viernes, octubre 26, 2012

La fábula infantil del niño y el desahucio

- Y ¿tú qué quieres ser de mayor, mi rey?
- No sé, mamá Ya no quiero ser nada
- Pero, ¿no querías ser bombero?
- Ya no, mamá. Ya no. Porque si soy bombero tendré que ir a una casa a tirar una puerta porque y dentro me encontraré alguien que estará muerto, colgado por el cuello. Y eso da mucha pena, mamá, me da mucha pena.
- Pues puedes ser forense, mi rey. A ti la serie esa de la tele siempre te ha encantado y decías que querías ser como el hombre ese que casi no habla y siempre lleva gafas de sol ¿tampoco quieres ser ya forense?
- Ya no mamá, Ya no. Porque cuando entre en la casa que le han quitado a ese hombre por no poder pagarla tendré que hacer un informe y tendré que decir que murió porque la cuerda le partió el cuello o por asfixia o porque su cabeza se estrelló contra el suelo y no podré poner en "causa de la muerte", falta de ayuda, ni insensibilidad gubernativa, ni desamparo, ni desesperación ni ninguna de las verdaderos motivos de la muerte. Y eso da mucha rabia, mamá, eso da mucha rabia.
- A lo mejor puedes ser solo médico, cielito. Desde pequeño siempre te ha gustado ser médico, curar a la gente y todo eso.
- Ya no, mamá, ya no. Porque si soy médico curaré al señor que se arrojó por la ventana cuando perdió su casa y le coseré las heridas y le salvaré la vida y sabré que cuando le dé el alta no tendrá donde ir, no tendrá que comer y no le habré salvado la vida para alargarle un día la miseria y prolongarle una jornada más la desesperación. Y eso me deja triste, mamá, eso me deja muy pero que muy triste.
- Puedes hacerte funcionario, cariño ¡Ya sé, funcionario de justicia que son a los únicos a los que no van a echar! ¿no quieres ser funcionario de justicia?
- Tampoco, mamá, tampoco. Porque tendré que ir a tres o cuatro casas cada día para decirle a la gente que se vaya, que ponga sus muebles en la calle, que saque su existencia hasta la acera y tendré que bajar la cabeza y poner cara seria mientras oigo sus llantos, mientras veo sus vidas tiradas en la acera y no podré hacer para pararlo. Y eso da mucha lástima mamá, eso da mucha lástima.
- Pues hazte policía, pequeñín. Siempre te han gustado los juegos de policía con la placa, las esposas y todo eso.
- Ya no, mamá, ya no. Porque si me hago policía tendré que bajar el cadáver del hombre que se colgó y preguntar a la gente por qué se colgó y nunca podré detener a los culpables que seguirán en sus despachos firmando ejecuciones de hipotecas y denuncias por impago y que aunque hayan causado la muerte de esa gente la ley dice que no han cometido delito alguno porque ser insensible y egoísta no es ningún delito. Y a lo peor hasta tengo que pegar con la porra a aquellos que se quejan porque eso no es justo. Y eso me da mucho coraje, mamá, me da mucho coraje.
- ¡Ya lo sé, hijo mío! Hazte juez. Así podrás juzgar lo que está bien y está mal y parar esas cosas. A ti siempre te han gustados las pelis de abogados.
- Ya no, mamá, ya no. Porque si me hago juez y digo que esa ley ya no es justa, que esa ley perjudica a los que nada tienen y favorece a los que tienen todo, llegaran otros, que serán más jueces que yo, y dirán que no hay que hacerme caso, que mis informes no son vinculantes para salvar la cara al gobierno que les puso en el cargo. Y eso me enoja mucho, mamá, eso me enoja mucho.
- Pues vas a tener que ser político. Así podrás ganar las elecciones y cambiar las cosas y hacer nuevas leyes más justas. Siempre te gustó mandar, hijo mío.
Ya no, mamá, ya no. Porque si soy político y acabo gobernando tendré que dejar que esa gente se mate porque lo pierde todo porque tendré que proteger a los que me dieron el dinero para ganar las elecciones. Y cuando vaya al congreso o al ministerio tener que ver los rostros de todos los que quedan, los que aún no se han matado por miseria y desesperación, mirándome con rabia, quejándose de las cosas que no hago, protestando y echándome la culpa de que mi insensibilidad y mi falta de compromiso con la sociedad haya llevado a decenas de personas a la muerte, a millares a la desesperación y a millones a la miseria. Y eso da mucho miedo, mamá, eso da mucho miedo. Y además...
- Además ¿qué?, pequeñín.
- Tendría que mirarme al espejo cada día después de que la gente muriera de desamparo por mi culpa. Y me daría vergüenza, mamá, me daría mucha vergüenza.

No hay comentarios:

Lo pensado y lo escrito

Real Time Analytics