Durante meses los expertos y opinadores políticos europeos han criticado al gobierno griego encabezado por Alexis Tsipras por su negativa a ceder en las negociaciones de la deuda griega.
Han escrito de ellos que eran inconscientes, ingenuos, cabezotas como niños pequeños. Eso los más condescendientes, que los más combativos no han bajado del epíteto de radical a todas horas.
En toda esa cascada de calificativos, a la Europa de traje, corbata y maletín de cuero se le han escapado dos: honestos y leales.
Honestos porque lo único que han hecho Tsipras Varoufakis y demás ha sido intentar cumplir lo prometido, leales porque han sido fieles a su pueblo -su ciudadanía, perdón, que ahora si dices pueblo, pareces un rojo pro soviético- por encima de cualquier otra cosa
Y ahora, con las negociaciones empantadas, con el Eurogrupo empeñado en decir que no a un acuerdo por 100 millones de euros, con las pensiones griegas en el disparadero, se ganan otro epíteto nuevo: demócratas
Porque, antes de firmar un acuerdo que va en contra del mandato que los griegos les dieron en las urnas, convocan un referéndum para preguntar si Grecia lo quiere o no. Si está dispuesta a cambiar de opinión. Vamos, les recuerda a todos los que recorren los pasillos del poder en Bruselas la más elemental definición de democracia: la soberanía reside en el pueblo.
La residente en la Cancillería Federal alemana habría pedido el refrendo del Parlamento, el inquilino del Elisio hubiera incluido en las consultas a las fuerzas sociales y escuchado su posición. Y los actuales inquilinos de Moncloa, bueno, ellos se hubieran limitado a incumplir sus promesas dando cualquier excusa -lo que han estado haciendo toda la legislatura-.
Pero el gobierno griego, no. Se limita a tirar de democracia y darle a los helenos la ocasión de decidir sobre su futuro en un referéndum.Es simple, radicalmente simple.
Y los habrá que digan que es incómodo pero, lo siento se llama democracia; que demora las decisiones pero, lo lamento, se llama democracia; que supone dejar las decisiones en manos de gentes que nada saben de economía pero, déjenme que lo repita una tercera vez, lo siento, se llama democracia.
Va a resultar que al final tenían razón. El Gobierno griego es un grupo de radicales en la más estricta acepción de la palabra. Aplican las raíces de la democracia que exigen darle al pueblo la soberanía sobre las decisiones sobre su presente y su futuro. ¡Son radicalmente democráticos!
Pero, claro, ese radicalismo no pueden reconocerlo porque, si por tener en cuenta a su gente el gobierno griego es radicalmente democrático, ¿en qué se convierten ellos que ni lo escuchan ni lo tienen en cuenta y en España hasta lo criminalizan por protestar?, ¿en "moderadamente democráticos"? Suena a que no se es demócrata del todo. Vamos, la realidad.
A lo mejor terminan teniendo que reconocer que defender la dignidad de un país no está en discutir quien, por qué y qué situación se usan o no se usan los símbolos y enseñas nacionales, sino en respetar los deseos de los gobernados y ajustarse a ellos cuando se gobierna.
Que esto de Grecia con la democracia va a ser como lo Inglaterra con el fútbol. A lo mejor no son los que mejor lo juegan ni los que mejor les va con él, pero son los que tienen más claro como debe jugarse
Al fin y al cabo para algo lo inventaron.
Pero el gobierno griego, no. Se limita a tirar de democracia y darle a los helenos la ocasión de decidir sobre su futuro en un referéndum.Es simple, radicalmente simple.
Y los habrá que digan que es incómodo pero, lo siento se llama democracia; que demora las decisiones pero, lo lamento, se llama democracia; que supone dejar las decisiones en manos de gentes que nada saben de economía pero, déjenme que lo repita una tercera vez, lo siento, se llama democracia.
Va a resultar que al final tenían razón. El Gobierno griego es un grupo de radicales en la más estricta acepción de la palabra. Aplican las raíces de la democracia que exigen darle al pueblo la soberanía sobre las decisiones sobre su presente y su futuro. ¡Son radicalmente democráticos!
Pero, claro, ese radicalismo no pueden reconocerlo porque, si por tener en cuenta a su gente el gobierno griego es radicalmente democrático, ¿en qué se convierten ellos que ni lo escuchan ni lo tienen en cuenta y en España hasta lo criminalizan por protestar?, ¿en "moderadamente democráticos"? Suena a que no se es demócrata del todo. Vamos, la realidad.
A lo mejor terminan teniendo que reconocer que defender la dignidad de un país no está en discutir quien, por qué y qué situación se usan o no se usan los símbolos y enseñas nacionales, sino en respetar los deseos de los gobernados y ajustarse a ellos cuando se gobierna.
Que esto de Grecia con la democracia va a ser como lo Inglaterra con el fútbol. A lo mejor no son los que mejor lo juegan ni los que mejor les va con él, pero son los que tienen más claro como debe jugarse
Al fin y al cabo para algo lo inventaron.
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