Es la era de los ejes. Los ejes de actuación son a la forma de organización social de la Civilización Atlántica. Lo que las dotes proféticas de la sibila eran a la Grecia Antigua, lo que los pilares de los cinco dioses fueron para la milenaria cultura del dragón. Lo que las tablas de la ley fueron a aquellos que inventaron para nosotros el dios en el ahora unos creen creer y otros creen no hacerlo.
Y precisamente, cuando la vista de muchos comienza a volverse a esas tierras -las de los inventores de dios- en las alas de cuentos infantiles de ángeles y pastores, quiero hablar de cuatro ejes de actuación, de cuatro parámetros existenciales de la tierra de Sion, que deberían haberle dado la vida y que, en realidad, la están haciendo heredar la muerte de generación en generación.
Hoy son nuestros protagonistas Sikkul, Hafradah, Mirkam hayyim y Akhifat hok. No son los nombres de pila de los cuatro señores de los elementos; no son los nombres sagrados de los cuatro profetas hebreos. Son los nombres de los ejes de actuación de la ocupación militar israelí en Palestina. Son los nombres de lo que alguien, con toda su buena intención y su premio nobel de la paz en la repisa de la chimenea, diseñó como los cuatro ángeles guardianes de los vientos y que otros utilizan, de forma perversa, como los cuatro Jinetes del Apocalipsis.
Así que, dejemos la pandereta y los polvorones y preparémonos para otro de esos post en los que Israel no es el pueblo elegido de dios, Belén no es un portal con una mula y un buey y los muros de Jericó no caen por las trompetas celestes sino por las bombas hebreas.
Tenemos ejes de actuación para los gobiernos, para las empresas, para las parejas, para nuestras vidas. Los ejes de actuación son el remedo de las instrucciones mágicas que, en teoría, deberían introducir en el contenedor de nuestras vidas todo lo necesario para llevarla a buen término, para solucionar los problemas y afrontar los retos.
Pero en realidad son otra cosa, son -o los hemos hecho ser- las excusas perfectas para dejar fuera de la necesidad todo aquello que no nos conviene y justificar todo aquello que hacemos simplemente porque hemos decidido hacerlo, sin apelación posible a la lógica, sin recurso ninguno a la justicia.
Los ejes de actuación de los gobiernos dejan fuera a la sociedad, los de las empresas a la fuerza de trabajo, los de la pareja al otro y los vitales..., bueno mejor ni plantearse lo que dejan fuera los ejes de actuación que la interiorización egoísta y la autoayuda inefectiva dejan fuera de nuestros ejes vitales.
Los ejes de la ocupación israelí son el ejemplo perfecto de todo esto. No sólo dejan fuera de sus actuaciones las intenciones iniciales, corrompiéndolas y modificándolas a voluntad, sino que dejan fuera a los propios actores que debían trabajar en esos ejes. dejas fuera a Israel y Palestina.
Sikkul es el ángel de la prevención del terrorismo. Y no hay nada que decir al respecto. Para ordenar una sociedad como la palestina es imprescindible romper la dependencia que tiene del entramado terrorista que se mueve por sus territorios, desde los Mártires de Al Aqsa hasta Hamas, desde Hezbolah hasta las milicias de Al Fatah.
Pero Sikkul, el ángel de la prevención terrorista, no bate sus alas sobre la educación palestina, no deja caer sus amorosas plumas sobre las explicaciones de los actos israelíes y la ruptura de la cadena del odio, no descarga su espada llameante sobre los terroristas identificados y aquellos que les dan cobertura voluntaria y apoyo necesario. Eso el so que debería ser Sikkul. pero es otra cosa.
Las alas del ángel de Sikkul se extienden sobre todos los palestinos. Los considera a todos posibles terroristas y previene el terrorismo tratándoles a todos como si ya hubieran participado en un acto terrorista.
Previene el terrorismo considerando que todo hombre entre los 16 y los 29 años debe ser esposado y cegado durante los registros; considerando que toda población de la que haya salido un terrorista debe ser sometida a políticas de terror, que van desde el lanzamiento aleatorio de granadas detonadoras en plena noche hasta registros multitudinarios en las madrugadas; considerando que una niña que llora de miedo mientras ve como se expolia su casa de todo lo que hay de valor, comprenderá que no conviene meterse con la Brigada Kfir o con la Legión de Hebrón y que no le conviene hacerse terrorista.
Las preventivas alas de Sikkul se extienden sobre todo y todos los palestinos, haciéndoles ver que nadie castigará a los soldados que les roban lo poco que tienen en los registros, que nadie reprenderá a los sargentos que arrancan el velo de sus rostros en su propia casa o los pantalones de sus piernas en la calle, mientras están esposados y con los ojos vendados.
Enviando el profético mensaje de que, si quieren dejar de sufrir esa represión masiva e injustificada, no sólo deben renunciar a un terrorismo que, en la mayoría de los casos, nunca han practicado. Sino que además deben abandonar Palestina porque Israel no piensa hacerlo.
Así funciona Sikkul. El eje de actuación deja fuera a los palestinos porque los considera a todos terroristas, sin excepción, sin posibilidad de salir de esa caracterización se haga lo que se haga y no se haga lo que no se haga. Y deja fuera a los israelíes porque ellos, en Haifa, en Tel Aviv o en Jerusalén, saben o creen saber que con eso se está evitando el terrorismo. Y con eso les basta porque ellos nunca serán considerados terroristas.
Como todo eje de actuación, se estableció para lograr un objetivo e incluir a una serie de actores pero los deja fuera. El eje preventivo es lo que tiene.
Como los ejes de actuación empresariales consideran a todos los trabajadores como masa prescindible para reducir costes, independientemente de sus condiciones personales o como todo eje preventivo personal considera a todos los hombres como un posible problema para nuestra estabilidad o a todas las mujeres como un simple elemento de placer esporádico y sin compromiso - o viceversa, no nos engañemos-. Sin tener en cuenta sus necesidades, sus sentimientos, sus vidas. Sólo teniendo en cuenta la nuestra.
Pero no nos desviemos. ¡Con ustedes Hafradah!, el segundo ángel protector de Israél. El segundo eje de actuación de la ocupación. Algo que se llamó separación y que debería haberse llamado segregación.
El segundo guardián del templo, el segundo bienintencionado eje de actuación con el que Simón Peres quería desarrollar la ocupación de Palestina -teniendo en cuenta siempre que Peres consideraba la ocupación como un mal necesario pero transitorio- era la separación de las poblaciones, en la idea clásica de que "si mando a los niños a estudiar cada uno a su cuarto no se pelearán por el mando de la consola" -¿cuando empezó a ser clásica esa forma de ver el mundo?-.
Así, las amorosas manos de Hafradah mantendrían a los palestinos en sus territorios y a los ultra ortodoxos judíos en los suyos. Las alas de la separación se extenderían como un muro que evitaría los enfrentamientos sin necesidad de tomar partido por unos o por otros.
¿Cantó la dulce voz de Hafradah esta canción? Por supuesto que no.
El ángel de la separación no recurrió a la lira, recurrió al látigo de los ataques selectivos que obligaron a los palestinos a hacinarse en ciudades -donde era menos sencillo ser objetivos, que en el aislado campo-, dejando esas tierras para que la magnificencia de Hafradah las pusiera en manos de colonos judíos.
Entonces el eje de actuación se reactiva, vuelve al principio y se permiten nuevos asentamientos en esas zonas y entonces se fuerza al ángel de la separación a alejar todavía más a los palestinos, a constreñirlos todavía más, para mantener el sacrosanto eje de la separación.
Así, de nuevo y por segunda vez, los palestinos quedan fuera del eje de actuación porque la separación nunca se mantiene como necesidad para los israelíes hasta el momento en el que están asentados en tierras, a las que no deberían haber llegado si se hubiera mantenido el principio de separación para ambas poblaciones.
Y deja fuera a Israel porque, de nuevo también, sólo perciben por sus televisores y sus radios que hay que mantener la separación entre los palestinos y los colonos e ignoran o quieren ignorar que los colonos antes no estaban allí.
De nuevo los ejes de actuación auto regulables y pervertibles que son la forma de organización de las maneras de hacer y de vivir occidentales. De nuevo los parámetros fijos que pervertimos para que nos vengan bien a nosotros y sólo a nosotros.
De nuevo la acción sindical que deja fuera a los autónomos considerándolos "empresarios explotadores", de nuevo el eje vital que nos separa de los demás teniendo en cuenta solamente lo que ellos son para nosotros y no lo que nosotros somos o podríamos ser para ellos -uy, perdón, estaba hablando de otra cosa.
Y, como llegan las navidades y hay que mirar mucho tiempo a tierra santa. Me dejo los otros dos ángeles protectores, los otros dos ejes de actuación para dentro de un rato.
Coloquemos el belén, vayamos de tiendas para comprar los regalos a los niños y los compromisos a los adultos y, luego volvamos a descubrir cómo baten sus alas los otros dos ángeles de la ocupación israelí. Los otros dos ejes de actuación que podrían ser aplicables a toda ocupación, a toda guerra. Eso si saber lo que ocurre en el mundo entra dentro de nuestros ejes de actuación, claro está. Que eso es sagrado.
Así conoceremos la mítica historia de los otros dos ángeles que protegen a Israel de Palestina y a nosotros de...
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