No voy a ir, mamá, porque hay hombres y mujeres
extrañas y crueles que, enfundados en ternos siempre grises y trajes de Chanel,
arrancan aquello que otros se ganaron con sudor en los días y con sangre de las
luchas para repartírselo en un festín perverso de corrupta avaricia.
No voy a ir, mamá, porque hay seres
armados que atacan a aquellos que deben escudar, defienden a aquellos que deben
detener y maltratan a quienes tienen que proteger.
No iré porque hay nuevos Herodes que,
con el fatuo orgullo que les da saberse poderosos, insultan, amenazan y
arrancan a los niños un futuro de saber y decencia para intentar hacerles casi
siervos y esclavos solo en su beneficio.
No iré porque hay postreras Salomés
que bailan su danza con la muerte, negándoles la salud y la cura a los que la
precisan, para ofrecer, en bandeja de plata, el dinero ganado con las muertes de
pobres, extranjeros y ancianos a su amo usurero.
No vamos a ir, mamá, pues no nos quedan
puentes bajo los que morar, establos en los que cobijarnos o bancos en los que
pernoctar, poblados todos ellos de ingentes cantidades de personas que
perdieron su casa, su vida y su futuro a manos de aquellos que prometieron
financiarla sin riesgo a treinta años.
No vamos a ir, mamá, pues las mulas
huyeron y los bueyes fueron sacrificados por aquellos que buscan comida en la
basura, consumen viandas caducadas y piden en las calles privados de trabajo y
salario para que otros repartan beneficios y obtengan dividendos sin moverse de
casa.
No iré porque nadie irá a verme,
cansados ya los pies de recorrer eternas carreteras por defender su mina,
agotadas las piernas de marchar cada día por angostos senderos para dar a sus
hijos un futuro de estudio, perdidos los andares de acudir cada día a los
mismos lugares para exigir derechos y terminar corriendo delante de los mismos.
No iré porque ya nadie podrá
cantar cuando vea que he ido. Ya con las voces roncas de gritar su desespero a
los cielos, con las gargantas rotas de llorar en silencio el mal que les traen
aquellos que deberían buscar el bien de todos juntos, hastiadas las palabras de
recorrer las calles exigiendo una justicia que siempre ha sido ciega y ahora
algunos convirtieron en sorda.
No iré, mamá, porque hoy en España no
queda sitio, hambre, miseria ni esperanza para una boca más.
Vas a ir hijo mío, como todos los
años.
Irás porque hay gente que arriesga sus
batas y sus togas y sus años de esfuerzo por darle a los demás aquello que fue suyo y que quieren quitarles.
Irás porque hay personas que aún
tienen sus moradas y se plantan en la puerta de las casa de otros para evitar
que sean arrojados de ellas, empleando su tiempo, su esfuerzo y su riesgo en
defender aquello que ellos aún no tienen perdido.
Iremos porque hay mujeres que se desnudan,
hombres que se encierran y otros que se embozan para seguir luchando para dar a
sus hijos un futuro ganado en el que puedan elegir lo que su saber y su estudio
les hayan concedido.
Vamos a ir porque hay gentes de
ciencia que dan clase en las calles para exigir futuro.
Porque hay gentes comunes que les
abren las puertas de sus bares a aquellos que huyen de la fuerza.
Porque hay gentes corrientes que
gastan sus gargantas, su menguado pecunio y sus tiempos escasos en buscar la
manera de enderezar el rumbo que otros les han torcido a todos.
Porque hay gentes calladas que al fin,
como principio, alzaron sus cabezas del refugio egoísta del miedo y la desidia
para ayudar a otros, para exigir que lo común sea de nuevo para todos y no solo
para unos pocos.
Porque hasta los abogados, sí hijo,
los abogados, defienden inocentes y buscan la manera de que se haga justicia.
Vas a ir, hijo mío, porque hoy en España
hay lucha, injusticia y esfuerzo necesario para una mano más.
De acuerdo, iré, mamá. Pero esta vez
no mientas.
No hagas creer a todos que llevo un
dios a mis espaldas para que agachen la cabeza y crean que soy la salvación.
Diles que, sí existí, solo fui uno
como ellos que se enfrentó al poder, que luchó como otros contra gentes
injustas, avaras y malvadas y que se resisitió a aceptar sin pelear su absurdo
cataclismo.
Hoy, no hace falta en España nadie que
se resigne y solo crea en mí. Hacen falta millones que alcen la
cabeza y crean en sí mismos.
Si haces eso, sí iré. Iré esta misma
noche.
1 comentario:
La verdad es asi, espero que la gente se alze y empiece a movilizarse para poder ir cintra este gobierno de mierda....
Y como siempre y no me canso de decirtelo eres un FENOMENO.
FELIZ NAVIDAD PARA TI Y LOS TUYOS.
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