viernes, diciembre 07, 2012

De Clausewitz a Viceroy para colar los recortes (I)

Alguien, alemán por cierto, dijo en una ocasión: "Para que el oponente se someta a nuestra voluntad, debemos colocarlo en una tesitura más desventajosa que la que supone el sacrificio que le exigimos".
Cierto es que el individuo en cuestión hablaba de la guerra y sus estrategias y que el bueno de Von Clausewitz probablemente hubiera entrado en barrena intelectual si hubiera sabido que un siglo y medio después de sus diatribas sobre el ejercicio del enfrentamiento militar, un gobierno lo iba a aplicar casi a rajatabla dentro de sus propias fronteras y contra población civil desarmada. 
Pero en esencia -probablemente sin saberlo, que no le otorgo yo tanta erudición a los actuales inquilinos de Moncloa- eso es lo que está haciendo el Gobierno de Mariano Rajoy en todos los ámbitos sociales de este país.
Para empezar Rajoy ha delimitado un término -aunque claro no públicamente, que eso no va con su política de comunicación-. Nos dice que el oponente es el déficit, en ocasiones se le escapa que lo es el antagonista de ese bipartidismo devorador que sufrimos, pero en realidad lo es otra cosa. 
Por convicción y equivocación ha hecho su oponente del Estado Social de Derecho -sí, eso que acaba de celebrarse el Día de la Constitución- y por tanto lo social, y por consiguiente lo público y por definición, nosotros.
Y es entonces cuando su estrategia se define en todos los sectores, en todos los ámbitos, en todos los frentes de esta guerra que Moncloa ha iniciado contra su propia sociedad. 
A los funcionarios les quita la paga extra y les rebaja un 20 por ciento el sueldo, después de pregonar que sobran una cantidad indeterminada de miles de ellos y que tendrá que despedirlos, a los pensionistas no les mantiene el poder adquisitivo después de augurar que no se podrán pagar las pensiones en unos años, a los facultativos, personal sanitario y demás los privatiza después de defender con cifras manipuladas que no se puede mantener la actual sanidad pública, a los enfermos se les impone el euro por receta después de afirmar sin pudor que si no es así las compañías farmacéuticas dejaran de facilitar medicamentos porque el Estado no los paga, a las comunidades educativas les resta profesores, becas, transporte, mantenimiento y todo lo que haga falta tras rasgarse las vestiduras y anunciar que hay que cerrar centros y despedir profesores, después de afirmar que sobren departamentos en las universidades.
Siempre la misma estrategia que definiera Von Clausewitz para los asedios de ciudades y la guerra de trincheras. 
Se dibuja una situación prácticamente apocalíptica de un futuro nonato e innominado, en la esperanza de que esa tesitura anticipada haga que se acepte el sacrificio que están exigiendo a la sociedad española y por tanto esta se rinda, carente de esperanza y de forma incondicional, a sus armas del recorte y la supresión de servicios.
Sin embargo algo le falla a este Gobierno nuestro, tan occidental atlántico en sus objetivos, y tan ciego en su defensa de un sistema económico que sus propios creadores y teóricos enterraron hace centurias. Algo hace que esa estrategia se le difumine.
Y es que claro, Ni Rajoy, ni Wert, ni Bañez, ni Guindos ni ninguno de los miembros del Estado Mayor de esta guerra de asedio contra la sociedad civil que ha iniciado el Gobierno tuvieron en cuenta. Algo que se les olvido leer en los escritos del teórico militar.
"Para que el asedio sea efectivo y promueva la rendición, debemos hacer percibir al asediado la bondad y la copiosa mejora que va a significar la rendición con respecto a la situación en la que le colocamos con el asedio".
Esto se les pasó por alto y claro. No funciona. 
Porque, por más que recorta de las pensiones, la caja de las pensiones no sube, por más que recorta de la sanidad esta no se estabiliza, ni elimina sus listas de espera, por más que recorta derechos laborales, el paro no disminuye, por más que indulta a defraudadores las empresas no crean puestos de trabajo, por más que quita profesores, autobuses, comedores y aulas, el nivel de nuestra enseñanza no progresa y ni siquiera se estabiliza.
Cierto es que lo intentó y casi lo logró con el CSIF, ese sindicato que perdió la oportunidad de ser de todos y decidió seguir siéndolo solamente de los funcionarios. Pero cuando estos renunciaron a la lucha conjunta y firmaron su rendición en la segunda jornada de huelga general contra el Rajoy y su gobierno, no les acercó a las tibias hogueras del ejército atediante para que disfrutaran de la carne sabrosa asada en el espetón que escaseaba en la ciudad sitiada, les instó a aceptar más recortes, más sacrificios, más pérdidas. Y fracasó.
Si te ofrecen esclavitud a cambio de la rendición y ni siquiera te garantiza una mejora, es absurdo rendirse.
Así que, como esa parte de los manuales de Clausewitz de la buena guerra y el asedio ordenado,  le está fallando porque se niega a aplicarla en su conjunto, nuestro gobierno ha recurrido a otra.
Menos militar y más propagandística, menos de estrategia guerrera y más de campaña publicitaria.
Ha dado la vuelta a Shakira, Antonio Banderas, Julio Iglesias y algún que otro prescriptor publicitario de altos vuelos y ha hecho suyo el slogan inverso que hizo famoso Viceroy: No es lo que tengo, es lo que soy.
Vamos a ello en menos de lo que sube un post.

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