A veces, solamente a veces, el debate de ideas y argumentos enfrentados resulta productivo, resulta por sí mismo gratificante cuando te das cuenta de que solamente por su existencia todavía puede sacarse algo en claro de este Occidente Atlántico nuestro donde el gusto por pensar cada vez más un artículo de colección.
Aunque solo sea eso. Esto hay que agradecerle a la buena de Beatriz Talegón. Al menos yo se lo agradezco. Aunque no conozca el nombre de la persona con quien debato.
Anónimo dijo...
Una joven de ¿30 años? Ya... Podríamos proponer que las juventudes fueran hasta los 45. Total, el proceso de infantilización social es tal, que a la edad que mi madre tenía 2 hijos, llevaba una casa y atendía un negocio, esta mujer es la presidenta de las juventudes.
Y luego llora, pobrecita, cuando los de las hipotecas la mandan a la mierda. Ella que quería ser la líder de la revolución...
Anda a la mierda con toda esta gente.
Saludos.
Para Anónimo:
A mi el efecto Talegón no me preocupa ni me preocupará nunca. Sus motivaciones son suyas.
A mi me preocupa el "contraefecto", ¿por qué estamos más interesados en las bondades o maldades del mensajero que en el mensaje?
¿por qué seguimos exigiendo esa condición mesiánica de pureza impoluta de todo aquel que diga algo para tener en cuenta sus palabras?
Me interesa por qué nos sentimos en la necesidad de reclamar "pureza de sangre" a todo aquel que hace una crítica, como si su supuesta falta de credibilidad nos sirviera a nosotros de excusa para cerrar los oídos a sus palabras.
Nos podemos imagina qué hubiera pasado si los franceses hubieran dicho ¿quienes son estos aristócratas enteradillos para decirnos a nosotros que tenemos que ir contra el rey y acabar con la servidumbre, siendo ellos todos de familias nobles venidas a menos? o si los colonos americanos hubieran exclamado ¡No vamos a ir a una guerra de independencia porque estos que dicen que seamos independientes han hecho tratos comerciales con Inglaterra en sus negocios!
Es la excusa perfecta.
Como nadie va a estar limpio de polvo y paja, por más que nos griten desde todas partes que tenemos que hacer algo nosotros seguiremos sin hacerlo porque los que nos lo dicen están desautorizados para decírnoslo.
Lo siento, pero me parece tan viejo como la cobardía.
Y ese también es un rasgo de infantilismo social. Y uno muy nuestro.
Y sobre las edades... Tener dos hijos, atender un negocio y llevar una casa no es un rasgo de madurez (y no es por tu madre en concreto, por supuesto, es una apreciación general)
La madurez se alimenta de la coherencia. Si se actúa coherentemente, se actúa como un adulto, se esté soltero y sin compromiso, sin hijos y sin negocio o se esté como se esté.
Pero, en cualquier caso, no es por defender o atacar a Talegón. Para mi ella es irrelevante en ese debate. Es solamente un ejemplo.
Es porque me sigue entristeciendo y dando rabia que siempre encontremos un motivo -y además basado en los supuestos defectos de los otros- para eludir los cambios personales y sociales que nos reclaman.
No es el motivo por el cual ella ha hecho lo que hecho sino los motivos por los cuales nosotros hacemos lo que hacemos.
Lo repito es "el contraefecto" lo que critico, no el "efecto".
Saludos
Anónimo dijo...
Recojo el guante, señor Devil.
Hay algo aún más viejo que la cobardía, que es la ingenuidad. El hombre nace ingenuo, después se hace cobarde, o no.
Hay otra cosa con la que no se nace que es la coherencia.
Cuando de un partido podrido una de sus cachorras te viene vendiendo la moto de la regeneración, el tonto mira a la Luna, el sabio al dedo que, cual maniobra de distracción, señala a la Luna para que olvidemos la podredumbre del dedo.
Sí, lo de mi madre no era síntoma de madurez. Ni lo de la suya. Pero pertenecer, ser presidente, de las juventudes de un partido más allá de, digamos, los 21, a mí me suena a ingeniería social. Al "eternamente joven". A, como soy joven todo se me ha de disculpar. A no tengo aún un criterio formado. A no asumo mis responsabilidades. A soy eterna víctima, ser necesitado de protección y tal (el feminismo eso se lo sabe).
Resumo y concluyo de momento: ¿Qué dijo esta tía de sustancia? ¿Qué ha hecho ella hasta hoy para demostrar un bagaje que respalde sus argumentos?
Nada.
Encantado de seguir debatiendo. Le sugiero que se informe sobre el trayecto de esta mujer, primero.
Saludos y gracias por responder, estoy en su casa.
Me alegro de que recoja el guante.
Pero me temo que no estamos debatiendo sobre lo mismo.
Usted sigue en el empeño de que la virtud del que dice las
cosas está por encima de todo y en la justificación de que si el mensajero, en
este caso Beatriz Talegón, es cuestionable desde su punto de vista ya el
mensaje no tiene que ser escuchado, ni atendido ni, por supuesto, respondido.
Eso es lo que es básicamente ingenuo.
Desconozco, desde luego, su trayectoria personal, pero lo que defiende este post es que mientras nosotros no hagamos nada, no nos enfrentemos a los que están por encima de nosotros, no arriesguemos nada no estamos en condiciones de decirle a nadie que no tiene derecho a hacerlo.
Nosotros mayoritariamente agachamos la cabeza, aguantamos lo injusto y luego, cuando alguien dice que es injusto, que está mal, corremos a buscar argumentos para desacreditarle, para justificar porque no hacemos caso de ese mensaje.
En el post, lo digo y lo repito en varias ocasiones, las palabras que fijo Talegón no son relevantes –salvo quizás para los líderes socialistas- pero nosotros deberíamos quedarnos con la idea de que hay que enfrentarse a los que tienen el poder y decir las cosas claras.
Puede que sus motivos sean espurios, puede que su intención sea mero arribismo pero lo que es incoherente en grado sumo es justificar nuestro rechazo en eso y ni siquiera ahondar en la actitud. Lo que se me antoja absolutamente infantil e incoherente es decir sigo sentado, sigo sin hacer nada porque todos los que me dicen que lo haga no son santos de mis devoción, no son castos y puros.
Lo que sí me parece ingenuo es que esperemos que el cambio llegue de un nuevo héroe, de un nuevo paladín, de un nuevo mesías impoluto al que simplemente seguir.
Eso es lo que es básicamente ingenuo.
Desconozco, desde luego, su trayectoria personal, pero lo que defiende este post es que mientras nosotros no hagamos nada, no nos enfrentemos a los que están por encima de nosotros, no arriesguemos nada no estamos en condiciones de decirle a nadie que no tiene derecho a hacerlo.
Nosotros mayoritariamente agachamos la cabeza, aguantamos lo injusto y luego, cuando alguien dice que es injusto, que está mal, corremos a buscar argumentos para desacreditarle, para justificar porque no hacemos caso de ese mensaje.
En el post, lo digo y lo repito en varias ocasiones, las palabras que fijo Talegón no son relevantes –salvo quizás para los líderes socialistas- pero nosotros deberíamos quedarnos con la idea de que hay que enfrentarse a los que tienen el poder y decir las cosas claras.
Puede que sus motivos sean espurios, puede que su intención sea mero arribismo pero lo que es incoherente en grado sumo es justificar nuestro rechazo en eso y ni siquiera ahondar en la actitud. Lo que se me antoja absolutamente infantil e incoherente es decir sigo sentado, sigo sin hacer nada porque todos los que me dicen que lo haga no son santos de mis devoción, no son castos y puros.
Lo que sí me parece ingenuo es que esperemos que el cambio llegue de un nuevo héroe, de un nuevo paladín, de un nuevo mesías impoluto al que simplemente seguir.
Y lo hacemos con todo.
El 15M son una panda de perroflautas, no hay que hacerles caso; los políticos son todos corruptos, sus denuncias de corrupción no valen; los funcionarios solamente defienden sus privilegios, no tienen razón en su justificación; los trabajadores del metro nos joden la mañana y nos impiden llegar al trabajo, su huelga no es buena; los sindicatos están acomodados y viven de la sopaboba, no hay que seguir sus convocatorias; los actores no tienen derecho a la crítica porque no pagan impuestos en España… y Talegón es, simplemente, un ejemplo más.
Y así seguimos, escudándonos en las supuestas o reales manchas éticas de unos y de otros para justificar nuestra inacción, para no ahondar en su mensaje.
Seguimos haciendo lo mismo de siempre, esperando que aparezca un mesías o un milagro que adecente el local para que nosotros simplemente tengamos que hacer el ejercicio de depositar nuestro sufragio y no tener que implicarnos en nada más.
Y la historia sigue demostrándonos que eso no puede ser así.
Dantón, Marat y David eran arribistas de tomo y lomo y hoy en día consideramos ineludibles los derechos que ellos redactaron; Franklin Jefferson o Madison eran miembros de la élite burguesa americana y hoy en día nadie duda de su declaración de independencia y de los principios que en ella figuran.
Tenemos que volver a la acción, tenemos que dejar de definirnos por el partido al que votamos y al que no votamos, tenemos que dejar de pensar en los mensajeros y ahondar en los mensajes porque si no este sistema no podrá cambiarse ni regenerarse, ni por un lado ni por el otro.
Y sobre la ingeniería social simplemente haré un apunte. Lleva practicándose desde hace mucho tiempo con nuestra absoluta aquiescencia, con nuestro beneplácito más completo. Si unos la realizan con el feminismo y la supuesta progresía, los otros la llevan a cabo con el falso liberalismo y las supuestas raíces cristianas. Si unos lo hacen con el aborto y el maltrato, los otros lo hacen con la familia tradicional
Y eso va mucho más allá del PP y del PSOE, de la progresía y el conservadurismo, de Talegón y de Carromero.
Lo pueden hacer porque nosotros se lo consentimos. Porque nos resulta mucho más fácil alinearnos que cambiar, buscar a quien seguir que pararnos a crear algo nuevo, desacreditar al rival que asumir algo de lo que diga. Asentir o rechazar que pensar por nuestra cuenta.
Puede que todo eso parezca ingenuo pero trabajamos ocho horas diarias y tenemos jornadas de descanso porque en mil ochocientos y pico los trabajadores ingleses fueron así de ingenuos, aunque sus líderes les llevaran a la huelga para encumbrarse políticamente; no somos siervos ni estamos ligados a la tierra porque en 1789 los franceses siguieron a quienes les decían que no tenían que serlo aunque con ello buscaran relevancia política o beneficio. Le debemos lo que tenemos a esas “ingenuidades”.
Y desde luego las prefiero a la cobardía de desacreditar todo lo que se mueve para justificar nuestra poca tendencia al movimiento, el riesgo y el cambio.
Este debate, para mí, no va de Beatriz Talegón, va de nosotros, como sociedad y como individuos.
Pregunta usted ¿Qué ha hecho ella para apoyar sus argumentos? No me importa, nunca me ha importado.
Mi pregunta es, siempre ha sido y siempre será ¿Qué hacemos nosotros para refrendar los nuestros?, ¿Qué argumentos tenemos para justificar nuestra inacción? ¿Qué los que nos la reclaman no son limpios y puros?
Es muy poca alforja para tan duro viaje.
Todo debate inteligente es siempre un placer. Mi casa siempre está abierta para eso.
El 15M son una panda de perroflautas, no hay que hacerles caso; los políticos son todos corruptos, sus denuncias de corrupción no valen; los funcionarios solamente defienden sus privilegios, no tienen razón en su justificación; los trabajadores del metro nos joden la mañana y nos impiden llegar al trabajo, su huelga no es buena; los sindicatos están acomodados y viven de la sopaboba, no hay que seguir sus convocatorias; los actores no tienen derecho a la crítica porque no pagan impuestos en España… y Talegón es, simplemente, un ejemplo más.
Y así seguimos, escudándonos en las supuestas o reales manchas éticas de unos y de otros para justificar nuestra inacción, para no ahondar en su mensaje.
Seguimos haciendo lo mismo de siempre, esperando que aparezca un mesías o un milagro que adecente el local para que nosotros simplemente tengamos que hacer el ejercicio de depositar nuestro sufragio y no tener que implicarnos en nada más.
Y la historia sigue demostrándonos que eso no puede ser así.
Dantón, Marat y David eran arribistas de tomo y lomo y hoy en día consideramos ineludibles los derechos que ellos redactaron; Franklin Jefferson o Madison eran miembros de la élite burguesa americana y hoy en día nadie duda de su declaración de independencia y de los principios que en ella figuran.
Tenemos que volver a la acción, tenemos que dejar de definirnos por el partido al que votamos y al que no votamos, tenemos que dejar de pensar en los mensajeros y ahondar en los mensajes porque si no este sistema no podrá cambiarse ni regenerarse, ni por un lado ni por el otro.
Y sobre la ingeniería social simplemente haré un apunte. Lleva practicándose desde hace mucho tiempo con nuestra absoluta aquiescencia, con nuestro beneplácito más completo. Si unos la realizan con el feminismo y la supuesta progresía, los otros la llevan a cabo con el falso liberalismo y las supuestas raíces cristianas. Si unos lo hacen con el aborto y el maltrato, los otros lo hacen con la familia tradicional
Y eso va mucho más allá del PP y del PSOE, de la progresía y el conservadurismo, de Talegón y de Carromero.
Lo pueden hacer porque nosotros se lo consentimos. Porque nos resulta mucho más fácil alinearnos que cambiar, buscar a quien seguir que pararnos a crear algo nuevo, desacreditar al rival que asumir algo de lo que diga. Asentir o rechazar que pensar por nuestra cuenta.
Puede que todo eso parezca ingenuo pero trabajamos ocho horas diarias y tenemos jornadas de descanso porque en mil ochocientos y pico los trabajadores ingleses fueron así de ingenuos, aunque sus líderes les llevaran a la huelga para encumbrarse políticamente; no somos siervos ni estamos ligados a la tierra porque en 1789 los franceses siguieron a quienes les decían que no tenían que serlo aunque con ello buscaran relevancia política o beneficio. Le debemos lo que tenemos a esas “ingenuidades”.
Y desde luego las prefiero a la cobardía de desacreditar todo lo que se mueve para justificar nuestra poca tendencia al movimiento, el riesgo y el cambio.
Este debate, para mí, no va de Beatriz Talegón, va de nosotros, como sociedad y como individuos.
Pregunta usted ¿Qué ha hecho ella para apoyar sus argumentos? No me importa, nunca me ha importado.
Mi pregunta es, siempre ha sido y siempre será ¿Qué hacemos nosotros para refrendar los nuestros?, ¿Qué argumentos tenemos para justificar nuestra inacción? ¿Qué los que nos la reclaman no son limpios y puros?
Es muy poca alforja para tan duro viaje.
Todo debate inteligente es siempre un placer. Mi casa siempre está abierta para eso.
Un saludo.
Voy a colocar estos comentarios como un nuevo post para que otros puedan participar en él. Si no le importa.
Voy a colocar estos comentarios como un nuevo post para que otros puedan participar en él. Si no le importa.
5 comentarios:
Jajajaja.
Caray, no me esperaba tanto honor; me ha cogido de sorpresa.
Ahora me tendré que esmerar, sabiendo que esto ya no es un mero cruce de opiniones diferentes en los comentarios de un blog; es una entrada en toda regla.
Me presento, me llamo Toni.
No sé si los comentarios permitirán la amplitud suficiente para desarrollar el tema, trataré de ser esquemático y conciso.
Vamos allá:
Usted alude a la cobardía del inmovilismo, al no querer movernos por inseguridad.
Le respondo que estoy hasta las narices de "gatopardadas". Usted es culto, no hace falta que explique el significado.
Me dice que importa el mensaje, no el mensajero. Pero es que el mensaje va ineludiblemente unido al mensajero y, además, el binomio mensaje y mensajero, a veces, nos permite vislumbrar las intenciones del emisor.
El mensaje: "Debemos preocuparnos por la infancia", es impecable.
¿Opina lo mismo si el mensaje lo emite un pedófilo? No, ¿verdad? ¿Ni aún sabiendo que está siendo sincero, que realmente, a su peculiar manera, se preocupa por la infancia (y tanto)?
Sigo en otro mensaje para que no se me corte.
En la sociedad actual y en política, mensaje y mensajero van irremisiblemente unidos.
Le copio mail recibido de un amigo, creo que el autor es él:
"Líbreme Marx o Bakunin de escribir que celebro las lágrimas de cocodrilo de Beatriz Talegón en la manifestación de hace unos días. Líbreme Lenin o Proudhon de cuestionar su integridad intelectual y moral. Líbreme Engels o Kroptkin de usar palabras como OTAN, GAL, ETT, Yugoslavia, Afganistán, Libia o expresiones como reforma laboral, ERE irregular, reconversión industrial, rescate bancario, reforma constitucional exprés o Ley de Partidos. Y líbreme el “Che” Guevara o Buenaventura Durruti de sospechar o intuir determinada estrategia populista al servicio de la cual la Talegón se deja manipular"
Tengo una teoría más plausible de lo que aquí está sucediendo. Atención. Aunque Beatriz aparenta ser mi coetánea, nada más lejos de la realidad. ¿Han visto alguna vez Futurama? Pues eso es lo que le ha pasado a Beatriz Talegón:
Ella vivía en la época de Pablo Iglesias, y le escuchó decir frases como "es cierto que aspiramos a llevar representantes de nuestras ideas al parlamento, pero jamás hemos creído que desde allí pueda destruirse el orden burgués y establecer el orden social que nosotros defendemos". O: "este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones". O: "nosotros estamos dispuestos a vencer -¿se entiende?-, no a defendernos. A matar y a dejarnos matar. A todo".
Pero, entonces, se produjo un misterioso accidente y Beatriz Talegón acabó criogenizada durante casi un siglo. Salió de la cámara y se fue directa a una manifestación en Madrid por el derecho a la vivienda. Y, pobre de ella, se encontró con que la gente ("violentos", como los calificó después en La Sexta) la abucheaba por ser del PSOE. Acabó, pues, rompiendo a llorar, mientras la policía del régimen la escoltaba fuera de la manifestación.
Beatriz, yo te defiendo. Nadie te comprende, nadie sabe lo que estás sufriendo. Lo que pasa es que tú te has pasado los últimos 90 ó 100 años en una cámara de criogenia, y no sabes que ahora las siglas PSOE representan a los mismos que en tu época representaban Sagasta y el Partido Liberal.
En caso de que no hubieras pasado un siglo criogenizada, me alegraría de que te echen de las manifestaciones y de que llores, porque te lo mereces. Porque, si esa cámara de criogenia no existiera, tus lágrimas no podrían darme pena a la vez que las lágrimas de tantas familias desahuciadas por las leyes del suelo y el fomento de la especulación del PSOE, de tantos usuarios de servicios públicos recortados para pagar una deuda privada hecha pública por el PSOE mediante inyecciones de dinero a la banca, de tantos alumnos de institutos sin medios porque el dinero va a la miserable concertada que creó el PSOE, de tantos enfermos en hospitales con listas de espera infinitas por culpa de la ley 15/97 que abre la puerta a la privatización de la gestión hospitalaria y fue votada por PSOE y PP entre otros, de tantos jóvenes que no cotizan y no tienen convenio colectivo por culpa de la reforma laboral del PSOE o de tanto preso político por culpa de la Ley de Partidos votada por PSOE y PP (y el PA, por cierto) entre otros. En suma, de tanta gente que llora por culpa del PSOE.
Y ya he dicho que en política, mensaje y mensajero al "cruzar los datos", nos pueden indicar la intención que se oculta tras las bellas palabras.
Pongo otro ejemplo: me paso por donde el final de la espalda las bellas palabras de Maribel Verdú acerca de su apoyo a los desahuciados por hipotecas.
Maribel, anunciante, por dinero, de hipotecas basura, propietaria de 4 inmuebles en zonas residenciales, accionista de una clínica privada, casada con un empresario propietario de 7 teatros, queda invalidada para emitir un mensaje solidario con los desahuciados: el cruce de datos nos deja sobre la mesa las intenciones: que progre soy, como molo, seguir subvencionando las bazofias del cine español querracivilista para que yo pueda seguir luciendo modelitos.
Pero en este caso, no hay por qué denostar el mensaje. Conclusión: Maribel es una hipócrita, pero lo que ha dicho está bien, su intención no me afecta, igualmente no pienso ir a ver bazofias de cine español, aunque no pueda evitar que el Estado me robe para subvencionar las fiestas de esta gente.
Sigo en otro comentario.
La figura del "tonto útil" la definió Marx.
Ya saben: el que creyendo estar haciendo la revolución, está defendiendo intereses que van contra él mismo.
Si usted cree que la Psoe es un partido honesto, esta discusión no debería tener lugar siquiera; jamás discuto cuestiones de fe.
Porque al cruzar mensaje y mensajera lo que cae sobre mi mesa es querer buscar tontos útiles al estilo gatopardiano. Ergo: las intenciones son perversas, muy perversas. Ergo: hay legitimidad para criticar lo que me salga de las narices a quien se erige en estandarte moral para que parezca que todo cambie, para que el rebaño no se desmande, para que todo pueda seguir igual.
Por lo demás, muy agradecido del altavoz que me ha prestado. No nos conocemos, pero le aseguro que ni soy inmovilista ni cobarde, y así me va...
Saludos y gracias de nuevo.
Toni, muy bueno el mail de tu amigo, lo comparto porque explica muy bien lo que pienso de la Talegos.
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