Dice el cantante algo así como "tus acciones te definen". Y es absolutamente cierto, cansinamente cantado, pero absolutamente cierto.
Cuando se quieren ocultar las motivaciones, cuando se pretenden disfrazar los objetivos, son las acciones lo único que tienen los demás para definirte, para darse cuenta de quien eres. Y, aunque parezca un contrasentido imposible las acciones son también las inacciones.
Nuestro ínclito Presidente del Gobierno, ese que nos echamos sobre los hombros y el futuro con nuestros sufragios, se ha hartado de repetir -lo dijo hasta seis veces en su entrevista televisiva- que su "principal preocupación son los ciudadanos de España".
Pero sus inacciones le definen.
Su principal preocupación son los ciudadanos pero estos le reclaman transparencia, menos -o ninguna, ya puestos- corrupción política y tiene paralizada hasta el hartazgo la famosa Ley de Transparencia que languidece en las salas de espera del Congreso de los Diputados; sus ciudadanos -o sea nosotros, por si alguien no lo tiene claro- le reclaman, de hecho le exigen, claridad en las cuentas, recortes en los sueldos de los altos cargos públicos pero el ralentiza y saca bajo cuerda una Ley de Reforma de las Administraciones Locales que prácticamente no reforma nada salvo los sueldos de los cargos públicos... al alza.
Y así con todo.
La ciudadanía le pide en las calles que deje la sanidad como está y el envía a ministras y consejeros autonómicos a desmantelarla, su juventud le pide que no hipoteque su futuro educativo y el deja que Wert, Catalá, Figar y el resto de los filibusteros educativos que pueblan los despachos de los gobiernos del PP hagan de su capa un sayo y la recorten hasta lo mínimo; la población le pide que ponga coto a los desahucios y al abuso hipotecario de las entidades bancarias y el Presidente del Gobierno demora su decisión, crea comisiones, escucha a expertos y tarda una eternidad en tomar una decisión que luego no evita que haya que seguir luchando en la calle para paralizar desahucios.
Todo aquello que afecta o preocupa a esos que dice que "son su mayor preocupación", llega tarde, mal o nunca.
Sigue estudiando fórmulas para reactivar el crédito a las pequeñas y medianas empresas mientras estas caer como moscas de los cielos en un día de tórrido verano; sigue diciendo que baraja nuevas formas de ayuda a las familias con personas dependientes al tiempo que el retraso del ministerio encargado siguen haciendo posible que muchas de ellas mueran sin recibir las ayudas a las que ya tienen derecho por ley.
Se le demanda que los empresarios carguen también con la parte de la crisis que les toca y Rajoy y su área de economía tardan dos años en tomar una medida -la cotización de las retribuciones en especie- que afecte a los empresarios mientras en ese tiempo ha realizado dos reformas laborales y anuncia una tercera.
Pero como Mariano Rajoy es político no hay que fijarse solamente en sus acciones o inacciones para explicarle. Si lo que no hace le define, lo que hace a toda prisa le delata.
Tardó dos días en solicitar el rescate de las entidades financieras tras llegar al gobierno; una delegada del gobierno se queja de que la gente se manifiesta mucho y tarde mes y medio en presentar ante el Congreso la Ley de Seguridad Ciudadana más restrictiva desde la famosa ley de Vagos y Maleantes de la República, llevada a su máxima expresión por el dictador.
Tarda un suspiro en reformar por ley la forma de componer el Consejo General del Poder Judicial para poder controlarlo, archiva a toda prisa las cuestiones de fondo y de forma referidas a la recusación del presidente del Tribunal Constitucional para que no importe que sea un militante de su partido, envía a la fiscalía anti corrupción a intentar que no se procese a la infanta por participar y beneficiarse en los manejos financieros de su esposo, despliega todas sus armas diplomáticas para evitar que allende los mares se abran juicios a torturadores franquistas.
Y todo a la velocidad del rayo, sin pasar por la casilla de salida, como si no hubiera mañana y la vida le fuera en ello mientras todo lo que tiene que ver con aquellos que "son su principal preocupación" languidece en una burbuja de tiempo congelado.
Y por si fuera poco, por si ya no estuviera clara y cristalina la definición de lo que importa a Rajoy y a Génova,13 en su conjunto desde que ejercen el gobierno, ahora fuerza una reforma acelerada de la ley para evitar que se pueda procesar en España a los líderes chinos por sus ordenes, organización y participación directa en el genocidio del Tibet.
Los dependientes mueren sin ayudas y él a su ritmo, las pequeñas empresas cierran ahogadas por la falta de crédito y el a su ritmo, las familias son desalojadas de sus hogares y permanecen endeudadas y él a su ritmo; 30.000 estudiantes se quedan sin beca o no pueden pagar las matrículas universitarias y él a su ritmo; los pensionistas ven como les resulta obligado elegir entre su medicina y su desayuno y él a su ritmo.
Pero los señores del nuevo imperio económico del mundo corren riesgo de sufrir un proceso que les enfadaría y el se pone a correr a la velocidad de Usain Bolt en una final olímpica a parar el asunto.
No vaya a ser que se enfaden y ya no dejen a sus amigos deslocalizar empresas en Huandong en las que puedan tratar a los trabajadores orientales como esclavos y obtener beneficios millonarios, no vaya a ser que China se olvide de las compañías de sus amigos y socios a la hora de invertir, no vaya a ser que no deje a sus colegas comerciar con ella y llevarse los bolsillos a costa del paro dentro de nuestras fronteras y la servidumbre dentro de las fronteras chinas.
Así que el cantante tiene razón. Tus acciones te definen, Mariano. Tus acciones te definen y la velocidad de ejecución de las mismas te delata.
Ya es público y notorio quienes son tu "mayor preocupación".
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