Existen gentes que son incapaces de reconocer que algo escapa a sus deseos, a sus decisiones. Seres que son incapaces de reconocer que, al igual que ellos tienen derecho al ejercicio del poder en la parcela que les ha sido concedido, la sociedad otorga a otros otros poderes.
Y si alguien que es la muestra perfecta de esa imposibilidad de asunción del poder ajeno es el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Gonzalez. Sobre todo cuando los demás no dicen lo que el espera escuchar.
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid le mantiene paralizada su privatización sanitaria. Se la mantiene paralizada porque considera innecesaria, improcedente e incluso espurea la maniobra realizada por aquellos sobre los que sí manda y ordena Gonzalez de unir todos los recursos contra esa privatización.
Y Gonzalez ni siquiera hace lo que aquella que le puso en el gobierno con el largo de dedo que pretendía mantener sus intereses aún en su fingido retiro. Ni siquiera amaga con aceptar para luego cargar contra aquellos a los que dice respetar.
Él directamente tira de dialéctica y llama a los jueces irresponsables. Y en su boca hablar de irresponsabilidad es como la cuchara de palo en casa del herrero o la soga en casa del ahorcado.
Porque en su retorica de gobernante fuerte -dime de qué presumes...- se le escapa algo que no es otra cosa que el reflejo de su propia forma de concebir el gobierno, de entender el poder.
Los profesionales sanitarios, en pie de guerra contra sus externalizaciones, son irresponsables por sus huelgas y paros; los pacientes, alterados por todo lo que pierden o pueden perder con la gestión privada de los hospitales, son unos irresponsables por sus protestas y quejas. Y ahora los jueces, que hacen su trabajo de escuchar a aquellos que demandan justicia y paralizan la puesta en marcha de algo que si al final resulta ilegal costaría el doble revertir a su estado inicial son unos irresponsables.
¿Por qué son unos irresponsables?, ¿por que toda una sociedad es acusada de irresponsabilidad por Ignacio Gonzalez? Por el simple motivo de no entrar en su juego, de no aceptar sin rechistar lo que él cree que es mejor o, para ser más exactos, lo que él sabe que es peor pero que a él le viene mejor para sus cuentas y los negocios de sus socios y amistades.
"Es difícil de entender que no haya un pronunciamiento rápido sobre el levantamiento o no de la suspensión cautelar del proceso de externalización sanitaria", se queja el máximo mandatario madrileño en un unas declaraciones que no se saben si son producto de la mas completa de las cegueras o de la más absoluta carencia de comprensión lectora.
Ha habido un pronunciamiento rápido sobre el levantamiento de la suspensión cautelar de las privatizaciones hospitalarias: No se levanta. Lo han dicho los jueces y está claro, meridiano, cristalino.
Así que en realidad, Ignacio González acusa a los jueces de irresponsables no por demorar su decisión, sino por no tomar la decisión que a él le viene bien, que el desea, que el ordena.
Y remata la faena con un quejoso y aparentemente dócil
"No se produjo ninguna decisión, sino que lo que se está discutiendo es una medida cautelar y el pleno solamente ha dicho que no se van a pronunciar".
¿Y eso no le parece una decisión?, ¿dirimir quien tiene competencia para juzgar un asunto no es una decisión?, ¿mantener una suspensión cautelar en tanto que se resuelve la ilegalidad de algo para evitar males mayores no es una decisión?
No es la decisión que él y su corte nepotista precisan, no es la decisión que el Partido Popular madrileño y sus socios necesitan para llenar sus bolsillos a costa de nuestra salud. Pero es una decisión.
"Es respetable pero es lamentable porque vuelven a abrir una indefinición tremendamente grande sobre una medida provisional no sobre el fondo que es claramente legal".
Y aquí es donde se le escapa totalmente a González la lengua. Donde, de repente se le marcha la cabeza a hace unos cuentos siglos, donde olvida que el es el Poder Ejecutivo, no el Rey Sol que abarcaba en su persona todos los poderes del Estado.
¿Claramente legal?
Él no es quien para hacer esa afirmación, él no es quien para decidir qué es legal y que es ilegal. Él no puede ni siquiera realizar esa afirmación en un Estado democrático en el que los poderes están divididos y el judicial no recae sobre su persona ni sobre la institución que dirige.
Si la norma, si su amada privatización, fuera claramente legal los jueces no hubieran admitido a trámite los recursos, si fuera claramente legal no hubieran paralizado cautelarmente su ejecución, si fuera claramente legal el pleno del Tribunal Superior de Justicia de Madrid no hubiera tenido que reunirse para decidir al respecto.
Pero Ignacio González no quiere ver eso, no puede verlo. Si él dice que algo es legal, tiene que serlo porque el tiene el poder y eso significa que marca la ley. La privatización es legal porque él lo dice y todo el que mantenga lo contrario es un irresponsable. Punto final
En el perfecto modelo absolutista. No en vano se crió políticamente a los pechos de quien se crió.
Ha habido un pronunciamiento rápido sobre el levantamiento de la suspensión cautelar de las privatizaciones hospitalarias: No se levanta. Lo han dicho los jueces y está claro, meridiano, cristalino.
Así que en realidad, Ignacio González acusa a los jueces de irresponsables no por demorar su decisión, sino por no tomar la decisión que a él le viene bien, que el desea, que el ordena.
Y remata la faena con un quejoso y aparentemente dócil
"No se produjo ninguna decisión, sino que lo que se está discutiendo es una medida cautelar y el pleno solamente ha dicho que no se van a pronunciar".
¿Y eso no le parece una decisión?, ¿dirimir quien tiene competencia para juzgar un asunto no es una decisión?, ¿mantener una suspensión cautelar en tanto que se resuelve la ilegalidad de algo para evitar males mayores no es una decisión?
No es la decisión que él y su corte nepotista precisan, no es la decisión que el Partido Popular madrileño y sus socios necesitan para llenar sus bolsillos a costa de nuestra salud. Pero es una decisión.
"Es respetable pero es lamentable porque vuelven a abrir una indefinición tremendamente grande sobre una medida provisional no sobre el fondo que es claramente legal".
Y aquí es donde se le escapa totalmente a González la lengua. Donde, de repente se le marcha la cabeza a hace unos cuentos siglos, donde olvida que el es el Poder Ejecutivo, no el Rey Sol que abarcaba en su persona todos los poderes del Estado.
¿Claramente legal?
Él no es quien para hacer esa afirmación, él no es quien para decidir qué es legal y que es ilegal. Él no puede ni siquiera realizar esa afirmación en un Estado democrático en el que los poderes están divididos y el judicial no recae sobre su persona ni sobre la institución que dirige.
Si la norma, si su amada privatización, fuera claramente legal los jueces no hubieran admitido a trámite los recursos, si fuera claramente legal no hubieran paralizado cautelarmente su ejecución, si fuera claramente legal el pleno del Tribunal Superior de Justicia de Madrid no hubiera tenido que reunirse para decidir al respecto.
Pero Ignacio González no quiere ver eso, no puede verlo. Si él dice que algo es legal, tiene que serlo porque el tiene el poder y eso significa que marca la ley. La privatización es legal porque él lo dice y todo el que mantenga lo contrario es un irresponsable. Punto final
En el perfecto modelo absolutista. No en vano se crió políticamente a los pechos de quien se crió.
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