viernes, febrero 22, 2013

Del contraefecto al ya no anónimo debate Talegón (2)

Proseguimos con el diálogo, ya no anónimo, sobre el contraefecto Talegón. Cada vez es más divertido y prometedor.
Toni dijo:
"Caray, no me esperaba tanto honor; me ha cogido de sorpresa.
Ahora me tendré que esmerar, sabiendo que esto ya no es un mero cruce de opiniones diferentes en los comentarios de un blog; es una entrada en toda regla.
 Me presento, me llamo Toni.
No sé si los comentarios permitirán la amplitud suficiente para desarrollar el tema, trataré de ser esquemático y conciso.
Vamos allá:
Usted alude a la cobardía del inmovilismo, al no querer movernos por inseguridad.
Le respondo que estoy hasta las narices de "gatopardadas". Usted es culto, no hace falta que explique el significado".

Encantado Toni.
No le falta bastante razón en lo de las gatopardadas, pero la principal gatopardada, desde mi punto de vista, es precisamente escudarse en las gatopardadas de otras gentes y otros tiempos para seguir quietos.

"Me dice que importa el mensaje, no el mensajero. Pero es que el mensaje va ineludiblemente unido al mensajero y, además, el binomio mensaje y mensajero, a veces, nos permite vislumbrar las intenciones del emisor". 
El mensaje: "Debemos preocuparnos por la infancia", es impecable.
¿Opina lo mismo si el mensaje lo emite un pedófilo? No, ¿verdad? ¿Ni aún sabiendo que está siendo sincero, que realmente, a su peculiar manera, se preocupa por la infancia (y tanto)?

Por seguir con el ejemplo
¿Debemos preocuparnos por la infancia?
Respuesta 1
¡Por supuesto que debemos, tienes toda la razón del mundo!, ahora mismo salgo a hacer algo por ellos, me organizo para protegerles y como te pille con la mano encima de alguno de ellos, te corto la garganta de oreja a oreja.
Respuesta 2
¿Pero quién eres tú para decirme eso, pedazo de pedófilo? Cuando alguien que no sea un degenerado de tu calaña me lo diga a lo mejor escucho lo que tenga que decirme y me decido a hacer algo, mientras tanto ni siquiera me preocupo de lo que estás diciendo.
 No sé cuál es la mejor de las opciones, ¿tú que piensas?

En la sociedad actual y en política, mensaje y mensajero van irremisiblemente unidos.
Le copio mail recibido de un amigo, creo que el autor es él:
"Líbreme Marx o Bakunin de escribir que celebro las lágrimas de cocodrilo de Beatriz Talegón en la manifestación de hace unos días. Líbreme Lenin o Proudhon de cuestionar su integridad intelectual y moral. Líbreme Engels o Kroptkin de usar palabras como OTAN, GAL, ETT, Yugoslavia, Afganistán, Libia o expresiones como reforma laboral, ERE irregular, reconversión industrial, rescate bancario, reforma constitucional exprés o Ley de Partidos. Y líbreme el “Che” Guevara o Buenaventura Durruti de sospechar o intuir determinada estrategia populista al servicio de la cual la Talegón se deja manipular".

Y ese es el problema de la sociedad actual. Solamente miramos al individuo y su imagen, creemos que lo alguien dice va indisolublemente ligado a él. Incluso estamos convencidos que de si se equivoca en una cosa tiene que estar equivocado en todo lo demás.
Claro que a su amigo le contestaría.
Líbrenme  la historia y la memoria de recordar que el bueno de Karl fuera en sus tiempos misionero luterano o que el gran Mijail Alexandrovich aportara su fuerza y su conocimiento a la tropa selecta de la Guardia Zarista.
Líbrenme el recuerdo y el pasado de tener en la mente que el joven Pierre Joseph estudiara con beca jesuita en Bersaçon de 1500 francos e hiciera de pasante para ellos o que el añorado Vladimir Ilich fuera parte de la nobleza hereditaria de nuevo cuño fruto de la recompensa del déspota semi ilustrado Nicolás II a su progenitor.
Líbrenme los tiempos y los datos de traerme a la boca que el mencionado Frederick era rico heredero de fábricas textiles y viñedos en los que nunca se aplicó aquello que demandaba en sus escritos o que el citado Piort fuera dueño de varios miles de siervos explotados por su familia con su callada aquiescencia mientras él ascendía en el cuerpo de élite militar del Zar de todas las Rusias.
Y, por supuesto, líbrenme los anales y los días pretéritos de conocer que el peleón Ernesto empleara las rentas de su acaudalada herencia en explotar a yerbatales en su finca de mate al pie del Paraná.
Porque, si recordara todo eso y aplicara esa teoría de la identificación del mensaje con el currículo pretérito del mensajero, tendría que eliminar lo que hicieron y dijeron después, todos los mensajes y argumentos que crearon en aras del cambio por considerarlos provenientes de alguien que nada podía aportar, al que no había de escuchar por su pasado.
Pero sobre todo Líbrenme Montesquieu,  Jefferson y Ned Ludd de acordarme de palabras y de hechos del pasados cuando hay tanto futuro que construir; líbrenme Saint Simon, Lovett o O´Connors de poner más energía en buscar defectos y maldades en oscuros rivales en mi misma trinchera que en obvios enemigos que disparan desde la de enfrente.
Y líbreme el sentido común de no exigir pureza de sangre a los demás cuando yo no la tengo, de no exigir gestos grandilocuentes cuando yo no los hago, de no creer que la lucha está en manifestarse solamente y no alzar la voz por separado y cuando se está solo, cuando no te esconden multitudes encendidas, colectivos con k o muchedumbres desesperadas, para denunciar ante tu empleador las injusticias que comete con otros, arriesgando tu curro y tu salario.
Líbrenme los hados de exigir una conciencia impoluta y sin mácula a los que llegan de allende mis fronteras ideológicas, esculcando en su pasado y filiación para encontrar errores cuando no hago lo mismo conmigo y con los míos, cuando no identifico mis vergüenzas, mis rendiciones, mis elusiones y mis inacciones.
Porque entonces nunca habrá cambio, nunca habrá evolución. Haremos lo mismo que aquellos a los que creemos combatir.
Dividir, seccionar, separar y negarnos a crear nada nuevo porque no queremos, no sabemos o no podemos empezar a pensar en modo diferente al que piensan aquellos a los que, precisamente, les echamos en cara ese modo de pensar.
Así que líbreme la lógica de emplear tiempo y esfuerzo en atacar a Talegón por sus orígenes o sus intenciones supuestamente ocultas cuanto hay tanta batalla que luchar contra quien no oculta sus actos y ya ha puesto de manifiesto sus intenciones. Líbreme la coherencia de cuestionarla a ella si no me cuestiono yo en primer lugar.

Y lo de la teoría de Futurama merece una respuesta en la línea, pero yo soy más de Marvel, De la Era de Apocalipsis, en concreto. De momento lo dejo para un siguiente post que espero no se demore demasiado por otras obligaciones que me acucian
Un saludo a un debatiente divertido

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también soy de la Marvel.

En realidad este debate parece al revés.

La Talegón dice: "No se puede predicar moral desde un hotel de 5 estrellas", y a usted le parece muy bien.

Yo digo: "No se puede predicar moral desde el seno mismo de la inmoralidad", y a usted le parece inmovilista, cobarde, etc.

Sí, es realmente divertido este debate.

El que le da la razón a la Talegón soy yo. Le doy tanta razón que le aplico de su medicina.

No se trata de estar libre de pecado para tirar la primera piedra; se trata del propósito de enmienda y esas cosas.

Ya voy entrando a ver cómo discurre esto.

Saludos.

Anónimo dijo...

Perdón, se me olvida poner el nombre.

Toni.

Tu economista de cabecera dijo...

Muy bueno, Toni. Este, que entiendo que es tuyo, es aún mejor.

NO sabía como poner por escrito por qué no me gusta la Talegón. Lo fácil sería aplaudirla, puesto que estoy de acuerdo con lo que dice.

Tu lo has dicho. Es una farisea, hay que hacer lo que dice pero no lo que hace.

devilwritter dijo...

No te preocupes por el nombre, Toni. Ya hay confianza.

No te ofendas por lo de divertido -si es que lo has hecho- era literal. Me parece divertido en el sentido sano. Me divierte debatir con personas que tienen fluidez de pensamiento e ideas claras.
Eso es todo.

Y volviendo a lo que nos ocupa.
Tu dices "No se puede predicar moral desde el seno mismo de la inmoralidad".
Y yo digo.
Es ahí precisamente donde tiene más sentido predicarlo. Es ahí donde lo han hecho todos los grandes, algunos de ellos citados en el correo de tu amigo.
Salirse de los sitios es el camino fácil, intentar cambiarlos es el difícil.
Y vuelvo a decir que no es por defender a Talegón.Pero criticar a los tuyos, denunciar sus errores o incluso sus maldades es lo más complicado.
Tiene más valor para el cambio un solo cristiano que grite en contra de su jerarquía -por poner un ejemplo que sé que no gustará- que mil ateos que estemos protestando desde fuera o diez mil católicos que abandonen el seno de su malhadada estructura eclesial.
Tiene más valor para el cambio un solo comunista denunciando la corrupción del PCUS en su momento, un solo liberal económico denunciando los vicios adquiridos y alimentados dentro del sistema económico que él cree válido que un millón de capitalistas clamando contra la URSS o de colectivistas rasgándose las vestiduras contra la propiedad privada desde fuera.
El lugar para denunciar la la ausencia de ética -y utilizó ética porque, para mí, moral es un término exclusivamente religioso- es el seno mismo de es falta de ética.
Repasa la historia. Todos los que de verdad han buscado un cambio han empezado ahí, han formado antes parte de estructuras, conglomerados y grupos corruptos y no éticos que luego han denunciado. Desde Kropotkin con el Ejercito Ruso hasta Jefferson con la oligarquía comercial americana defensora de Inglaterra, desde Saint Simon con la sociedad clasista contraria a su comunismo utópico hasta Adam Smith con los realistas que abominaban de su posterior liberalismo.
Conocer la falta de ética y participar de ella ha sido históricamente la forma que pensadores, activistas, revolucionarios y adalides del cambio han tenido de tomar conciencia de esa falla ética e intentar cambiarla.
Y no lo digo yo. Lo dice la historia.
No es que no se pueda predicar ética en el mismo seno de la falta de ética, es que se debe hacer justo desde ahí, es absolutamente obligatorio hacerlo.

¿Qué hemos de hacer por contra?

¿Como nuestro jefe es un explotador, incumple la ley y toma decisiones injustas, tenemos que marcharnos?, ¿hemos de callar, no decir nada, no hacer nada, encontrar otro sitio y luego, ya seguros, denunciar sus malas prácticas?
El seno de la falta de ética es el lugar idóneo para reclamarla.
La respuesta no es la huida, nunca lo ha sido.

Y no se me ha olvidado Apocalipsis. Para el post de mañana, lo prometo.

Anónimo dijo...

Devil: te sigo desde hace unos 2 ó 3 años porque me gusta como desarrollas tus opiniones. Que esté de acuerdo con ellas o no, ya es otra historia. Pero me gusta como las defiendes.
Dicho esto, difícilmente me puedes ofender.
Cuando tenga un rato leo tu respuesta y te contesto, pero creo que estamos cayendo en un bucle.
Saludos.
(Voy a desayunar).

Toni dijo...

Joder, me he de acordar que para poder poner el nombre tengo que elegir "Nombre/URL".

Lo pensado y lo escrito

Real Time Analytics