Nahir, un comerciante callejero de Amman, está encantado de conocer a alguien que trabajaba en Televisión.
Él la devora incluso mientras está en su puesto del mercado vendiendo ropa y complemetos. Un pequeño aparato a pilas por el que cualquier museo de los medios occidental le pagaría una buena pasta con toda seguridad le mantiene siempre en tensión, en atención.
Su cara atisba Al Yazzira, desde los culebrones de mujeres veladas a los boletines informativos divididos por zonas que se producen cada media -sí señores, en Al Yazzira la programación no se suspende para la publicidad, se suspende para la información, ¡que cosas no!-.
Nahir habla español. Dice que estudió en España pero su cercanía a la colonia sefardi del otro lado del Jordan donde el español es la lengua habitual deja entrever que sus relaciones comerciales, no demasiado bien vistas por sus vecinos, sean el motivo más que probable del uso más que digno uso de esa lengua.
Y Nahir, como la mayoría de la gente en Amann o Madrid o Tel Aviv o Bogota se sorprende cuando no comparto su entusiasmo por trabajar en tan egregio medio de entretenimiento. ¿Cómo puede no gustarte?, pregunta sorprendido.
Como me habla de Coti -sí, del cantente argentino-, de Paulina Rubio y hasta de Alejandro Sanz, decido tirar de ipod -yo todavía no gasto iphone- y dejar que se lo explique alguien que lo ha cantado mucho mejor de lo que yo lo podría escribir. Y le presento al más lacónico y cansino de nuestros roqueros: Carlos Goñi.
Jaraneros,
sinvergüenzas, niñas de silicona,
camellos y machacas
de bar
strippers con futuro,
ex amantes, ex esposas
ex de todo en general.
Mercaderes de
miserias, nadie es lo que parece
o puede ser que justo
al revés.
Se vacían las cloacas
y las alcantarillas cada noche a las diez.
Bienvenido a la
televisión, un mundo lleno de color.
Bienvenido a la vida
ideal, amor y lujo en tu sillón.
Bienvenido a la
televisión, el ojo que todo lo ve.
Bienvenido al planeta
prozac, ¡qué más se puede desear!
Vendedores de basura
envuelta en túnicas de piel,
maestros en lo de
gritar.
Suena pompa y
circunstancia llegan los gladiadores,
periodistas de verdad.
Si esos son lo que
dicen, ¿tú qué opinas Rosetti?
algo no funciona bien.
Los secretos más
ocultos se vomitan cada noche a las diez.
Bienvenido a la
televisión, un mundo lleno de color.
Bienvenido a la vida
ideal, amor y lujo en tu sillón.
Bienvenido a la
televisión, el ojo que todo lo ve.
Bienvenido al planeta
prozac, ¡qué más se puede desear!
Después de escuchar tres veces lacanción con tremenda atención a la letra y arrugando el morro de disgusto ante los violentos ritmos de Revolver, Nahir me hace una pregunta, sólo una.
¿Qué es prozac?
Y me doy cuenta de por qué la televisión de entrenimiento es como es. Y no sé si darle las gracias a Goñi o a Nahir por la revelación.
Cuando se lo explico vuelve a arrugar la frente y comenta: Hassana, como los noumhnis -nombre por el que en los paises árabes se suele conocer a los drogadictos-, ahora entiendo. Bueno, ustedes por lo menos tienen strippers.
3 comentarios:
Me encantó porque lo sentí!
Fuerte abrazo!
Gracias.
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