lunes, septiembre 03, 2012

La nueva heroína del constructo del maltrato


"No, no, no, no”, ríe, coqueta, Neus Soldevila, cuando se le pregunta si tiene pareja. Suma 69 años y lleva pendientes grandes de aro, varios anillos, pulseras y una blusa rosa con bordados en el cuello."
 Así empieza su reportaje, entrevista o como se quiera llamar el producto periodístico que sirve para encabezar este post.
¿De quién habla?, ¿de una estrella de cine envejecida?, ¿de una diva que pese a sus años sigue de muy buen ver y ha mejorado en sus dotes interpretativas?, ¿de Sofía Loren, Angélica Houston o Pilar Barden?
No, así describe a una mujer que mato a su marido. Así habla de una persona tan cobarde que ni siquiera fue capaz de hacerlo ella misma y utilizó a sus hijos. Habla de una mujer que no sólo acabó con la vida de un ser humano sino que destrozó la vida de tres hijos suyos, menores por entonces, para hacerles cargar con su crimen, de una fémina que tuvo la independencia de sujetar el brazo de su hija de catorce años mientras esta apretaba el gatillo para disparar a su padre en la nuca.
Esa es la Dulce Neus. Esa es Neus Soldevila. 
Pero nada de eso se utiliza para su descripción, ni uno solo de los calificativos que estamos acostumbrados a leer cuando se introduce a asesinos en los medios de comunicación. Solamente importa que sea coqueta, como si eso marcara su carácter más que su condición de asesina.
Cabe preguntarse cómo se posicionaría la redactora -porque, claro, siempre es redactora- ante este perfil si el nombre fuera masculino, si la entrevista fuera a un individuo varón que hubiera cumplido 28 años por matar a su pareja -femenina, por supuesto- y hubiera destrozado la vida de sus hijos.
La pregunta es retórica porque todos conocemos la respuesta.
Se hablaría de su desequilibrio, de su machismo, de su intolerancia o de sus complejos. Nunca de su coquetería.
Pero la cosa sigue
"Con espíritu empresarial (“me ha gustado tener mis negocios”), después del crimen Neus regentó un taller de moda en Colombia, otro de bisutería en Barcelona e intentó acabar una promoción de pisos que Vila dejó inacabada. Las numerosas entrevistas pagadas que daba en televisión le iban sirviendo también para mantener la caja llena".
¡Vaya hombre pues resulta que es una emprendedora! A lo mejor esa parte de su personalidad sirve para compensar el hecho de que es una asesina confesa. 
Así que ya saben señores que piensen asesinar a sus mujeres, demuestren ese espíritu emprendedor tan necesario en tiempos de crisis y después de huir de la justicia monten negocios y aprovechen para dar entrevistas. Así conseguirán que los comprometidos medios que dicen estar contra la violencia de género y doméstica les entrevisten como a héroes en lugar de como a los monstruos criminales que han demostrado ser.
Bueno claro, que antes tendrán que pasar por Shanghái o por Amberes en su huida y hacerse un cambio de sexo porque si no el emporio ideológico que mantiene que la mujer tiene derecho a matar al hombre no hará de ustedes un remedo de héroe.
Porque de eso va esto. De eso va este subproducto periodístico que si fuera protagonizado por un hombre hubiera desatado encendidas quejas de todo tipo de asociaciones, algunos partidos políticos, varios organismos públicos y toda suerte de estamentos mantenidos total o parcialmente por el Estado para luchar contra la violencia de género, no contra la afectiva o la doméstica, solamente contra la de género.
Y como diría aquel ¡No se vayan todavía, aún hay más!
“De sus seis hijos no tiene noticias. Marisol reprochó en aquel programa que su madre le hiciese creer que su padre era un ogro. “Ay, pobrecitos, si él hubiese vivido, más tarde no sé cómo lo hubiesen pasado”, responde con ternura, aunque critica que “todos quieren quitarse las pulgas de encima”. No le gusta remover el pasado, pensar en su ex marido, al que define como un maltratador”.
Y este es el meollo del asunto.
Sus hijos no odiaban a su padre, su padre no les maltrataba pero ella sabía que lo haría. Su asesinato fue un ataque preventivo para que no lo hiciera más adelante. A lo mejor hasta tenemos que proponerla como ministra de Defensa de Israel. Allí lo de los ataques preventivos tiene mucho predicamento según parece.
Pero claro ella describe a su marido como un maltratador. Y en realidad todo este reportaje, entrevista o como se quiera llamar, está encaminado, pensado, ideado y redactado basado en esa sola premisa.
Neus Soldevila es una heroína simpática, coqueta, emprendedora y madre incomprendida -además de poseer, según parece, dones proféticos- porque es una mujer que dice que mató a un hombre para liberarse del maltrato.
Y hay que creerla. Hay que creerla porque es una mujer y las mujeres nunca mienten en esto.
Da igual que haya mentido en otras muchas cosas, da igual que su vida está salpicada de toda suerte de hechos delictivos que van desde la estafa al robo, pasando por la intimidación, da igual que huyera de su régimen abierto -que, por cierto, se le concedió mucho antes que a cualquier hombre condenado por maltrato, ya no digo por matar a su pareja, solamente a los dos años de una condena de 28-. Todo da igual, hay que creerla porque es mujer.
Porque si no se cree a Neus, que no ha demostrado para nada el perfil de una mujer maltratada, a lo mejor habría que poner en duda los miles de denuncias sin base, sin pruebas y sin testigos que se interponen por maltrato cada día en los juzgados, a lo mejor había que investigarlas y rechazarlas e incluso penalizarlas para lograr que las auténticas dispusieran de medios suficientes para evitar ese sufrimiento.
Pero claro eso no sólo sería complicado sino que dejaría sin ingresos a cantidades ingentes de mujeres que han decidido medrar políticamente, lograr influencia social y vivir económicamente a costa del sufrimiento de unas pocas.
Así es mejor fingir que se cree a Neus y tratarla como a una heroína que se libró de su maltratador que ahondar en el hecho de que mando a tres de sus hijos al correccional por convencerles para ayudarla -nada propio de una madre abnegada, me temo- , que fingió que era un asesinato de los GRAPO -de ahí el tiro en la nuca- y que todos sus hijos desmienten su versión y la han borrado de sus vidas.
Así el constructo ideológico del feminismo radical y los medios que les hacen el caldo gordo matan dos pájaros de un tiro:
Por una parte no pone en riesgo su medio de vida y por otra se manda el mensaje de que siempre que quieras librarte de un hombre por lo que sea siempre tienes que acusarle de maltratador para que tus actos estén justificados.
“El 5 de septiembre del año 2000 saldó su deuda con la justicia. “No le deseo a nadie lo que he sufrido”, repite la Dulce Neus”
Y la supuesta informadora, que demostró en la segunda línea que no lo es, lo deja caer para acabar el relato. No importa el sufrimiento de los hijos y por supuesto no importa el sufrimiento de un hombre al que se le disparó un tiro en la nuca. Pese a todo, como Neus es mujer y por tanto es víctima. Solamente importa su sufrimiento.
Simple y sencillo. Tan simple y sencillo como disparar a alguien en la nuca. Con mucha coquetería, eso sí.

1 comentario:

Fausto1880 dijo...

Bravo

Lo pensado y lo escrito

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