Hoy no lloro por mí.
Sería redundante que las saladas lágrimas que parten de mis ojos
tan sólo me sirvieran para anegar de nuevo los restos de mi alma.
Hoy no lloro por ellos.
Hoy no lloro por ellos.
Sería irrelevante que aquellos que las vieran no me las entendieran
y aquellos que aún pueden comprenderlas no quisieran ya verlas.
Hoy no lloro por ti, hoy no lloro por mi,
Hoy no lloro por ti, hoy no lloro por mi,
hoy no lloro por ella, hoy no lloro por ellos.
Hoy lloro por el mundo.
Y el mundo que soy yo,
que eres tú, que fue ella,
ya no llora conmigo.
Hoy lloro por nosotros,
Hoy lloro por nosotros,
aunque ya no existimos.
(en honor a la metaforfosis de un recuerdo, a la muerte anunciada de un intento y al caleidoscopio apagado de una idea)
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