este feminismo anti custodia compartida que sigue pensando y defendiendo que la custodia unilateral es buena para todos. Para todos menos para el padre. Pero claro eso no importa.
La buena de la señora Soleto, a la sazón presidenta de la Fundación Mujeres pretende desmontar el mito, según ella, de que las motivaciones para defender la custodia unilateral por parte de los colectivos más radicales del postfeminismo de la superioridad femenina son fundamentalmente económicas.
Y empieza bien. Aporta el dato de que la mayoría de las mujeres divorciadas trabajan y no viven de las pensiones que reciben de sus ex maridos; incluye el dato también cierto de que hay muy pocas pensiones compensatorias y remata el comienzo de su exposición con otro dato concluyente y legal de que las pensiones de alimentos no pueden exceder el 30 por ciento de los ingresos del progenitor no custodio.
Pero ahí se acaba todo porque luego se lía, finge liarse o quiere liarse.
"Según la memoria de la Fiscalía General del Estado, en el año 2010, se iniciaron más de 18.000 procedimientos por impago de alimentos, es decir, que sigue siendo frecuente que las madres que se queda con la custodia, no perciba las pensione de alimentos fijadas en la sentencia y, además es frecuente que este impago no se denuncie, salvo particular encono o situación de emergencia económica.
No es de extrañar, por lo tanto, las altas tasas de actividad laboral de las mujeres separadas, que se corresponden con una situación de necesidad económica. Pero además, con estas condiciones no es creíble que las mujeres se queden con la custodia por la pasta".
Esto es lo que afirma Marisa Soleto y claro se le olvida de nuevo que la palabra de la mujer no es ley.; omite que una columna después de la misma tabla estadística de esa misma memoria se recoge que solamente se llevaron a juicio 8.000 de esas denuncias y que solamente se sentenciaron 5.600 a favor de la demandante.
Y sobre todo omite el dato clave. Solamente el año pasado se resolvieron 110.000 divorcios en España, un 60 por ciento con hijos. Es decir que hubo 70.000 divorcios con hijos aproximadamente y 6.000 -en números redondos- impagos de pensiones. No se podría decir que eso es mayoritario. Pero claro, ella se refugia en otro mito victimista "hay muchas más pero no se denuncian".
Y por supuesto de nuevo se olvida de relatar una situación, una realidad que oculta el beneficio económico del custodio con respecto a los alimentos. Una omisión de noventa días.
Porque noventa días, o sea tres meses, es el tiempo que de media pasan los menores con el progenitor no custodio. Tres meses en los que él asume plenamente los gastos de los menores sin que la parte custodia tenga obligación alguna de colaborar con ellos y sin que además pueda dejar de aportar a la parte custodia el coste de esa manutención que por lo tanto se duplica. 
O sea que la parte no custodia paga quince mensualidades de manutención -doce a la otra parte y otras tres asumiendo directamente y por duplicado la manutención de los mismos- mientras que la parte custodia recibe doce, tres de las cuales no está pagando realmente puesto que el no custodio se está haciendo cargo de la misma. Podrán defender que eso no es un beneficio económico de la parte custodia. Pero habrán de reconocer que lo tienen difícil. 
Pero es en la vivienda donde pierde el norte.
Afirma que eso no es un beneficio económico puesto que la mujer tiene que seguir pagando su parte de la hipoteca. ¡Acabáramos!. Si alguien considera que pagar lo que te corresponde es un perjuicio empezamos a tener claro lo que es un beneficio.
Porque la señora Soleto olvida que el beneficio también se construye en negativo, es decir en lo que no tienes que afrontar. El no custodio no solamente tiene que pagar su parte de la hipoteca sin posibilidad de vivir en esa casa, sino que además tiene que afrontar los gastos de otra residencia en alquiler o de una nueva hipoteca, si es que se la conceden.
¿No es pues un beneficio para el custodio pagar solamente media vivienda en lugar de vivienda y media? Yo diría que sí.
La directora de la Fundación Mujer describe como sería un régimen de custodia compartida con respecto a la vivienda: "Se vende la vivienda familiar y se cancela la hipoteca pendiente y se reparte lo que quede, si es que queda algo. A partir de ahí cada uno de ellos sufragará los gastos derivados de la convivencia con sus hijos que le toque, pongamos un mes sí y un mes no". 
¿Y qué problema hay?. No hay intercambios económicos entre unos y otros y los dos asumen la misma carga económica. El mantenimiento de una casa y los gastos derivados del mantenimiento de sus hijos. Soleto intenta venderlo como imposible, como negativo pero no argumenta el motivo por el que lo es. 
Por no hablar de que pone una premisa que no es tal.
¿Acaso no se puede mantener la vivienda, alquilarla y pagar con ella la hipoteca, liberándose ambos de ese coste y manteniendo la propiedad para que, una vez pagada pueda venderse y obtener beneficios netos para ambos?
Debe ser que no porque los hombres y las mujeres, según Soleto, se convierten en pitecántropos incapaces de llegar a acuerdo alguno cuando se divorcian. Debe ser eso, supongo.
Pero aun así intenta argumentar con datos 
"Veamos, una media de gastos de cotidianos de 450 euros mensuales por menor a cargo, (el coste mínimo por hijo calculado en el 2006 según un informe que presentó ayer la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (Ceaccu)) un alquiler de al menos 600 euros para una vivienda familiar, aunque si es en Madrid, o Barcelona este importe puede suponer un mínimo de 1000 euros mensuales. Es decir, en cualquier caso muy difícil de asumir para la mayor parte de las economías individuales en una situación económica que nos ha instalado en un mileurismo crónico para muchas personas".
Pero claro el argumento le falla. Porque la realidad le demuestra lo contrario. Esa es la situación que viven hoy en día la mayor parte de los padres no custodios y pueden mantenerla ¿por qué no habría de poder soportarla una economía individual cuando está es de una mujer?, ¿qué diferencia hay? Sabemos que ninguna. Pero mantiene que lo que ahora soportan los padres no custodios sería insoportable para las madres en situación de custodia compartida.
Por no decir que los gastos mensuales de 450 euros se convierten en 225 por el mero hecho de que solamente se pagan durante seis meses, por no hablar de que el 55 por ciento de los divorciadas y divorciados viven con otras parejas que hacen que sus gastos de vivienda se reduzcan en la mitad puesto que ellos contribuyen a esos, aunque no a los de manutención de los hijos -con toda lógica, por supuesto-.
La directora de la Fundación Mujeres decide ignorar todo eso porque tiene que defender que es una injusticia insoportable que se le imponga a una mujer la misma situación que miles de hombres soportan a diario desde hace varias generaciones de divorcios.
Claro que la otra posibilidad de régimen de vivienda en la custodia compartida ya le pone los pelos como escarpias.
"Hay también quien aboga por mantener la vivienda familiar y sean los progenitores quien se mueva, es decir, sigo pagando la mitad de la hipoteca (una media de 310 euros al mes si consideramos los datos de la hipoteca media en España), me hago cargo de los gastos de la convivencia el tiempo que vivo con ellos unos 400 euros al mes por cada menor, y pago un alquiler de un apartamento de no menos de 400 euros, que pueden llegar a ser 800 si vivo en una ciudad cara".
Y de nuevo vende como imposible algo que ya están haciendo una cantidad multitudinaria de hombres pero que al parecer sería inasumible si se ven obligadas a practicarla las mujeres.
No se da cuenta que los gastos no cambian para el que pide la custodia compartida y no la tiene. No se modifican en absoluto: La mitad de una hipoteca, una vivienda para él y la mitad de los gastos anuales de los menores. Para ellos sólo supone guardar durante los meses que no tienen la custodia el dinero de su parte de la misma para gastarlo al completo en la manutención los meses que si la tienen.
Algo que supongo que la señora Soleto creerá imposible porque de todos es sabido que un hombre cuando le sobra algo de dinero lo gasta indefectiblemente en videojuegos, entradas para el fútbol, copas o visitas constantes a lupanares.
Pero para la mujer que tiene la custodia supone un cambio radical en su economía, supone pasar de pagar media vivienda y la mitad de los gastos de sus hijos a pagar vivienda y media y la misma mitad ¿aun decimos que la situación actual no supone beneficio económico para los custodios?, ¿aún decimos que no supone un desequilibrio económico entre unos y otros?
El propio argumento utilizado desmonta la premisa que quiere reforzar. Un clásico de la ideología de género postfeminista.
Pero lo más ridículamente divertido, sino fuera por el hecho de que es trágico, es el penúltimo párrafo que esta argumentadora de la custodia unitaria incluye en su texto.
"Bien. Para los que las cuentas no salen con el pago de la pensión de alimentos, tengo una mala noticia, tampoco salen con la custodia compartida. Tener hijos y mantener un espacio doméstico adecuado, es caro, si hay un divorcio de por medio probablemente más, pero la custodia compartida no es económicamente más interesante para nadie, a no ser que se valore la posibilidad de dejar de dar de comer a los niños, y en la mayor parte de los casos provocará las mismas o peores condiciones económicas que en la situación actual para ambos progenitores, dependiendo de su nivel de renta".
Los que reclamamos la custodia compartida sabemos que nuestras cuentas no se alterarán, pero las que están en contra de la misma saben positivamente que sí, que empeorarán. Así que lamento tener que decir que son ellas, por primera vez son ellas, las que tienen que demostrar la verdad de sus argumentos y la no inclusión a ultranza de los parámetros de su propia economía en esa defensa.
Más cuando hay destacas profetisas del entorno feminista que lanzan frases a los medios como "la custodia compartida supone una precarización de la economía de la mujer", ¿eso no hace referencia a su situación económica?
Pero me veo obligado a estar de acuerdo con la apostilla final de Marisa Soleto.
Afirma que: "seguramente lo más importante para quien está reclamando la custodia compartida no es el dinero, me dirán. Lo creo. De verdad. Como tampoco lo ha sido para las mujeres que hasta ahora han querido tener viviendo con ellas a sus hijos e hijas. Así que dejen de utilizar este argumento".
Sé que para los que reclamamos la custodia compartida lo económico no es lo más importante porque lo económico no se modifica en nuestro caso. 
Pero conozco madres divorciadas que quieren tanto a sus hijos que, pese a lo precario de su situación económica, no han tenido el más mínimo problema en asumir de inicio la custodia compartida porque ese amor maternal les hace ver que sus hijos no van a ser felices sin su padre, que le necesitan y que ellos no tienen que pagar los fallos en la relación de pareja que uno u otro hayan podido tener. 
Eso pese a que las cuentas de la custodia unilateral las beneficiaban y a que muchos meses las cuentas de la compartida apenas les salen.
Así que le propongo algo a la señora Soleto. 
Dejaremos de creer en ese argumento de que el postfeminismo de capilla y subvención defiende la custodia unilateral cuando ella, en sus argumentos y sus defensas, inste a las feministas a las que dice representar a que dejen de decir que los padres no custodios reclamamos la custodia compartida para no pagar la pensión de alimentos o para hacer daño psicológico a nuestras ex mujeres o como mecanismo de venganza. Así que dejen de utilizar estos argumentos.
¿Hace el trato?

1 comentario:

Tu economista de cabecera dijo...

Demoledor. Comparto el texto.

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