Que las elecciones en Israel -su resultado, se entiende- hacen imposible un acuerdo en Gaza es algo que casi da por sentado. Pero que Hamás se descuelgue hoy con dos cohetes Al Kasam disparados contra territorio Israelí no se puede calificar de otra manera que como una demostración palpable de cruel y fanático sinsentido. Los proyectiles disparados hoy en Shaar Hanegev y en Sdot Negev no demuestran otra cosa salvo que la sangre -o su sed yihadista- nubla la visión de futuro de Hamás.
Pocas son las personas que reparan en el sufrimiento de los demás en contrapeso a sus propias necesidades; menos aún anteponen la lógica y la razón a sus deseos. Pero eso no puede esperarse de una población que ha votado mayoritariamente a un abanico de opciones políticas que oscilan entre el bombardeo masivo y el exterminio nuclear de aquellos que se oponen a su forma de ver la realidad.
Eso ya dificultaba -sino imposibilitaba- los esfuerzos egipcios por lograr la paz -o al menos un alto el fuego duradero- entre los dos combaten en las mismas afueras de su país. Eso explica el hecho de que Israel exija la liberación de un soldado como condición para garantizar la posibilidad de supervivencia de millón y medio de personas; eso explica el hecho de que los negociadores israelíes se empeñen en buscar nuevas exigencias cada vez que los mediadores egipcios consiguen un compromiso por parte de Hamás.
Pero eso, dentro de la lógica de la balanza de víctimas y el poder militar que manejan los halcones y josues hebreos de la guerra. Para ellos tiene sentido. Ellos van ganando y realmente no quieren que la guerra termine. Por muy desigual que sea y muchas víctimas que cause.
Lo que no sólo es ilógico, sino criminal contra si mismos, es lo de Hamás.
Los israelíes parece -que luego pueden cambiar de opinión- que estan dispuestos a liberar a un millar de militantes de Hamás a cambio del ya tristemente famoso soldado Guilad Shalit. Egipto se muestra dispuesto a reabrir con ciertas garantías pasos que había clausurado por utilizarse para el contrabando. Y las autoridades hebreas se comprometen a desbloquear Gaza. Todo parece estar a punto, pese a las reticencias israelíes y la escasa confianza que unos y otros tienen en que su contrario respete lo acordado.
Y Hamás lo celebra enviando dos muestras de su absoluto desprecio por su propio pueblo en forma de cohetes Al Kasam -después de enviar otra ya ayer- sobre Israel.
¿Que quieren demostrar con ello?
Que están vivos, no. Todos sabemos que están vivos porque cuando estalló la primera bomba de fósforo blanco, lanzada por un avion isrealí, trasladaron sus yihadistas posaderas a Damasco y desde allí siguieron a lo suyo mientras población inocente era masacrada.
¿Que son fuertes? Tampoco parece plausible. Enviar dos ejemplos de un armamento que se te conoce, a ciegas y sin tener capacidad ni posibilidad de precisar un objetivo no es precisamente la mejor forma de demostrar fortaleza y organización militar y táctica.
Si los líderes de Hámas han ordenado esas acciones, lo unico que demusestran es que no quieren la tregua, que no les importa que la población de Gaza sea masacrada o muera por hambre con tal de poder matar a algún que otro soldado israéli.
El único mensaje que envían a los residentes en Gaza es que no pueden soñar con una paz duradera -aunque sea frágil- mientras ellos estén al mando. Lo único que están haciendo es contribuir a la campaña electoral de Al Fatah.
Si son algunos desmandados -que cuando se trata con fanáticos, mantener tensas las correas es dificil- los que han cambiado fuegos de artificio por cohetes, lo que demuestran es que son incapaces de mantener a raya a sus huestes. Que la sed yihadista de sangre de algunos de ellos les impide ver más allá de su odio y su deseo de provocar muertes al enemigo -aunque ni siquiera estén en condiciones de lograrlo-.
Presenta como evidente que los apocalípticos jinetes de la Yihad y el sectarismo campan a sus anchas por la franja sin que aquellos que los convocaron a este mundo -ahora refugiados en Damasco- sean capaces de enbridarlos y controlarlos. O sea, le están haciendo la campaña electoral a Al Fatah.
Estos tres cohetes Al Kasam deben ser mucho más importantes para Gaza que para Israel. No por las posibles represalias hebreas, no por las víctimas que podrían haber causado, ni siquiera por la demostración de inapropiada estupidez criminal de aquellos que los han lanzado.
Deben ser importantes porque les demuestran que, por exceso o por defecto, Hamás no está en condiciones de dirigir los destinos de Gaza. Sólo está condiciones de ponerla en peligro día tras día.
El fanatismo puede iniciar una guerra, pero no sabe terminarla.
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