miércoles, noviembre 28, 2012

Un cuento para la Educación Pública valenciana (final adapatable por colegios y comunidades).

- Mamá, papá ¿estudiar siempre fue así?
- No hijo, no.
En 1847 solamente dos de cada diez niños sabían escribir y solamente cuatro de cada diez iban al colegio antes de ponerse a trabajar a los trece años.
Un grupo de personas, intelectuales, religiosos y políticos, que creían que la inteligencia era más importante que la sangre, que la educación era más importante que la riqueza y que el saber era un valor más importante que la fuerza física, lograron convencer a los gobernantes, de que los niños tenían que estudiar y aprender.
Nosotros, amorcito, estamos alfabetizados al cien por ciento y tenemos prohibido el trabajo infantil.
Eso lo empezaron ellos y nosotros lo heredamos.
En 1855 había una escuela por cada 150 kilómetros y los niños que vivían lejos no podían llegar a estudiar y se quedaban en casa o esperaban a maestros itinerantes que llegaban una vez por semana para enseñarles solo a leer y escribir mientras el resto de los días trabajaban en el campo. Pero un hombre llamado Moyano intentó que el transporte acercara a los niños a los colegios permitiendo que viajaran gratis en las diligencias diarias para llegar a la escuela
Nosotros, vida mía, tenemos garantizada la cercanía de los centros de enseñanza y tenemos ayudas para poder llegar a esos centros para los que viven lejos
Eso también lo heredamos de su esfuerzo.
En 1857, otro grupo de personas se enfrentó a los reyes para conseguir arrancar de sus arcas el dinero necesario para construir escuelas y convencer a los monarcas de que la enseñanza tenía que ser gratuita, en contra de aquellos que les acusaban de anarquistas por querer llevar la educación a todos.
Nosotros, cariñito, podemos ir al colegio sin pagar por ello y nos aseguran que nadie se quedará sin educación por motivos económicos
Eso nos ha llegado también como herencia de sus ideas y su trabajo.
En 1901 se logró que el Estado asumiera el pago de los profesores y del material escolar para que los maestros no dependieran de lo que poco que podían pagarles los padres de la gente pobre.
Ahora no tenemos que pagar a los profesores y ellos pueden enseñar sabiendo que esa actividad les servirá para mantenerse a ellos y a sus familias, aunque den clase a personas que no tienen demasiados recursos económicos.
Eso también nos ha venido dado por lo que hicieron y pensaron otros.
En 1966 se consiguió que se reconociera en todo el mundo la Educación como un derecho universal del que nadie podía ser apartado por razón de raza, sexo, credo o nacionalidad, haciendo, en contra de las ideas de muchos gobernantes, que sea el estado el que tenga la obligación de asumir la protección de ese derecho.
Nosotros, pequeño,  si queremos estudiar, lo hacemos sin que nadie pueda decirnos que no nos deja hacerlo.
Eso también forma parte de las cosas que hemos heredado de lo que ellos empezaron.
- Vale, vale, mamá, Lo voy cogiendo. Y ¿eso fue sencillo?
- No hijito, no.
Órdenes religiosas enteras fueron expulsadas de este país por intentar educar a los pobres.
Maestros fueron quemados en sus escuelas por los terratenientes para impedir que enseñarán a leer y escribir a sus jornaleros y aparceros y así entendieran los contratos que firmaban con ellos y les condenaban de por vida a la servidumbre y la esclavitud.
Miles de mujeres tuvieron que estudiar a escondidas en sus casas porque no podían ir a la escuela por ser mujeres, miles de hombres tuvieron que estudiar a escondidas en talleres y fábricas por la noche porque la Guardia Civil perseguía a sus maestros y les encerraba por anarquistas, intelectuales y maestros fueron fusilados, detenidos en campos de concentración y reeducación o simplemente obligados a no dar clases porque pertenecer a La Institución Libre de Enseñanza.
Soportaron la presión de los que tenían dinero y poder, la persecución de sus brazos armados y la indiferencia de los que creían que el dinero lo compraba todo y era la posición y la riqueza lo que daba derecho a la educación y al final lo lograron.
Y nosotros nos aprovechamos de esa herencia que ellos nos dejaron.
- Y ¿todos los niños tendremos ahora eso?
- No, hijo, no.
Muchos tendrán  que andar tres kilómetros de ida y otros tantos de vuelta para poder llegar al colegio, tendrán que utilizar libros de reciclaje, tendrán que comer frío todos los días si quieres ir al colegio, tendrán profesores agotados y quemados por un número de alumnos excesivos en las aulas y un descenso cada vez más acentuado en sus ingresos, tendrán que abandonar la escuela cuando acabe la enseñanza obligatoria porque sus padres no tendrán dinero para afrontar los gastos del bachillerato y mucho menos de la universidad, saldrán del colegio sabiendo lo básico y solamente podrán optar a trabajar de operarios en una cadena de montaje, si es que encuentran empleo.
Eso es lo que tendrán muchos niños ahora. Así están las cosas.
- ¿Y eso por qué, mamá?
Porque nosotros hemos decidido que el dinero que se gasta en educación tiene que emplearse en salvar a nuestros amigos que nos dieron fraudulentamente dinero para seguir en el poder, porque hemos desperdiciado tres generaciones en reformas ideológicas de la educación, peleándonos por las materias más absurdas, en lugar de reforzar la educación pública. Porque nosotros hemos olvidado que la historia nos obliga a ser garantes de la educación y hemos decidido que es más importante asegurar el negocio a nuestros socios que hacer que todos puedan aprender.
Porque preferimos que el transporte escolar lo sufrague un calendario erótico, que las clases universitarias se tengan que dar en la calle, que los padres tengan que hacer el mantenimiento de las instalaciones, que las madres se encarguen de la limpieza de las aulas, que los alumnos se tengan que abrigar para ir al colegio como si fueran a una expedición antártica a restar un solo céntimo del dinero que necesitamos para salvar de la cárcel y la quiebra a aquellos que utilizaron el dinero de todos para beneficiarnos solamente a nosotros.
- Y ¿yo heredaré todo eso de ti, mamá?, ¿tú también tendrás que hacer un calendario en sujetador para que pueda ir al colegio?
- No, hijito, no te preocupes.
Tú estudiarás en un buen colegio con profesores bien remunerados y material de sobra porque mamá y papá tienen dinero para pagarlo. Si llegas tarde a clase, podrás ir en el coche oficial de mamá. Podrás estudiar en la universidad que quieras y te aprobarán porque pagaremos la factura y luego te encontraremos un trabajo bien pagado y en el que tengas que hacer pocas cosas en alguna de las empresas de los amigos que hemos salvado de la quiebra fraudulenta. Mamá está aquí para proteger tu futuro.
- ¿Mamá?
- Dime, cielito
Cuando me lleves al colegio ¿puedes dejarme en la esquina? Cuando pasen lista en clase ¿puedo utilizar tú apellido en lugar del de papá?
¿Por qué, hijito, por qué?
Porque esos niños no tienen por qué avergonzarse de lo que han hecho sus madres y padres para darles educación. 
Pero a mí me da mucha vergüenza que mis amigos sepan que soy hijo de Jorge Cabo. Los hijos de María José Catalá ya lo hacen, ¿Puedo, mamá?

Nota: (me he acordado de un texto que escribí por la huelga general y me ha parecido buena idea adaptarlo a este inspirador caso)

4 comentarios:

Unknown dijo...

Sin palabras me he quedado. En todo momento he ido percatándome de que documentado estaba el artículo pero en ningún momento me esperaba las últimas 2 líneas. OLE, tu si que eres valiente.

Silvia Lucas dijo...

Muchas gracias. Cada vez que leo lo que escribes me quedo sin habla. Gracias por retratar nuestra situación con esa elegancia. Gracias por tu apoyo. Eres muy grande

Eva Mª Casas dijo...

Hola como siempre aqui estoy, me has dejado anonadada,eres estupendisimo, me ha encantado.
Que mente mas priviligiada tienes.
Gracias.

Mª José López dijo...

Magnífico!!me dejas con la boca abierta cada vez que leo algo tuyo...enhorabuena

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