Mientras la dura y sedosa Lagarde se dedica a hacer demagogia con los impuestos de otros mientras ella no paga ni los suyos, hay otras gentes en esto de Europa que se han decidio por fin a aplicar algo de cordura y a hacer la gran pregunta.
Se llama Michelle Barnier y antes de hablar se hasentado en su despacho y ha hecho lo que muchos, abrir una interrogación.
¿Por qué no pueden quebrar los
bancos?, ¿por qué tienen mayor protección estatal e internacional que cualquier
otra empresa del mundo si su objetivo es ganar dinero como el de todas las
demás?
Es una pregunta que aunque todos nos
hemos hecho alguna vez ahora no hacemos otra cosa que repetirnos. Ahora que la
incapacidad o la avaricia de los gestores de las entidades financieras nos
drenan los recursos que deberían utilizarse para otras muchas cosas nos la repetimos
y no encontramos una respuesta plausible.
No la encontramos porque no la hay.
No hay motivo alguno para que las quiebras
bancarias deban ser evitadas, pagadas y solucionadas por los gobiernos, se ha dicho Barnier. Y es difícil quitarle la razón.
La excusa de los ahorradores es tan
absurda como antigua pero no explica porque los gestores bancarios pueden abrir
sumideros por los que se escapa el dinero de todos.
O al menos no lo sería si no se fuera
tan displicentemente flexible con las entidades bancarias y se permitiera que
no tengan siempre en provisión de fondos el dinero que es de sus clientes y no
suyo y que solamente muevan, comercien y arriesguen aquel que generan sus
servicios financieros.
No lo sería si los gobiernos no
hubieran permitido que los bancos se lanzaran a una suerte de carrera suicida
por el mercado hipotecario, si controlaran los productos hipotecarios que
ofrecen y se aseguraran de que se mantenían dentro de unos niveles de
viabilidad financiera que no originaran posteriormente niveles excesivos de
morosidad o riesgos elevadísimos de impago.
Los ahorradores no servirían de excusa
para que se consintiera a la banca tomara del dinero público lo que había
dilapidado en sus negocios privados si existieran auténticos controles de
solvencia financiera, si se auditaran periódicamente sus cuentas y sus
negocios, si se les impidiera arriesgar de forma ilimitada y descontrolada más
dinero del que tienen o del que generan sus servicios.
Así que a la pregunta de ¿por qué hay
que evitar que la banca quiebre? sólo se me antoja una respuesta.
Porque los Estados, aquejados de esa
suerte de virus desregulador perenne en todos los gobiernos económicamente
liberales, no han hecho lo que tenían que hacer.
Hay que cubrir la irresponsabilidad de
la banca y de los sistemas financieros convertidos en pozos negros porque son
el reflejo de la irresponsabilidad de los gobiernos sucesivos de distinto signo
y condición.
Y los ahorradores son la excusa
perfecta para ello. Para que los gobiernos puedan devolver favores de créditos
electorales, de financiaciones de obras y proyectos mal planteados y que
solamente responden a los intereses particulares o sectarios de una u
otra formación política.
Pero dentro de toda esta cadena de
irresponsabilidades hay una que resulta mucho más acuciante, mucho más
incomprensible, mucho más absurda.
Desde A Coruña hasta Madrid, desde
Valencia hasta Barcelona, se ha puesto de moda, algo que clama contra más
pura de las lógicas y contra la más sencilla de las coherencias.
Los accionistas preferenciales de
Bankia, de las cajas gallegas, de la CAm se manifiestan, se indignan, se
organizan ni más ni menos que para pedire, no, rectifico, para exigirle al
Gobierno que cubra las pérdidas de esas entidades financieras.
Para que ellos, pobres accionistas, no
sufran el varapalo económico de la mala gestión de esas entidades.
Podría decir que resulta sorprendente,
pero en realidad mentiría. Solamente resulta indignante.
Son ellos los que han tirado al
sumidero económico todas esas entidades. Eran su responsabilidad, eran sus
inversiones. SI no han sabido hacerlas no tienen ningún derecho a que sea el
Estado el que les evite perder dinero.
Y da igual que sea un abuelito
jubilado que un bróker del parqué madrileño. Es su inversión, es su dinero, es
su responsabilidad.
Son ellos los que han tirado el precio
de las acciones de Bankia intentándolas vender a cualquier precio para
minimizar pérdidas, son ellos los que han consentido el despilfarro, la mala
gestión.
Si las cosas hubieran ido viento en popa no hubieran aceptado que el gobierno tomara su dinero para cubrir sus errores de gestión ¿verdad?. La reciprocidad es la base de la justicia, así que si sus dividendos son suyos y exclusivamente suyos, sus pérdadas tambien han de serlo. Es tan antiguo como la lógica, tan viejo como la madurez.
Si no querían que eso ocurriera que
hubieran prestado atención en las Juntas de Accionistas, que hubieran exigido
un desglose de las cuentas, que hubieran controlado las acciones de aquellos
que eran incuestionables e incuestionados mientras los dividendos fluían a sus
cuentas corrientes -estuvieran estas en España o en el extranjero, por cierto-.
Son ellos los que estabas a las
maduras y son ellos los que tienen que estar a las duras.
Ni los demás, ni el gobierno tiene
porque tratarles como ahorradores cuando solamente eran especuladores.
Aficionados, muchos de ellos, pero especuladores.
Y además se indignan cuando el
comisario europeo de finanzas Barnier anuncia -en un arranque de lógica que
llega varios siglos tarde, pero que llega por lo menos- que a partir de ahora
serán los accionistas los que afronten y se responsabilicen de la quiebra de
las entidades financieras.
Porque la lógica es tan aplastante,
tan sencilla, que resulta absurdamente lógico que a nadie se le haya ocurrido
hasta ahora.
Si los accionistas tienen el derecho
de recibir los beneficios de una actividad -bancaria, empresarial o la que sea-
en la que no participan con nada salvo su capital, tienen también la
responsabilidad de cubrir las pérdidas de esa actividad aunque no participen
nada más que con su capital.
Mientras los accionistas se empeñan en
comportarse como niños enrabietados porque no les han salido bien las cuentas y
un niño mayor les ha pedido el dinero para una fiesta y luego se lo ha gastado
en otras cosas, Barnier les dice lo que toda madre pedagógica les diría:
"así aprenderás a no darle tu dinero a cualquiera. Eso era para el
bocadillo. No para fiestas, así que haber comprado el bocadillo".
Los accionistas de ninguna de esas
entidades tienen derecho a reclamar .ni mucho menos a exigir- ayuda alguna del
Gobierno. Tienen derecho a ir a los tribunales y exigir a la entidad
responsabilidades por lo ocurrido.
A exigir que se embarguen los bienes de los
ejecutivos para cubrir sus desmanes -si procede judicialmente-, a solicitar que
se saquen los bienes de las entidades a concurso de acreedores o a cualquier
otra acción judicial contra ellos, pero a no a exigir a los gobiernos que
cubran sus errores en la inversión. No a hacer lo mismo que han hecho los
gestores de sus entidades hasta ahora.
Por lo menos, tras una eterna
adolescencia de desregulación e irresponsabilidad, alguien parece dispuesto a
recordarle al dinero que es adulto. Que todo derecho lleva aparejada una
responsabilidad. Que tiene que crecer.
Que también en lo financiero, la mayoría de edad ha llegado y que o se está a las duras y a las maduras o es mejor no estar desde el principio.
1 comentario:
Toda la razón en que los abueletes son especuladores como el que más, aficionados pero especualadores, ¿o se creían que el 7% se lo daban porque si, mientras que en la cuenta de ahorro (entonces) te daban el 2%?
Si, siempre habrá algún caso de quien no se enteró por su ignorancia o estulticia, pero mezclados van muchos especualadorcillos que como los de la burbuja inmobiliaria, los sellos de Forum Filatelico, los pagarés de Ruiz Mateos, y otros mas.
Y efectivamente, los accionistas han de asumir la responsabilidad de su empresa con todo su capital. Y luego hablamos de si hace falta más dinero o no y si se pone o no se pone o quien lo pone y a cambio de que.
Pero me parece que has mezclado los dos casos, el abuelete especulador que se metió en preferentes, muchas veces esperando no llegar a ser accionista, y las quejas y gañidos de los accionistas puros, que estos si que han sido accionistas por su elección al 100% y no tienen nada de qué quejarse. los anteriores, de poco, que conste.
Publicar un comentario