domingo, diciembre 15, 2013

Cine y sexismo: el test de Bechdel habla por sí solo

Escena I
Dos mujeres hablan en la cocina mientras friegan los platos. Hablan de la comida que se está cocinando en el fuego. Discuten sobre la cantidad de especias que han de echarle para que el sabor esté en su punto. Una tercera mujer (con una niña pequeña en brazos) entra en escena.
La conversación se traslada a que la niña llora porque está echando los dientes de leche. Las dos que están cocinando le comienzan a dar consejos sobre como evitarlo.
Un hombre entra en segundo plano, se acerca hasta la nevera, la abre, coge una cerveza y desparece de escena. Las mujeres apenas le hacen caso y continúan hablando.
La que tiene la niña en brazos introduce una pregunta sobre dos mujeres no presentes.
Risas, guiños y gestos cómplices de las otras dos que terminan por explicarle que esas dos mujeres de las que hablan son lesbianas -utilizando eufemismos y gestos despectivos-.
Fin de la escena.

Escena II
Una mujer madura está de pie  frente a quince hombres y seis mujeres . Están sentados en un aula universitaria. Ellos, alumnos, le preguntan dudas sobre economía. Ella, la catedrática, se lo está explicando. Sucesivamente, cuatro alumnos masculinos y una femenina van preguntando cuestiones y ella las responde de forma precisa.
En un momento dado, uno de los alumnos masculinos le pregunta por la teoría de un economista en concreto, el último Premio Nobel de Economía. Ella se gira y va hacia la pizarra y comienza a dibujar fórmulas en silencio de espaldas a los alumnos.
Las lagrimas empiezan a caer por su rostro -lágrimas de rabia- uno de los alumnos susurra algo a otro. Un tercero dice que ella desarrolló junto con él la teoría del Premio Nobel pero el otro economista se la robó y la presentó como si solamente fuera suya. Una alumna femenina les informa de que además eran pareja cuando eso ocurrió.
La mujer se enjuga las lágrimas de forma discreta. Cuando se vuelve para continuar la explicación, el alumno que ha hecho la pregunta está de pie aplaudiendo lentamente. Uno por uno todos los alumnos y las alumnas se levantan y comienzan a aplaudirla. Ella sonríe y hace una reverencia como si acabara de recoger el Premio Nobel.
Fin de la escena

Según el test de la prueba de Bechdel, la nueva idea gloriosa que se ha puesto en marcha para medir el sexismo en el cine, la primera escena no solo no sería sexista sino que pasaría el test con nota porque hay más mujeres que hombres en la pantalla y hablan entre ellas sobre temas que no están relacionados con los hombres. 
Pero la segunda sí sería sexista porque las mujeres no hablan entre ellas, hay más hombres en pantalla que mujeres, hay más frases e intervenciones masculinas y hay un hombre implicado en la conversación que hace referencia a la protagonista. 
Obviamente es absurdo. 
Si se quiere valorar si hay sexismo en el cine -que es evidente que en algunas películas lo hay en uno y otro sentido, que el sexismo es bidereccional, no conviene olvidarlo- hágase. Pero hágase de una forma seria.
Leyendo los guiones, lo que se dice, lo que se presenta como arquetipo, los subtextos y todo lo que hay que tener en cuenta en un arte tan complejo como el cinematográfico. 
Lo demás es insultar la inteligencia de quienes hacen y ven películas. El cine, la cultura y el sexismo no son números. Son personas, pensamientos e ideologías. 
Nada más que decir al respecto.

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