Israel, o al menos su gobierno, se empeña en simular que se desmentirse a si mismo. Pero en realidad no se desmiente. Se ratifica.
Si no lo hubiera hecho ya con su enesimo capítulo del progromo palestino en Gaza, con sus bombas de fósforo blaco; respondiendo con obuses aleatorios a cohetes aleatorios en Libano o simplemente con el resultado de sus elecciones. el Gobierno -o el poder israelí- se empeña en hablar de paz e inmediatmente desmentirse. Si no hubiera hecho todo lo que ha hecho hasta la fecha resultaría sorprendente que se cese por negociar a alguien que se ha enviado a una negociación. Como conocemos los antecedentes, la destitución del mediador Amos Gilad no es una sorpresa. es la confirmación de una tendencia.
Olmert -que todavía es presdente mientras Livni y Netanyahu discuten sobre quien y con qué apoyos sera sucedido- destituye al negociador por unas declaraciones. Y en el análisis de esas declaraciones se encuentra la contradicción más paténte del gobierno israelí.
"No entiendoqué es lo que realmente quieren hacer. ¿Insultar a los egipcios? Ya les hemos insultado. Es una locura", dice Gilad Perplejo cuando el gobierno israelí le anuncia que todo lo que ha conseguido se supedita a una nueva condición que no estaba de principio en las negociaciones.
Y Gilad no se equivoca. Es una locura. Y la respuesta a su pregunta es sí. Los halcones guerreros de Israel quieren insultar a Egipto. Necesitan insultar a Egipto para que nadie les apoye, para que la falta de colaboración de El Cairo justifique sus medidas radicales contra Gaza. Para que su progromo tenga una excusa ante la imposibilidad de contar con el apoyo de los gobiernos de la zona -todos árabes y por tanto sopechosos de antisionismo. O de antisemitismo, que para los gobiernos israelies es lo mismo-."Egipto es casi nuestro último aliado en la región... Ha demostrado un coraje extraordinario. Nos ha dado espacio de maniobra, intentan mediar y muestran una buena voluntad que nunca habíamos visto antes", argumenta el enviado israelí.
De nuevo Gilad da en el clavo porque esa actitud de Egipto les quita su excusa. Por eso no lo quieren. Por eso Olmert se empeña en fijar condiciones cada vez más imposibles para que la mediación de Egipto no sea posible. Porque si contra Hamás, el más cerril y cruelmente yihadista de los grupos armados que operan en la región bajo el signo del terror, funciona la mediación de Egipto a lo peor alguien piensa -incluido Estados Unidos- que el diálogo puede solucionar el asunto. A lo peor para los josues de Israel y a lo mejor para el resto de la zona alguien piensa que es mejor obligar a israel a hablar que venderle armas.
"El presidente Hosni Mubarak ha sido valiente y justo, la frontera de Rafah está cerrada y Hamás sigue bajo asedio", afirma el negociador
Y eso impide que la política del victimismo como excusa para la crueldad funcione. Si Rafat está cerrado Hamás no puede reabastecerse de equipamiento militar -ni Palestina de víveres, pero eso para los gobernantes israelies es secundario- que ellos no controlen y por tanto no podrán intentar a hacer creer a sus aliados -con una tendencia casi patólógica a creer ese tipo de cosas- que no hay otra manera de derrotar a Hamás que reduciendo Gaza a escombros.
Se convertiran en nuevos George W. Bush, que desplazan 130.000 hombres a una zona y arrasan hasta los cimientos un país para luchar contra una organización terrorista que no tiene más de unos millares de militantes mal armados -muy fanáticos y peligrosos, pero mal armados-. Su postura, además de increíble, será rídicula.
Necesitan tener a Egipto enfrente para justificar una posición ideológica y militar mucho más antigua y enraizada en los halcones guerreros hebreos. Algo que viene de antiguo.
"Nuestro objetivo es hacer añicos Líbano, Tansjordania (actual Cisg¡jordania y Gaza) y Siria. El punto débil es Líbano, pues el régimen Musulmán es artificial y fácil para nosotros de minar. Estableceremos un gobierno Cristiano allí, y después machacaremos a la Liga Árabe eliminando Transjordania; Siria caerá ante nosotros. Luego bombardearemos y tomaremos Port Said, Alejandría y el Sinaí."
David Ben-Gurion
Si Egipto deja de colaborar nadie se dara cuenta de que, pase lo que pase, y haga el resto del mundo lo que haga, ese sigue siendo el objetivo de los militaristas del sionismo político que aún rigen los destinos del Estado Hebreo.
"¿Qué pretendemos, que trabajen para nosotros? ¿Qué sean una unidad subordinada a nosotros? Hablamos de un país de 85 millones de habitantes que casi nos destroza en 1948 y que nos asestó un golpe en 1973. Mira lo que está sucediendo en la región, cómo la lava bulle. Mira Jordania, mira Turquía, ¿queremos perderlo todo?", se queja el diplomático.
Ahí Gilad se equivoca en parte. Los que dirigen los destinos de Israel no quieren perderlo todo. Quieren ganarlo todo y por eso precisan que todo aquello que ansían sea su enemigo. Para poder tremolar la bandera del antisemitismo y atacarlos, vencerlos con la inestimable ayuda -al menos hasta ahora- de Estados Unidos y tomar sus tierras con la excusa de que esa es la única manera de sentirse seguros.
En lo que no se equivoca Gilad es en el hecho de que quieren que todos los árabes trabajen como una unidad subordinada a israel. Porque en realidad quieren que todos los países árabes de la zona sean Israel.
"Reduciremos a la pobalción Árabe a una comunidad de leñadores y camareros"
Uri Lubrani, ministrode Asuntos Árabes con Ben Gurion.
Así que, aunque a nosotros nos parezca que Israel se desmiente, incluso aunque a algunos miembros del gobierno israelí, como Gilad, les parezca que israel se desmiente cuando habla de paz y busca la guerra. Lo unico que hace es no desmentirse. Es dejar traslucir lo que la corriente militar dirigente de Israel siempre ha pensado. Que a la paz solo se llega a través de la victoria. Y a la victoria a traves de la masacre y el sometimiento.
Todo lo demás es diplomacia y política de imagen.
Nunca antes fue tan cierta como hoy, cuando Olmert destituye a Gilad de las negociaciones en Egipto, la frase de Henrry Wotton. Nunca alguien tan ajeno y anterior a una situación había dicho algo que la resma tan facilmente: "Un diplomático es un hombre muy honrado al que se envía muy lejos a mentir en bien de su país".
O no tan lejos.
Todo lo demás es diplomacia y política de imagen.
Nunca antes fue tan cierta como hoy, cuando Olmert destituye a Gilad de las negociaciones en Egipto, la frase de Henrry Wotton. Nunca alguien tan ajeno y anterior a una situación había dicho algo que la resma tan facilmente: "Un diplomático es un hombre muy honrado al que se envía muy lejos a mentir en bien de su país".
O no tan lejos.
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