No sé si habremos tenido tiempo para nuestras compras, nuestros excesos -o la preparación de los mismos- o nuestras disquisiciones navideñas. Pero, sea como fuere, los ejes de actuación israelí en Palestina, nuestros ángeles custodios, al fin y a la postre, no están dispuestos a esperar más y reclaman su puesto en estas líneas.
¡Con ustedes,sin más demora ni retraso, el tercer eje de actuación de Israel en su ocupación militar, el tercer angel bienintencionado transformado en diablo perverso! ¡Demos la bienvenida a Mirkam hayyim!
¿Cual es la función de este nuevo arcangel que sobrevuela los territorios ocupados? En un principio, tal y como se diseñó, es algo parecido al mantenimiento y el refuerzo de la sociedad palestina. Suena bien ¿no?
Peres y sus ideólogos -que hubo un tiempo en Israel en el cual había ideólogos, más allá del sionismo- creyeron que, si se defendía y reforzaba el tejido social de los palestinos, sus habitantes serían mucho menos permeables a la radicalización, al terrorismo, al odio.
Las protectoras plumas de Mirkam hayyim deberían conseguir que la sociedad palestina se hiciera fuerte, evolucionara, se hiciera moderna y, de esa manera, entendiera la necesidad de buscar soluciones modernas a sus viejos problemas -el principal de los cuales era Israel, no lo olvidemos-.
El tercer ángel / eje debía servir para identificar a esa sociedad, descubrir sus ritmos, sus necesidades y sus evoluciones pero ¿ha servido para eso? A estas alturas, hasta a aquellos que diseñaron a los cuatro ángeles de los vientos, les resulta evidente que no.
El ángel del Mirkam hayyim se ha introducido en todas las casas, en todas las vidas de los palestinos como se le pidio a Abbadon que hiciera con los egipcios. El Ángel exterminador se negó. Mirkan Hayyim no.
Se pretende cartografíar la sociedad palestina, no para reconocerla, sino para prevenirla, para evitar que se mueva, para evitar cualquier reacción -pacífica o no- contra la política que israel impone en Palestina. La preservación del tejido social palestino identifica toda evolución y la cercena, se entromete en todo proceso de cambio y lo corta.
El ángel enviado para conocer a los palestinos sólo ha servido para reconocerlos. Para que el Mossad sepa cómo es cada casa, para que pueda diseñar sus ataques selectivos sabiendo exáctamente cuanta gente matará, cvuanto miedo provocará cuanta frustración levantará -aunque luego digan que no puden preveerlo-.
Y de nuevo deja fuera del eje de actuación a aquellos actores que deberían ser sobre los que se llevara a cabo la acción en concreto. De nuevo deja fuera a los palestinos, porque les impide evolucionar, les impide desarrollar sus movimientos y contra movimientos. Sus tesis y sus antítesis y, por consiguiente, sus síntesis.
Y deja fuera a israel, porque, por tercera vez, como en las míticas negaciones del apostol, los israelíes solamente perciben que Palestina no evoluciona, que siguen sin ser una sociedad moderna, que siguen siendo el enemigo y, por definición, sigue estando justificada la guerra. Sigue siendo necesaria la ocupación.
Una vez más un eje de actuación, esa milagrosa panacea que nos conduciría a la plenitud, internacional, social y vital, se pervierte, se anquilosa, se convierte en un arma que realiza el trabajo contrario a la acción para la que había sido diseñada.
Como cuando nuestro conocimiento de los demás, nuestro eje social basado en ese reconocimiento, se convierte en una carga de etiquetas por parte de los gobiernos de quien está llamado a ser víctima y quién está llamado -no por su naturaleza, sino por la propia necesidad de mantenimiento deleje de actuación- a ser verdugo.
Como en esas ocasiones en las cuales nuestro eje de actuación personal y vital nos impone el conocimiento de aquellos que han de relacionarse con nosotros a través de los mágicos remedos del prejuicio que son la intuición, el sexto sentido o cualquier otro ángel protector que nos impide estar equivocados sobre ellos.
Porque nuestras intuiciones nunca fallan, nunca pueden hacerlo porque ya hemos decidido interpretar cualquier acción a través de esos apriorismos. A través de nuestra percepción, no de la realidad. Sin dar a nadie la oportunidad de evolucionar, de cambiar.
Pero no nos salgamos del tiesto, que los ejes de actuación de hoy atañen a Israel y Palestina, no a nosotros y nuestros errores, ¿o no?.
Conozcamos al cuarto ángel de los vientos, al cuarto eje de actuación cuya perversión ha transformado la ocupación israelí de algo transitorio y soportable en algo perpetuo e insostenible. Saludemos a Akhifat hok, el Guardián del Sometimiento a la Ley.
Y no puede haber nada más noble y justo que el sometimiento a la ley. Es un eje de actuación que funciona en todos los países, en todos los territorios, en todas las sociedades. Es algo que se antoja universal.
Las suaves pero firmes manos de Akhifat hok deberían abrirse para reprender o perdonar a todos por igual; sus fuertes brazos deberían atrapar en un abrazo justo y ciego a israelies y palestinos, su alba túnica deberia cubrirlos a todos con la luz de la justicia y la equidad.
Cualquier figura retórica para afirmar que esto no es así sería, hoy por hoy, un desperdicio. la obviedad se lleva mal con la frase poética.
El libro de la justicia de Akhifat hok no se abre para todos por igual. Cuando viene bien desempolva una vieja ley otomana para expoliar al os palestinos; cuando se antoja necesario tira de un reglamento jordano para impedirles tal o cual acción, cuando se torna imprescindible hasta se recurre a normativas sirias o del antiguo colonialismo inglés para justificar cualquier acción.
Pero esa justicia universal y antigua de Akhifat hok no se aplica nunca a los israelies, no se utiliza nunca cuando el resultado no es el deseado, no se recuerda cuando su olvido beneficia a los que se ha decidido que hay que beneficiar.
Akhifat hok bate sus alas sobre todos, pero son alas diferentes. La ley militar se aplica de forma indiscriminada en los territorios, para los palestinos, pro los colonos a los que la acción de los otros tres ángeles -ya perversamente transformados en otra cosa- han colocado allí, están al margen de esa ley.
No pueden ser tocados por los principios de la legislación militar y sólo están sometidos a la ley civil. Porque ellos no son enemigos. Ellos no son palestinos.
Y de nuevo, por cuarta vez consecutiva, ese eje de actuación deja fuera a los palestinos, que no pueden decidir sus propias leyes y ni siquiera pueden determinar cuales de las existentes tienen que aplicarse en cada caso y para todos los implicados en el asunto. Y deja fuera a los israelíes porque ellos si estarán siempre protegidos por la misma ley, al abrigo de la misma ley. De una ley a la que los otros, los que tienen que seguir siendo lo opuesto, nunca tendrán acceso, nunca tendrán garantía.
Resultaría una perdida de tiempo intentar enumerar cuantas veces ha sido aplicado este eje de actuación con su misma perversión en nuestros gobiernos -cuando la lucha contra la corrupción del otro ha de ser implacable, pero contrala mía siempre es conspirativa y excesiva-, en nuestras sociedades -cuando los otros, los de fuera, los extranjeros o los diferentes, no deberían poder hacer una u otra cosa que a nosotros nadie puede negar-.
O, por supuesto, en nuestras vidas personales -cuando los demás no tienen derecho a exigirme lo que yo les exijo o yo no tengo porqué darles aquello que tomo de ellos sin ningún pudor y por el derecho que tengo a entrar en sus vidas, aunque nunca les reconozca el derecho a entrar en la mía-.
Así las cosas, Israel por lo menos tiene una organización que se hace llamar Breaking the Silence, que pretende aclarar todo esto -porque sus integrantes han sido los que lo han hecho a lo largo de muchos años-, pretende denunciar como estos ejes de actuación se han pervertido. Pretende romper el silencio.
Porque el silencio es el único arma que se utiliza para defender este tipo de actuaciones. El silencio forzado de los palestinos y el silencio autoimpuesto y, como poco, parcialmente culpable y cómplice, de la sociedad israelí.
Porque el silencio nos permite no revisar nada de lo que hacemos y seguir creyendo que se está haciendo lo que en un principio se decidió hacer y era bueno que se hiciera.
Porque mientras mantengamos el silencio nadie podrá decirnos y no tendremos que escuchar que los ejes de actuación han dejado de servir. que los ángeles de los Cuatro Vientos se han transformado en loas Cuatro Jinetes del Apocalipsis.
Israel tiene la suerte de tener a Breaking the Silence.Nosotros ni siquiera eso. A nosotros nadie nos puede obligar a romper el silencio. Por suerte para todos hoy estamos hablando de Palestina e Israel.
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