miércoles, enero 02, 2013

Las 2.400 razones para que Carromero sea un héroe

Está claro que por más años que pasen y fines del mundo que evitemos nos cuesta deshacernos de nuestras ancestrales formas de ver el mundo.
Y una de esas formas es la que todo lo basa en la creación de héroes y villanos. En convertir las circunstancias personales de alguien en paradigma de cosas y casos que poco o nada tienen que ver con aquel que ha sido elegido como héroe. Y el último de esos héroes de papel que quiere endosarnos la mentalidad del semidiós mitológico es Ángel Francisco Carromero, el dirigente de los cachorros del PP que se fue a Cuba, se reunió con Oswaldo Payá, conducía el coche que lo mató y acabó metido cuatro años en la cárcel por mor de una decisión de los tribunales cubanos.
Como era de los suyos, Moncloa y Génova se apresuraron a apretar clavijas y tuercas a todos los que encontraron para traerle de vuelta, como el castrismo está extenuado y al borde de un cambio que puede o recomponerle o eliminarlo tampoco quiso dar mucha batalla con el asunto, lo colocó en un avión y lo mandó de vuelta a España a cumplir el resto de su condena.
Hasta ahí lo ocurrido. Pero luego llega la tita Espe, la ínclita ex presidenta madrileña que olvido que para que retirarse a tiempo sea una virtud hay que retirarse de verdad, y comienza a hacer de las suyas. 
Cual plañidera bíblica visita una y otra vez a Carromero en la prisión segoviana en la que se encuentra y de la que todo el mundo sabe que saldrá en breve. No lo hace por caridad cristiana -algo de lo que sentirá mucho en estas fechas- ni por cercanía afectiva. Lo hace porque quiere crear un héroe, quiere componer cual moderno demiurgo -o demiurga, vaya usted a saber- una creación que surja de la nada.
Habla de que en España el accidente doloso no es delito y de que no debería estar en la cárcel y pide con sus cabellos mesados y sus neocon vestiduras desgarradas una investigación internacional sobre la muerte de Payá.
Pero como parece que eso no le sirve, que no enciende a las enfervorecidas masas en defensa de su vástago político, como hay gente que piensa "Ah, ¿que matar a alguien al volante no es delito en España? ¡Pues quizás debería serlo!", la buena de Aguirre carga contra la justicia cubana -criticable, como todas- y tira de conspiración comunista, habla de torturas que Carromero nunca ha denunciado y dice que no reconoce la justicia cubana.
Y habrá muchos que se pregunten qué necesidad tiene de poner en marcha toda esperpéntica farsa cuando Carromero tendrá el tercer grado en unos días y podrá hacer lo que le venga en gana pese a lo que dijo o dejó de decir el tribunal cubano que le condenó.
Pues bien, Esperanza Aguirre, el gobierno de Moncloa y toda la plana mayor genovesa tienen muchas razones para intentar politizar el caso de Carromero, tienen muchas razones para intentar vendernos como héroe a un individuo que conducía un coche en un momento de un accidente que no tiene mucha explicación, después de aquí ya hubiera demostrado con creces que no era precisamente el mejor conductor del mundo porque había acumulados tantas infracciones o tan graves -que nunca se sabe- como para que le retiraran el carné de conducir.
Exactamente tiene 2.400 razones para transformar en héroe y luchador por la libertad de los pueblos a Ángel Francisco Carromero.
El número de ciudadnos españoles que languidecen en cárceles de todo el mundo mientras nuestro gobierno no aprieta tuercas ni tornillos diplomáticos a nadie para repatriarles y que cumplan sus condenas en la relativa seguridad carcelaria de Herrera de La Mancha, Nanclares de Oca o El Dueso.
No es que sea yo de los que estén demasiado a favor de eso de las repatriaciones carcelarias. Al fin y al cabo si te vas a Turquía a traficar con droga o a Tailandia a violar niños y te pillan deberías asumir que parte de la condena es pasarla en esas cárceles. Pero ya que se práctica, lo justo es que a todos se les trate con la misma celeridad, es que se ponga la misma insistencia diplomática en todos.
Pero el PP, el Ministerio de Justicia y la diplomacia española no lo hace y sin embargo se vuelca con Carromero hasta que consigue traerlo a un recaudo seguro.
Por eso Aguirre se vuelca en convertirle en un luchador por la libertad, en una víctima de la oscura confabulación del comunismo castrista que acabó con la vida de Payá, por eso Esperanza se cambia los chaneles por el disfraz de madre de la Plaza de Mayo y pide la liberación de su vástago ideológico y el castigo a sus torturadores.
Porque si es un héroe enfrentado a villanos e injustamente encarcelado entonces se justifica la urgencia y la velocidad con la que todo el aparato del gobierno se ha puesto a trabajar para arrancarle de las tétricas celdas de las cárceles cubanas.
Porque si es un luchador político por los derechos entonces se puede olvidar su tendencia a los excesos al volante, se puede olvidar cualquier otra circunstancia.
Y sobre todo se pueden olvidar a los 2.400 españoles a los que no se les defiende con la misma diligencia, con la misma velocidad y con la misma fuerza que se ha hecho con Carromero.
Y quizás pase desapercibido el hecho de que solamente hay una razón por la que Carromero ya está en España mientras otros llevan años en prisiones alrededor del mundo sin que nuestra diplomacia haga nada al respecto: que Ángel Francisco Carromero está en una cárcel segoviana porque el PP y el gobierno que mantiene solo pone énfasis, fuerza e intensidad en defender a los suyos y por ser de los suyos, no a todos los demás que no lo son.
Una tendencia muy arraigada en los grandes partidos de este país pero que, hoy por hoy, ya empieza a estar mal vista.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los hijos de puta siempre se protegen entre ellos. Quizas sea muy amigo de la "familia".

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