sábado, enero 04, 2014

Galicia vuela hacia el orto del crimen sanitario

Si hay algo de lo que se llena la boca el partido político que mantiene al Gobierno que nos echamos encima en las urnas es de ser disciplinado, de obedecer las directrices.
Debe ser por eso o por que sus líderes mantienen una competición encarnizada por acaparar portadas -aunque sea con sus delitos- y titulares -aunque sea con sus irresponsabilidades o incapacidades-, que ahora que Javier Fernández Lasquetty, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, ha elevado el concepto de negligencia criminal a rango de acto de gobierno. Todos compiten por emularle, superarle o cuando menos sumarse a él.
Y el último en llegar, pero no por ello menos irresponsable, es el siempre sonriente y dispuesto Alberto Núñez Feijoo, baluarte del Partido Popular Galicia ,la cuarta pata del banco, junto con Madrid, Valencia y Castilla - La Mancha, sobre el que se aposenta el irritado trasero de la austeridad ciega de los gobiernos del Partido Popular.
Para alcanzar a sus competidores, Núñez Feijoo, ha decidido tirar por lo alto. Ha decidido hacer que la Costa da Morte haga honor a su nombre porque ha metido la guadaña ni más ni menos que en el transporte aéreo de emergencias. Sí ese que salva vidas, ese que hemos visto en las películas que transporta a un herido sangrante o a un enfermo muy grave hasta prácticamente la puerta del quirófano en un helicóptero.
Pues sí, en ese.
La dirección de la Fundación Pública Urxencias Sanitarias de Galicia-061 anuncia la contratación, del servicio de helicópteros con nuevas condiciones. Eso ya empieza a crear una cierta duda, que esta gente rara vez cambia las condiciones para mejorarlas. Al menos para mejorarlas para nosotros, que a ellos y a sus socios y amigos siempre les salen mejor.
Se mantienen los dos helicópteros, se mantienen las dos bases de operaciones en Santiago de Compostela y Ourense y hasta ahí todo sigue igual. 
Pero de pronto se inventan algo nuevo, algo que se transforma en la mano sorpresiva que Nuñez Feijoo juega para entrar en la partida de negligencias que los responsables sanitarios del Partido Popular están empeñados en jugar con nuestras vidas
Uno de los helicópteros volara 12 horas desde el orto -el astronómico, no confundir con el que todos tenemos en mente para que nuestros gobiernos se metan sus recortes- y el otro a partir del ocaso descontando 12 horas.
Más allá de expresiones sorprendentes, ¿qué significa esto?
Significa un giro en la ruleta rusa esperando que la bala que está colocada en el tambor no quede apuntando directamente a nuestra sien.
Significa que si tienes un accidente en Costa da Morte el 24 de Julio y empiezas a sangrar por una arteria a las 7.15 de la tarde, el único helicóptero disponible tardará 35 minutos de vuelo en llegar recogerte más el tiempo que tarde en trasladarte al hospital más cercano. 
La conclusión es simple. Está muerto.
Y todo porque Sanidade ha decidido ahorrar en el pago de horas de guardia y vuelo a los pilotos de los helicópteros, ocultándolo con esos hermosos términos de orto y ocaso.
De esta manera entra la Xunta en la dura competencia malthusiana por el premio al mayor negligente criminal de la Sanidad Pública que inició la Santa Cospedal en Castilla -La Mancha con su cierre de las urgencias rurales -ahora paralizado judicialmente-, que ya se cobró una vida porque las ambulancias estaban demasiado lejos, y que continuó la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid haciendo la vista gorda a la subcontratación de servicios médicos y quirúrgicos especializados en los hospitales privatizados sin ningún control.
Para cuadrar unas cuentas que no ha descuadrado la Sanidad Pública, para cubrir unos agujeros que han originado sus manejos financieros y un déficit que ha generado sus propios errores de gestión deciden arriesgarse, deciden ahorrar en aquello que puede salvarnos la vida, en aquello que puede ser la diferencia entre la vida y la muerte de una persona.
Y ¿por qué lo hace?
 No será por falta de dinero porque el servicio se adjudicará por la friolera de ocho millones de euros -que no digo yo que no lo valga-. Será simplemente porque la empresa a la que se espera adjudicar la contrata -mediante proceso abierto y ordinario, por supuesto- no quiere pagar tanto a sus pilotos que normalmente no tienen que hacer esos traslados y están en la base sin volar.
Será porque la empresa, que curiosamente también tiene la concesión del salvamento marítimo y de lucha aérea contra incendios asignados por el artículo 14, es decir, a dedo, ha visto reducirse sus beneficios y eso no se puede consentir.
Será mejor correr el riesgo de que alguien muera desangrado en Costa da Morte por falta de helicóptero.
Y por si a alguien le quedaba alguna duda de que ese es el objetivo y el motivo principal del asunto y no la falta de dinero, baste decir que en 2013  la Xunta contrató a dedo a esta misma empresa el servicio aéreo de lucha contra incendios forestales después de hacer una convocatoria abierta y declararla desierta; que lo mismo hizo con el Servicio Aéreo de salvamento marítimo y que, por si esto fuera poco, la Consellería do Mar de la Xunta vendió a esta empresa dos helicópteros que el Gobierno de Manuel Fraga había comprado en 2005 por 27 millones de euros y cuyo mantenimiento costaba 7,5 millones anuales.
¡Para luego alquilárselos con unos costes de mantenimiento incrementados un 18% sobre los que tenía la Xunta!
Así que mejor harán los gallegos en poner mucho cuidado en no caerse al mar, no quedar atrapados en un incendio  y sobre todo no sufrir una embolia en los meses de verano a partir de las 19:00  en Costa da Morte. No sea que sus vidas no compaginen con las cuentas que está haciendo Núñez Feijoo para sus socios y sus helicópteros.
No vaya a perder el presidente gallego el concurso de negligencia criminal en el que ahora está a la cabeza.

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