Hoy el editorial de El País va de natalidad y una vez más se ha cubierto de gloria.
“Los partidos políticos deben incluir en sus programas medidas para facilitar la maternidad”
La primera en la frente. Ya empezamos mal.
¿La maternidad?, ¿y la paternidad? Hasta ahora las únicas medidas que se han tomado son para favorecer la maternidad y no sirven de mucho por lo que dicen los números. Pero El País insiste en considerar que la natalidad es algo que solo es cuestión de las mujeres.
“Ahora que se acercan unas elecciones generales, los partidos deberían especificar qué piensan hacer al respecto”.
¿Al respecto de qué?, ¿de mejorar las condiciones para la natalidad? ¡Magnífico de nuevo!
Solo tenemos hijos si el Estado nos lo pone fácil, si nos lo paga, en definitiva. Una llamada a la responsabilidad como humanos maravillosa.
“La experiencia de algunos países nórdicos indica que se puede revertir la tendencia incidiendo sobre las condiciones que favorecen y protegen la maternidad: permisos a compartir entre ambos progenitores, guarderías asequibles y reducción de la jornada laboral por crianza son algunas de las que se han revelado eficaces”.
Aquí ya la manipulación por omisión se hace evidente. Siempre los países nórdicos de ejemplo.
Pero resulta que los permisos no son compartidos, son simultáneos de ambos progenitores y obligatorios los tres primeros meses en beneficio del recién nacido. ¡Vaya, alguien que se ha dado cuenta que sin paternidad no hay natalidad, que la maternidad es imposible sin paternidad! Alguien que no tiene como prioridad apartar la figura del hombre del ciclo reproductivo.
¿Y la reducción de jornada? En un país en el que los suelos son casi tres veces los españoles se puede asumir la pérdida de ingresos pero en España, con sueldos medios de 1.200 euros es imposible para cualquier familia -No olvidemos que el 83% de los hijos los tienen parejas heterosexuales, aunque el editorial lo obvie y nos retrotraiga al paleolítico inferior, cuando se creía que eran la mujer y la luna quienes engendraban los hijos por su cuenta-.
Parece ser que como no se puede proponer como medida que solamente se suba el sueldo a las mujeres -sería demasiado descarado- se decide obviar el pequeño, pequeñísimo problema que para la jornada reducida suponen los sueldos precarios españoles.
“Está demostrado que la fecundidad es más alta donde la tasa de empleabilidad de las mujeres es mayor. Justo lo contrario de lo que ocurre en España. En estos momentos, el coste de la maternidad recae sobre la hoja laboral de las mujeres, lo que en la práctica se ha convertido en un factor adverso: las empresas evitan contratar a mujeres en edad de procrear”.
Cierto. Y el aumento de la tasa de empleabilidad de las mujeres pasa por igualar sus condiciones con las de los varones, empezando por aumentar hasta equiparar las prestaciones por paternidad (permisos, ayudas, reducciones de jornada, etc) a las de la maternidad. Si los dos son igualados al alza las empresas ya no verán en el varón mejor ratio empleo/rendimiento.
Sin embargo, se pide que a los hombres, los varones, los padres, se les deje varados en su paternidad -a expensas de lo que la madre quiera compartir con ellos- mientras a las mujeres se les conceden más privilegios
¿De verdad creemos que eso cambiará la tendencia de contratación en las empresas o la empeorará al poder recurrir a varones que no tienen ningún derecho laboral en virtud de su paternidad?
“Hay mucho por hacer, y es urgente darle prioridad”.
Sí, sobre todo dejar de fingir e intentar hacer ver que la natalidad es un ámbito exclusivo de la mujer y que solo depende de ella como parece hacer El País.
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