- No sé, mamá Ya no quiero ser nada
- Pero, ¿no querías ser bombero?
- Ya no, mamá. Ya no. Porque si soy
bombero tendré que ir a una casa a tirar una puerta porque y dentro me
encontraré alguien que estará muerto, colgado por el cuello. Y eso da mucha
pena, mamá, me da mucha pena.
- Pues puedes ser forense, mi rey. A
ti la serie esa de la tele siempre te ha encantado y decías que querías ser
como el hombre ese que casi no habla y siempre lleva gafas de sol ¿tampoco
quieres ser ya forense?
- Ya no mamá, Ya no. Porque cuando
entre en la casa que le han quitado a ese hombre por no poder pagarla tendré
que hacer un informe y tendré que decir que murió porque la cuerda le partió el
cuello o por asfixia o porque su cabeza se estrelló contra el suelo y no podré
poner en "causa de la muerte", falta de ayuda, ni insensibilidad
gubernativa, ni desamparo, ni desesperación ni ninguna de las verdaderos
motivos de la muerte. Y eso da mucha rabia, mamá, eso da mucha rabia.
- A lo mejor puedes ser solo médico,
cielito. Desde pequeño siempre te ha gustado ser médico, curar a la gente y
todo eso.
- Ya no, mamá, ya no. Porque si soy
médico curaré al señor que se arrojó por la ventana cuando perdió su casa y le
coseré las heridas y le salvaré la vida y sabré que cuando le dé el alta no
tendrá donde ir, no tendrá que comer y no le habré salvado la vida para
alargarle un día la miseria y prolongarle una jornada más la desesperación. Y
eso me deja triste, mamá, eso me deja muy pero que muy triste.
- Puedes hacerte funcionario, cariño
¡Ya sé, funcionario de justicia que son a los únicos a los que no van a echar!
¿no quieres ser funcionario de justicia?
- Tampoco, mamá, tampoco. Porque
tendré que ir a tres o cuatro casas cada día para decirle a la gente que se
vaya, que ponga sus muebles en la calle, que saque su existencia hasta la acera
y tendré que bajar la cabeza y poner cara seria mientras oigo sus llantos,
mientras veo sus vidas tiradas en la acera y no podré hacer para pararlo. Y eso
da mucha lástima mamá, eso da mucha lástima.
- Pues hazte policía, pequeñín.
Siempre te han gustado los juegos de policía con la placa, las esposas y todo
eso.
- Ya no, mamá, ya no. Porque si me
hago policía tendré que bajar el cadáver del hombre que se colgó y preguntar a
la gente por qué se colgó y nunca podré detener a los culpables que seguirán en
sus despachos firmando ejecuciones de hipotecas y denuncias por impago y que
aunque hayan causado la muerte de esa gente la ley dice que no han cometido delito
alguno porque ser insensible y egoísta no es ningún delito. Y a lo peor hasta
tengo que pegar con la porra a aquellos que se quejan porque eso no es justo. Y
eso me da mucho coraje, mamá, me da mucho coraje.
- ¡Ya lo sé, hijo mío! Hazte juez. Así
podrás juzgar lo que está bien y está mal y parar esas cosas. A ti siempre te
han gustados las pelis de abogados.
- Ya no, mamá, ya no. Porque si me
hago juez y digo que esa ley ya no es justa, que esa ley perjudica a los que
nada tienen y favorece a los que tienen todo, llegaran otros, que serán más
jueces que yo, y dirán que no hay que hacerme caso, que mis informes no son
vinculantes para salvar la cara al gobierno que les puso en el cargo. Y eso me
enoja mucho, mamá, eso me enoja mucho.
- Pues vas a tener que ser político.
Así podrás ganar las elecciones y cambiar las cosas y hacer nuevas leyes más
justas. Siempre te gustó mandar, hijo mío.
Ya no, mamá, ya no. Porque si soy
político y acabo gobernando tendré que dejar que esa gente se mate porque lo
pierde todo porque tendré que proteger a los que me dieron el dinero para ganar
las elecciones. Y cuando vaya al congreso o al ministerio tener que ver los
rostros de todos los que quedan, los que aún no se han matado por miseria y
desesperación, mirándome con rabia, quejándose de las cosas que no hago,
protestando y echándome la culpa de que mi insensibilidad y mi falta de
compromiso con la sociedad haya llevado a decenas de personas a la muerte, a
millares a la desesperación y a millones a la miseria. Y eso da mucho miedo, mamá,
eso da mucho miedo. Y además...
- Además ¿qué?, pequeñín.
- Tendría que mirarme al espejo cada
día después de que la gente muriera de desamparo por mi culpa.
Y me daría vergüenza, mamá, me daría mucha vergüenza.
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