lunes, diciembre 27, 2010

El continente catolicofóbico (y4)

"La desinformación sobre los cristianos y su religión, sobre todo a través de los medios".
Según las teorías vaticanas ese es otro de los elementos fundamentales que estan llevando al Occidente hasta ahora cristiano a la cristianofobia que parte del lacicismo beligerante.
Negar que los medios de comunicación en el mundo occidental -salvo gloriosas excepciones- son la voz de su amo es, a estas alturas, tan absurdo como cambiar de tumbona en el Titanic. Los medios a los que se aferra el laicismo beligerante responden a la más pura dinamica de la propaganda política e ideologica.
Esos medios de comunicación cometen el error, casi delictivo, de buscar la justificación de la laicidad -confundida con el laicismo- a través de la eterna trampa de la demonización del pensamiento contrario, satanizando los vicios y perversiones de sus máximos representantes.
Y Roma ¿qué hace?. Para empezar, cae en el error de lanzar sus medios o permitir que los medios afines se embarquen en esa misma guerra. De intentar combatir el fuego con el fuego
Pretendiendo satanizar a aquellos que pretenden satanizarles a ellos.
Y claro la pierden. Hace siglos no la perdían, pero ahora la pierden sistematicamente. Cuando la pelea entre desinformaciones se pierde. Entonces critican la desinformación.
¿Y por qué? Porque para Roma y la Curia, desinformación es incidir en los aspectos negativos de las actuaciones del aparato y la jerarquía.
La corrupción, los casos de abusos sobre niños y mujeres, la quiebra de sus propios valores que demuestran algunos miembros de la jeraquía eclesiastica, el desprecio por las normas civiles de la propia Roma, que ha encubierto y tapado estas actuaciones durante años son las armas que han puesto en manos de su enemigo.
Benedicto considera que esto es producto de un laicismo agresivo que arrastra a la cristianofobia. Se equivoca. Es producto de los vicios endémicos no corregidos de la estructura jerárquica que encabeza. Y no arrastra a la cristianofobia. Arrastra a la catolicofobia.
Y de nuevo, es la reacción errónea la que origina que el hecho se refuerce, no que se produzca, pero sí que se refuerce.
Roma y su sistema de comunicación parece obviar el hecho de que existen, de que se dan y de que se producen con mayor frecuencia -por lo menos los abusos, que lo de la corrupción, ya es harina de otro costal- que en otras instituciones y de que, al menos hasta ahora, la actitud de la iglesia ha sido taparlos y la de la mayoría de los católicos -probablemente aleccionados incoscientemente por los sermones y las cartas pastorales- ha sido justificarlos, no rechazarlos pública y masivamente.
Cada vez que se hablaba de un pederastra se sacaba a relucir las misiones o a Caritas para intentar compensar. Cada vez que se hablaba de un obispo corrupto o ladrón se recurría a la labor social de la Iglesia para contrarrestar. Ha sido Roma la que ha echado a los leones a sus feligreses al intentar utilizarlos como escudo de la acción individual de unos pocos.
Si no se puede criticar a toda la iglesia por la perversión de unos pocos ¿por qué se utilizan los logros de muchos para minimizar la acción degenerada de unos cuantos?
Los medios en Occidente -al menos algunos medios- han contribuido sobremanera a maximizar esos excesos pero, el más simple de los análisis, perimite darse cuenta de que ha sido la actitud dilatoria y cómplice, en ocasiones, de la jerarquía católica es la que más ha contribuido a que los no católicos tengan una visión perversa e incluso deformada de esa jerarquía.
Y la actitud pasiva y en ocasiones complaciente de la mayoría de los católicos nominales ha hecho que los demás les consideren cómplices.
¿Por qué los católicos son capaces de movilizarse masivamente ante las puertas de un ministerio o un parlamento contra una ley emanada del laicismo militante y no lo hace ante la puerta de su obispado para pedir la cabeza de los pederastras que dañan a sus hijos -porque se supone que los colegios e instituciones católicas van hijos de católicos-? ¿por que se manifiestan cuando un político les niega terrenos para una iglesia y no cuando un obispo utiliza los terrenos concedidos para un centro ocupacional de minusválidos para lucrar a la diocesis con un aparcamiento?
Si eso se hubiera producido -como es justo que se produjera- el laicismo recalcitrante y visceral no hubiera tenido argumentos.
El Vaticano, su curia y su aparato podrían haber elegido otra política. Podrían haber sancionado y denunciado, podrían haber apartado y castigado y así habrían evitado que sus feligreses se vieran forzados continuamente a defender la tibieza de sus actuaciones.
Pero La Iglesia ha elegido una estrategia y le ha fallado en Estados Unidos, en Bélgica, en Holanda, en España -no tanto-, en Irlanda, en Francia... Por eso está tan preocupada por la cristianofobia occidental. Porque es peor perder lo que se tiene que no ganar lo que nunca se tuvo.
¿Que el constante recurso a esas historias se ha hecho como parte de una estrategia para enraizar el laicismo por parte de los gobiernos que lo tienen en su ideología? Sí,  ¿Qué eso ha supuesto una constante cortina de humo para ocultar otras actuaciones? Por supuesto que también ¿Que El Vaticano ha contribuido a ello con su forma de actuación? No hay duda de ello.
Pero Roma ha intentado utilizar la misma estrategia y le ha fallado ¿Ocultan los medios afines a La Iglesia católica los errores que ella considera inaceptables en asuntos como la Educación para la Ciudadanía, el aborto o la homosexualidad para evitar, con responsabilidad impoluta, el aumento de la laicofobia, la homofobia o cualquier otra fobia inaceptable?, Me temo que no.
¿Por qué entonces habrían de ocultar los medios afines al laicismo militante -que el laicismo es algo  activo, no lo olvidemos-, por esa misma responsabilidad social, los males de La Iglesia para no generar cristianofobia?
Dos varas de medir. Como hace siglos. 
Y luego está el asunto de la separación entre Iglesia y Estado. Pero eso se tratará en otros post (tranquilos)
Resumiendo -sé que suena a coña después de cuatro posts-, tal y como yo lo veo, la cristianofobia existe en el mundo musulmán y ateo fundamentalmente y es producto del fanatismo religioso y antireligioso. Desgraciadamente, historia y tiempo son la única solución.
La catolicofobia existe en Occidente y es producto de la intransigencia laicista y de la incapacidad evolutiva católica. La jerarcofobia existe en el occidente crisitano y es responsabilidad exclusiva de la actuación jerárquica de Roma. Es el arma que la jerarquía católica le ha dado al laicismo visceral para convertirse en algo tan perverso como lo fue el fundamentalismo católico hace siglos. Que cada palo aguante su vela.
A lo mejor todo pasaría por que el aparato gubernamental laicista de Occidente evolcionara y dejara de comportarse como una minoría revacnhista para pasar a funcionar como una mayoría tolerante -que es lo que es por número y debe ser por convicción- y la jerarquía católica dejara de comportarse como un estamento de gobierno y pasara a funcionar como un colectivo de ejemplo en una minoria mayoritaria -que es lo que por esencia y por número debe ser-.
A lo mejor -y sin que sirva de precedente- si se miraran un poco más el ombligo de sus errores y de sus orígenes unos y otros en lugar de centrarse en el rostro de las maldades de los demás, todo comenzaría a funcionar mejor.
Y no me digan que no es posible. Los que más han luchado por los derechos musulmanes en Palestina han sido los franciscanos. Los que más han defendido los derechos de los católicos en Egipto han sido los sufíes, los que más se han arriesgado por el laicismo en Israel han sido creyentes judios y los que más han peleado por los derechos de los judíos en Occidente han sido los librepensadores laicos. Así que no tenemos excusa.
Y por si alguien tiene dudas y ha llegado hasta el final -comprendería que no fuera así- Dire que soy antiteista. Considero que la religión es un aspecto que perjudica de forma irremisible a las sociedades, aunque a nivel personal puede ser una fuerza integradora del ser humano que la acepta.
Estoy en contra de la implicación de la religión en cualquier aspecto de la vida pública pero considero un insulto personal hacia mi que alguien no pueda llevar un crucifijo, una estrella de David, un mandala o una mano de fátima colgada del cuello o puesta una camiseta con la leyenda Dios no existe.
Y en eso soy completamente intolerante.

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