Hay
situaciones que cuando cambian nos ayudan a comprender. Nos permiten darnos
cuenta de que la justicia no es algo que pueda volverse cuando nos conviene, de
que es algo que es independiente de nuestras necesidades, de nuestras
preferencias. Hay situaciones que nos permiten aprender que lo justo es justo,
aunque nos perjudique, aunque nos venga mal.
Y
en esas se encuentran ahora muchas de las mujeres que se acogieron a una
situación que sabían injusta, que en lo más profundo de sus reflexiones sabían
desequilibrada pero a la que se agarraron con uñas y dientes por el simple
hecho de que les venía bien, de que servía a sus fines y de que les permitía
conseguir sus objetivos.
Un
juez decreta en Zaragoza una custodia compartida de un menor en un caso de
divorcio y ¿qué hace la madre? Se niega a aceptar la sentencia. Así sin
más.
Acostumbradas
como están algunas mujeres a que este ámbito su palabra es ley y su deseo se
transforma automáticamente en reglamento de obligado cumplimiento decide que
ella no tiene por qué privarse de la convivencia con su hija durante seis meses
al año para que la niña comparta su vida con su padre y se niega a entregarla.
¿Y
qué ocurre? Pues básicamente nada. Si un padre decide que él no tiene bastante
con dos días de cada quince para convivir con sus hijos y decide quedárselos en
contra de una sentencia judicial se pone en marcha todo un mecanismo policial y
punitivo, se le acusa de secuestro, se le detiene incluso antes de comprobar
los cargos o las acusaciones.
Pero
una mujer aragonesa decide que contraviene una sentencia judicial que el obliga
a permitir que su hija conviva con su padre, la mantiene once días retenida en
contra de la ley y no hay tribunal que emita orden de arresto, no hay agentes
gubernativos que la saquen de su casa en mitad de la noche para arrojarla a una
celda y llevar a su hija con su padre.
No
pasa nada.
El
desequilibrio del sistema es evidente pero claro, a ningún juez le gusta que se
pasen sus sentencias por el arco del triunfo, por muy mujer y madre que seas.
Así que al final la mujer transige y entrega a la niña con once días de
retraso.
La
niña tiene once años y solamente ha vivido con su madre y claro, su madre dice
que ella se niega a vivir con su padre. Y hasta puede que tenga razón.
Pero
lo que resulta realmente sorprendente es la cascada de declaraciones que ha
vertido esta mujer cuando se ha opuesto a una sentencia judicial.
Según
ella “su manifestación era una queja ante
la ley y en ningún momento ha querido "desobedecer ninguna resolución o
autoridad judicial"
¡Ah
bueno!, es que no nos habíamos dado cuenta de eso. Si se incumple una sentencia
judicial solamente para protestar entonces no se incurre en delito de retención
ilegal, de incumplimiento de resolución judicial, de secuestro. ¡Haber empezado
por ahí!. Los hombres se encadenan delante los juzgados, hacen huelgas de
hambre, se manifiestan o hacen juegos malabares para protestar por las
sentencias injustas con respecto a las custodias de sus hijos, pero si los
retienen o se los llevan sin permiso son detenidos y juzgados por secuestro y
otro buen puñado de delitos.
Pero
a ella. Ella es mujer y madre. Ella puede elegir como forma de protesta
cometer un delito. Hasta ese punto ha llegado la arrogancia de las que creen
que la ley las tiene que proteger en cualquier circunstancia.
Y
la cosa sigue
La
susodicha afirma que está en contra de la Ley Aragonesa de Custodia Compartida
porque "se hizo sin consultar a los
operadores jurídicos necesarios como son jueces, funcionarios y abogados de familia,
procuradores o psicólogos especialistas en derecho de familia".
Ahora,
que la ley la perjudica empieza a cuestionarse cómo se elaboran las leyes. No
lo hizo cuando el sistema de custodias anterior -que la beneficiaba a ella y
aun 96 por ciento de las mujeres- también se elaboró de idéntica manera.
¿entonces
no importaba que los jueces estuvieran en contra, que los fiscales lo
consideraran injustos, que los psicólogos alertaran sobre los riesgos de
desarraigo parental?, ¿entonces no importó nada de eso?
Pero
ahora sí. Ahora la ley tiene que hacerse consultando con los jueces -que por
cierto no se muestran en contra-, con los fiscales -que tampoco- y con los psicólogos
-que me temo que querrá decir psicólogas, todos sabemos afectas a que emporio
ideológicos-.
Si
esta mujer y otras muchas hubieran antepuesto la justicia y la lógica a sus
propios deseos personales y sus necesidades de vindicación contra sus ex
parejas es muy posible que ahora su hija no se opusiera a convivir con su padre
porque no sería un extraño para ella. Porque llevaría desde los cinco meses
compartiendo amplios periodos de tiempo con él y para ella el trauma sería que
la alejaran de uno u otro de sus progenitores. Como es lógico y normal.
Pero
ahora, que la ley se ha rehecho y ella no sale beneficiada se atreve a decir
que dedicará “todos sus esfuerzos a la
concienciación de la sociedad española tendente a la derogación de la Ley con
el fin de que elaboren un nuevo texto quienes realmente viven la problemática
del derecho de familia y conocen las soluciones más adecuadas para cada caso
concreto”.
¡Vaya
por dios! Resulta que cuando un hombre hace eso, cuando las asociaciones de
divorciados, de abuelos separados de sus nietos o cualquier otra entidad hace
lo mismo con la lay de violencia de género, con el Síndrome de Alienación Parental
o con la custodia individual se les acusa de machistas, de ir en contra de los derechos
de la mujer y de defensores de maltratadores y de no sé cuántas cosas más, pero
una mujer sí puede pedir lo que llevan demandando todos esos colectivos durante
una década o más.
¿Quienes
viven para ella la problemática del derecho de familia? ¿las abogadas de las
asociaciones feministas?, ¿las juristas de Themis y asociaciones por el
estilo?, ¿las psicólogas de asociación feminista que consideran que el hombre
es un perjuicio per se para sus hijos?
Porque
supongo que los abuelos apartados de sus nietos no viven esa problemática, que
los padres apartados de sus hijos no viven esa problemática, que los hijos que
sienten a sus padres como extraños no viven esa problemática.
Supongo
que los juristas que está hartos de tener que condenar a una multa a un hombre
porque el odio y el deseo de venganza de una mujer le lleva a demandarle por
devolver dos horas tarde a su hijo en el día de su cumpleaños no tienen nada
que decir Supongo que los policías nacionales que ya sienten vergüenza de
presentarse en la casa de un padre porque una mujer ha presentado la enésima
denuncia por secuestro porque, día tras día, sus hijos prefieren ir a estudiar
después del colegio a casa de su padre -que vive a dos manzanas- que a la suya
por mucho que ella tenga la custodia judicial tampoco tienen que ser
consultados para esto.
Supongo
que solamente tendrán que ser consultados aquellos -o me temo que aquellas- que
la den la razón.
Y
el final de esta escalada de repentina conciencia de la justicia que aqueja a
alguien que ha estado beneficiando de la injusticia durante once años es su
declaración final.
“La imposición de un tipo de custodia,
solo puede traer errores monumentales porque cada caso concreto requiere una
solución y el juez debe tener las herramientas variadas para aplicar en cada
caso concreto”.
En
eso tengo quedarle la razón ¡Ha visto la luz!
Cual
Saulo caído del caballo está mujer ha comprendido que no se puede imponer un
sistema de custodia. No se puede hacer lo que se estaba haciendo. Dar la
custodia a la mujer por el artículo 14 -bueno, en realidad por el 42-.
Porque
el 96 por ciento de los hombres de este país no pueden ser malos padres. Porque
el 96 por ciento de los abuelos paternos no pasan de sus nietos, porque el 96
por ciento de los hijos no quieren ver como se alejan de sus de sus vidas unos
padres a los que querían un día antes de que se divorciaran de sus madres.
Pero
al igual que el cazador de hombres convertido en apóstol, esta mujer tiende a
ignorar el hecho de que ella estaba en las filas de aquellas que llevan tres
décadas imponiendo un sistema de custodia injusto simplemente porque les viene
bien en lo ideológico y en lo económico. Puede que su dios pasara por alto esa
pequeña incoherencia de Saulo pero la sociedad española ya no puede permitirse
ese lujo.
La
ley aragonesa de custodia compartida -como el resto de las leyes de custodia
compartida- no impone esa modalidad de custodia. Simplemente la aplica en caso
de que no haya acuerdo entre los que se divorcian.
Y
eso es algo que nuestra amiga maña olvida. Si ella no es capaz de llegar a un
acuerdo de custodia con su ex marido, prevalece el derecho del menor a seguir
en contacto con sus dos progenitores por encima del suyo a considerar como una
propiedad a su hija.
¿De
verdad no puede ver la diferencia?
Si
hace once años se hubiera valorado de forma individual su caso y se hubiera
tenido en cuenta que su ex marido pidió en varias ocasiones ampliar el régimen
de visitas, que se mostraba dispuesto a un sistema de custodia compartida -que
entonces no se contemplaba- y que ha participado en la medida en la que
le ha sido posible en la vida de su hija es más que probable que ella nunca
hubiera conseguido la custodia en exclusiva de la menor.
¿De
verdad no puede captar esa realidad?
En
fin que, como viene ocurriendo con el emporio ideológico del feminismo anti
masculino en los últimos tiempos, ahora que ya no tienen la cobertura legal
garantizada tiran de amenazas y concluye con tan plausible afirmación “me
reservo el ejercicio de las acciones judiciales si su hija sufre cualquier tipo
de daño o perjuicio en la nueva situación”.
Ya
estamos presuponiendo el maltrato -su principal arma arrojadiza-, ya estamos
insinuando que los hombres perversos solamente quieren estar cerca de sus hijos
para maltratarlos y abusar de ellos.
Todo
sea que al final termine denunciando a su ex marido por el Síndrome de
Alienación parental que, claro, en su caso sí existiría.
Podrían
haber aprovechado el cambio legal para ver el ejemplo de los errores que ellas
habían cometido antes. Pero me temo que, como otras muchas veces, están
perdiendo la oportunidad para ello.
2 comentarios:
http://fonoteca.esradio.fm/2012-06-02/el-reportaje-violencia-domestica-y-denuncias-falsas-44869.html
Lo conozco. Es duro y real.
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