Ya no somos todos Charlie Hebdo.
La policía alemana detiene a un periodista en un aeropuerto y nos olvidamos de que todos somos Charlie Hebdo.
Detiene al periodista de Al Yazira Ahmed Mansur para dar curso a una orden de arresto internacional emitida por Egipto que, aunque creamos que nos venga bien, es un régimen militar totalitario que reprimió a su población y anuló unas elecciones por el simple motivo de que su resultado no les gustó y tampoco a nosotros y nos olvidamos de que todos somos Charlie Hebdo.
Como el nombre del detenido es árabe y trabaja para una cadena cuya línea política -que tiene derecho a tenerla, como nuestros medios de comunicación- no no coincide con le que le viene bien al occidente atlántico, nuestros periódicos y televisiones miran a otro lado, no se preguntan en sus tertulias cómo es posible que se mantenga un tratado de extradición con un régimen que ejecuta a sus reos tras juicios sumarísimos y olvidan que todos somos Charlie Hebdo
Como nuestros gobiernos creen que el gobierno ilegítimo y dictatorial de Egipto paró a esos "islamistas malos" llamados los Hermanos Musulmanes fingen no darse cuenta de que cierran medios de comunicación acusados de terrorismo, que secuestran publicaciones y que envían a la cárcel a periodistas y ciudadanos de a pie solamente por opinar en las redes sociales y olvidan que todos somos Charlie Hebdo.
Como el gobierno alemán no es un puñado de fanáticos sangrientos y furiosos le dejamos pasar por encima de la libertad de expresión, como el gobierno Egipto nos hace de atrapa sueños de nuestras más peores pesadillas yihadistas, le dejamos saltarse a la torera la libertad de información; como el que sufrirá e incluso morirá no tiene nuestra sangre ni nuestra religión, nuestra ideología, le abandonamos a su suerte y dejamos que pisoteen sus derechos individuales.
Es fácil reclamar libertad cuando son nuestros enemigos quienes la conculcan, cuando es a nosotros y a lo que queremos escuchar a lo que atacan, cuando vienen a la puerta de nuestra casa a quitárnosla a miedo, sangre y fuego. Tiene su valor, pero si solamente lo hacemos en esas situaciones, lo pierde por completo.
Reclamar la libertad de expresión y de información para otros, aunque piensen de forma diferente y hacerlo contra nuestros propios gobiernos cuando no nos la restringen a nosotros pero colaboran con regímenes y Estados que sí se la restringen o quitan a otros es lo que da valor universal a la defensa de la libertad de expresión e información.
Y no veo miles de personas manifestándose en la calle ni a todos los políticos europeos e israelíes desfilando del brazo para protestar por el flagrante atentado contra la libertad de prensa que supone que Alemania se piense siquiera extraditar a Ahmed Mansur a Egipto acusado ni mas ni menos que de tortura.
Antes de asegurar que somos algo y defendemos algo quizás deberíamos pensar si estamos dispuestos a hacerlo y defenderlo aunque no nos venga bien.
Así que va a ser que no. No todos somos Charlie Hebdo.
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