Dicen los que presumen de saber lo que hay en la cabeza de nuestros gobernantes que el ínclito Don Mariano, el presidente que nuestros sufragios pusieron en Moncloa, confía en ser reelegido si en lo que queda de año se crean 800.000 puestos de trabajo.
Porque dicen que Don Mariano considerará así que cumplirá su promesa electoral mas rutilante, más reiterada, más recordada. Esa que hizo cruzado de brazos ante una oficina del desempleo: "cuando yo gobierne, bajará el paro".
No sé si considerar que Don Mariano es simple por naturaleza y cree que el hecho de que haya un parado menos que cuando accedió al Gobierno en 2011 puede compensar todo lo que ha hecho y ha dejado de hacer en otros asuntos.
A lo mejor es tan limitado que superar en un empleado a su némesis y obsesión José Luis Rodríguez Zapatero le hace creer que lo ha hecho bien, le hace irse tranquilo a la cama pensando "le he ganado, lo he hecho mejor que él, soy mejor presidente que los socialistas" y con eso tiene bastante.
Pero me temo que el problema de la percepción de Don Mariano es otro. Me temo que lo que pasa es que piensa que los simples somos nosotros y que nosotros consideremos su promesa como una promesa simple y no compleja
Y por eso cree de profundis que si pasa y repasa ese dato, ese único parado menos, por delante de nuestros ojos, ávidos de contemplar la salida de la crisis, nosotros consideraremos que ha cumplido sus promesas, no nos daremos cuenta que más del 70% de esos puestos de trabajo no son a jornada completa, son contratos de días e incluso horas, cobran un 35% menos de sueldo medio del que se cobraba en 2011, que son puestos que tienen menos seguridad jurídica y más precariedad salarial.
Y de paso que hará que nos olvidemos de todo lo demás.
De que todos lo miembros de su Guardia de Korps política han metido la mano en la caja pública, de los sobres de Génova, del desmantelamiento de la sanidad pública, de las subidas de impuestos, de la política de convertir la educación en un negocio y mecanismo de adoctrinamiento, del despilfarro en corridas de toros mientras se recorta en becas, del ataque frontal contra la actividad política social, del abandono de las personas dependientes, del rescate bancario, de la carga xenófoba de su política de inmigración, de su estalinista intento de control de los medios de comunicación, de su amnistía fiscal a los grandes defraudadores, de su política de enfrentamiento autonómico,... ¿sigo?
Me temo que ese intento de Don Mariano es creer que si nos puede decir "Veis, he cumplido mi promesa, el paro ha bajado" cuando la sociedad española le eche en cara cualquier otra cosa podrá decir lo de siempre "Yo lo he hecho mejor que los socialistas".
Yo no le voté así que me limitaré a torcer el gesto con disgusto y seguiré sin votarle, pero aquellos que le dieron sus votos quizás, solo quizás, deberían contestarle "le pusimos en Moncloa para que lo hiciera bien. No nos sirve que solamente lo haya hecho un parado mejor que José Luis Rodríguez Zapatero. Él es su obsesión, no la nuestra".
Pero eso también me temo que no pasará.
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