Estaba yo por escribir sobre la non gratitud de Gunter Grass -que lo haré- cuando me he encontrado con una de esas noticias que te hacen pensar que sigues en una campaña electoral permanente en la que se puede decir de todo porque nada de lo que digas tienes que demostrarlo.
El ministro de Guindos, que lo es de Economía y no de Sanidad pero habla de todo un poco, ha afirmado que una de las posibles vías de reforma para la Sanidad Pública pasa por reformar el sistema y dejar fuera de la gratuidad a las rentas más altas.
"No es cuestión de darle asistencia gratuita a un señor que cobra 100.000 euros anuales" ha dicho De Guindos en una de esas expresiones que a nosotros -que no vemos esa cantidad ni en los botes de La Primitiva- nos hace asentir con ese gesto que ponemos cuando se trata de dar donde les duele a los pudientes.
Y Luis de Guindos lo sabe y por eso lo dice. Para que nos calmemos, para que nos pongamos de su parte. Sabe que lo haremos y sabe que lo que dice es un dislate de proporciones absolutamente bíblicas.
Porque de lo que no es cuestión es de negarle la asistencia gratuita a un señor que cobra 100.000 euros anuales y que cotiza a la Seguridad Social por esos 100.000 euros anuales. Porque de Guindos sabe y se lo calla y nosotros deberíamos saber que la asistencia gratuita de la Seguridad Social no es una cuestión de rentas, es una cuestión de cotizaciones. No es beneficencia, es un servicio que pagamos con nuestros impuestos y nuestras cotizaciones -que, aunque las llamen de otra manera para despistar, también son impuestos-.
y además ese señor que gana 100.000 euros al año es muy probable que ya esté pagando por su sanidad porque utilizará la sanidad privada y solamente está cotizando porque en este país es obligatorio hacerlo a través de la Seguridad Social o de una mutualidad.
Pero si se le obliga a pagar por la atención habrá que devolverle sus cotizaciones y habremos hecho un pan como unas ostías porque lo que nos podemos ahorrar en medicamentos o en palos para la garganta lo perderemos en cotizaciones para la Seguridad Social.
A menos claro está que De Guindos planee que los tribunales europeos y españoles enmudezcan repentinamente y no digan una palabra sobre el hecho fradulento más viejo en la historia de la humanidad que es hacer pagar dos veces por el mismo servicio.
Puede que nos gustara que lo ricos pagaran pero el sistema de cobertura universal no se puede basar en las rentas porque cada uno cotiza según sus rentas y son precisamente las rentas altas las que más cotizan equilibrando -no mucho por lo que se ve- lo que no cubren las más bajas.
La solución no pasa por sacar a los ricos del sistema de cobertura. La solución pasa por sacar a la sanidad privada del enganchón simbiótico al que tiene sometido al sistema hospitalario español. Por impedirle rechazar o derivar los casos que les resultan costosos de atender, por prohibirle ofrecer servicios que luego tienen que darse de urgencias en los hospitales públicos cuando la clínica o el hospital privado no está preparado para enfrentarse a las emergencias o complicaciones que puedan surgir.
Pasa por forzar a los conciertos sanitarios a atender plenamente a sus pacientes o si no lo hacen retirarles ese concierto y utilizar el dinero en la sanidad pública.
Y luego, cuando todo eso está hecho, pasa por concienciar a los pacientes de que ser paciente ambulatorio no es un hobby como jugar a la petanca o ir a mirar las obras.
Pasa por acabar con las interminables sesiones de toma de tensión de los jueves, con las visitas ambulatorias a "por recetas", con las continuas consultas por aburrimiento o hipocondria acelerada, con las madres y padres que llevan corriendo al niño a urgencias porque se ha torcido un pie o ha mirado raro cuando le han dado el bocadillo de Nocilla, con las embarazadas que rompen aguas seis veces al mes antes del parto y con toda suerte de ocupantes antinaturales de hospitales y ambulatorios.
Y si todavía hace falta dinero, quizás después haya que hablar con los médicos y sus visitadores sobre sus prácticas a la hora de recetar y sacar a los que no lo tengan muy claro del sistema.
Y luego ya, si eso, empezamos a hablar de las rentas ¿vale?
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