Hay un ámbito en el que se produce un baile
de cifras continuo y contante. Mucho más que en el de los recortes, el déficit
público o la deuda soberana. Mucho más que en las míticas cuentas de El Gran
Capitán.
Quizás sea
porque es un ámbito inventado, porque es un entorno creado artificialmente para
justificar una posición ideológica previa. Quizás sea porque el ámbito de la
violencia doméstica y afectiva se ha querido transformar a golpe de propaganda y
campaña manipuladora en el ámbito de la violencia de género y por eso, claro,
las cuentas no salen.
Así que
siempre que se da una cifra se impone una reflexión. Y con esas aquí estamos de
nuevo.
De nuevo
a bombo y platillo -está vez quizás menos- se presentan las supuestas cifras de
maltrato en España durante el pasado año. Otra vez se pretende cuantificar un
problema existente y trágico para aquellas que lo sufren realmente más allá de
los límites reales en los que se produce.
Pero hay
cambios, sutiles pero llamativos, casi imperceptibles pero demoledores.
Como
siempre empezamos con las denuncias. Como siempre intentamos que la percepción
-es decir la denuncia- se imponga sobre la realidad -es decir la
sentencia-. Pero algo ha cambiado. Los titulares ya no presentan inmensos números
de nueve -o incluso diez cifras- como el neón fulgurante que nos introduce en
el proceloso mundo del maltrato machista.
Ahora se
titula con algo así como "Durante
2011 se presentaron 385 denuncias diarias por maltrato". El efecto
sigue siendo igual de demoledor, igual de impresionante para el lector. Lo es
porque, aunque no se nos presuponga esa capacidad desde el emporio ideológico
postfeminista, sabemos multiplicar y nos da como resultado la cifra de 140.000
denuncias -centena más o menos- en un año. Pero como en sábado y domingo no se
pueden presentar denuncias se supone que la cosa queda aproximadamente en unas
134.000 denuncias.
¿Por qué
entonces, pese a lo contundente de la cifra se presenta de otra manera? Pues
muy sencillo. Porque es la única forma de evitar que
se perciba desde un primer momento la mentira manipulativa que han estado
diseminando durante todo el ejercicio judicial los faros ideológicos y mediáticos
de este reducto ideológico: que la crisis y la falta de recursos económicos ha
hecho descender el número de denuncias; que el aumento del machismo y la falta
de subvenciones financieras para sus asociaciones, observatorios, colectivos o
como quieran llamarse y la posición del actual gobierno ha retraído a las
mujeres a la hora de denunciar maltratos
Porque
si presentaran el número absoluto nos daríamos cuenta de un primer vistazo que
con respecto a 2010, las denuncias han descendido el alarmante porcentaje de un
0,1%
O sea
que las adalides de la denuncia como baremo del maltrato han estado mintiendo y
manipulando todo el año porque lo que pretendían era simplemente que
aumentaran, no que no disminuyeran. Y ya sabemos lo que significa eso. Cada
denuncia es dinero contante y sonante en sus arcas.
Pero además presentarlo así limita el impacto del otro
dato. El número de sentencias condenatorias. Y eso también es un síntoma.
Quizás por la presión de que cada vez hay menos credibilidad -incluso para las
mujeres, incluso para las verdaderas feministas- en sus cifras y en su
aparentemente interminable cascada de denuncias, ahora se ven obligadas a
hablar de sentencias, de condenas. Lo hacen en el cuarto párrafo como pronto y
de pasada y en el último párrafo la mayoría del as veces. Pero lo hacen.
Y esa
cifra es de 7.118 condenas. O sea que si hiciéramos el titular para dar la
mayor parte de los datos posibles tendría que ser algo así como "Cada día se condena a 19 hombres por
maltrato de los 385 denunciados".
Y claro
eso no es bueno, no lo es para alguien que pretende defender que la mayoría de
los hombres de este país son unos maltratadores. Para un anquilosado
pensamiento que pretende defender que la palabra de una mujer tiene que ser
sinónimo de ley y de condena.
Pero el
titular podría tomar otras muchas formas.
Un
ejemplo sería "De los 31 hombres
juzgados cada día por maltrato, doce son absueltos". Pero eso pondría
de manifiesto que hay casos en los que el juez absuelve al acusado y claro la
denuncia ya no es sinónimo absoluto y radical de existencia del maltrato. Que existen
denuncias de mujeres que no se ajustan a la realidad ni siquiera en la amplia
visión del maltrato, discriminatoria y casi fascista, que aporta la Ley de
Violencia de Género.
Pero aún
habría otra posibilidad que seguro que alteraría para siempre la paz de espíritu
del radicalismo postfeminista de este país: "Solamente
ocho de cada cien denuncias de maltrato llegan a juicio"
Porque
claro, si alguien titula así, sería imposible no preguntarse dónde están el
otro 92%, si alguien se da cuenta de que solamente llegan a juicio 11.438,
alguien se preguntaría qué ha pasado con las otras 122.000 y pico que se han
perdido en el limbo.
Y eso no
puede contestarse. Bueno, para ser más exacto, no quiere contestarse.
Porque
esa inmensa mayoría de denuncias se van al limbo porque no son ratificadas,
porque nadie se presenta a confirmarlas. Porque esas denuncias desaparecen del
proceso porque quienes ejercen de letrados y letradas en esos procesos no son
tontos y no las confirman para que no se conviertan en denuncias falsas
judicialmente hablando.
Y eso es
posible por un simple motivo: no hace falta ni que lleguen a juicio para que
cumplan su objetivo.
Porque
ya se han impuesto las medidas cautelares, ya se han dictado las órdenes de
alejamiento preventivo, ya se ha apartado al hombre de su casa, de sus hijos, de
su vida, y el proceso de divorcio -el exprés- sanciona las custodias, las
pensiones y los disfrutes de bienes teniéndolas en cuenta mucho antes de que se
haya dirimido siquiera si la acusadora continúa con el proceso.
Porque
eso mostraría de forma clara y cristalina que ni siquiera la pervertida ley de
Violencia de Género lo es por las penas que impone tras un juicio o por las
acciones que transforma en delito, sino por las medidas que impone de forma
cautelar. Por condenar a alguien antes de haberle juzgado. Así que quizás el
titular debería ser: “122.000 hombres son
condenados sin juicio por maltrato en España a través de las medidas cautelares
en 2011".
Pero
claro, eso ni se contempla como posibilidad para los medios que han decidido
hacerse portavoces de la irreal doctrina de género y el maltrato unidireccional.
Como no
lo es explicar que muchas de las absoluciones se producen en segunda instancia,
en las audiencias provinciales, cuando los juzgados encargados ex profeso de
estos casos han decidido emitir sentencias condenatorias.
Que las
audiencias tienen que revocar sentencias de maltrato por "soltar una ventosidad en presencia de su mujer y luego reírse",
por "mojar a su esposa
intencionadamente con la alcachofa del baño" por "comparar el perfil de su pareja con el de Las Señoritas de
Aviñón", por decirle a su ex
pareja "te voy a denunciar como no
me dejes ver a los niños" o
"por cerrar de golpe la puerta del aseo mientras profería el grito:
¡Déjame en paz, no seas pesada!"
Los
juzgados de violencia de género tramitan esas denuncias. Algo que es absurdo a
todas luces por el simple hecho de que saben que llevan aparejadas las acciones
cautelares que benefician a las denunciantes aunque saben positivamente que,
por más que se escuden en la Ley de Violencia de Género, ninguna instancia de
apelación las va a ratificar. Eso es lo que ha conseguido colocar a juezas que
hacen del feminismo una bandera al frente de esos juzgados y propagar el miedo
judicial de ser acusado de machista y exigir que se le condene por prevaricación
si no se ajusta al ideario de género del postfeminismo más radical. Así que se podría
antojar otro titular: "Más de
100.000 denuncias son cursadas por los juzgados de violencia de género a
sabiendas de que no prosperarán". Y todas ellas son denuncias reales
extraídas como ejemplo de varios informes y publicaciones al respecto.
Pero ese titular nos arrojaría a otro mundo peligroso, a otra pregunta
que nadie quiere hacerse ¿por qué la fiscalía acepta que no se sigan esos
procesos?, ¿por qué no se persona en muchos de ellos? La respuesta está en un
concepto nuevo, que hasta ahora nadie había utilizado. El concepto de denuncia inverificable.
No se
trata de la denuncia falsa, que supone manipular las pruebas presentadas y que
se pueda demostrar que la denunciante ha mentido descaradamente, no se trata de
la falta de pruebas, porque la denunciante tiene un moratón pero no puede
demostrar que se lo haya hecho su pareja. Se trata de denuncias que bordean el
límite de la locura, de lo dantesco, de la España de charanga y pandereta de la
Escopeta Nacional.
Denuncias
porque "su marido la maltrata
telepáticamente", porque "se
ha conchabado con su amante -ojo al dato- para negarla el sexo los dos el mismo
día", porque "ha realizado
diversos actos de magia gitana para asustarla", porque "acude a los mismos locales que
frecuentaban juntos con su nueva pareja solamente para hacerla sufrir",
porque "se besa con su nueva pareja
delante de sus hijos usando esos besos de menosprecio a su persona",
porque "cuando entra en casa la
saluda con un beso en la mejilla y no en los labios, haciéndola sentirse poco
deseable". Y esos ejemplos, aunque suenen a tebeo de Mortadelo y
Filemón, están sacados de casos que han sido admitidos a trámite, según la
memoria de la Fiscalía General del Estado.
Y claro
el fiscal no apoya el proceso. Es de suponer que porque no tiene un mentalista
entre su equipo de peritos, pero el tribunal lo acepta y ¡Bingo! dicta medidas
cautelares. A lo mejor consigue a alejar al hombre lo suficiente como para que
capacidad telepática se vea disminuida.
Así que el titular adecuado quizás
fuera "Un alto porcentaje de las
denuncias de maltrato que aceptan a trámite no cuentan con el respaldo de la
fiscalía, pese a lo cual se imponen medidas cautelares".
En fin,
que así podríamos seguir ad eternum,
pero una vez más, cuando se contemplan las cifras anuales de maltrato el único
titular que se nos ocurre, más o menos ajustado a la realidad es el siguiente:
“La Ley de violencia de género genera también en 2011
un desajuste que exagera el maltrato y potencia la condena cautelar previa"
Pero
nadie titulará así. Ni siquiera aunque ese desajuste lo que haga sea permitir
que mujeres mueran a manos de asesinos que se esconden mucho mejor entre un
denso bosque de denuncias inverificables, falsas o malintencionadas de lo que
podrían hacerlo en el extenso páramo visible de la realidad.
El
postfeminismo radical sigue siendo cómplice estructural del machismo permutando
muertes de mujeres y desgracias vitales de hombres por dinero y relevancia
política. Una gran aportación a la igualdad, el progreso social y el futuro sin
duda.
3 comentarios:
Espectacular el artículo y el manejo inteligente de las cifras. Sólo un comentario, me llamó la atención la regla de 3 de los sabados y domingos y, en efecto, no es correcta. Si quitas sábados y domingos se queda en 100.485.
un abrazo
Tienes razón. En realidad es sólo los domingos caundo no se puede realizar denuncias, con lo que la cifra aproximada sería de unas 120.000. Como los datos oficales del CGPJ estipulan 134.000 no rehice la operación. Mirándolo con más detenimiento, las 14.000 restantes parecen ser, no lo tengo muy claro, denuncias reiteradas que, aunque procesalmente se tratan como una sola -en un solo juicio- se contabilizan por separado.
En cualquier caso, no cambia demasiado el porcentaje y si lo hace en todo caso a favor de la hipótesis que defiendo. Un saludo y gracias por la corrección.
CIERTO, PRECISO, MAGISTRAL ARTICULO
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