En estos días se me acumula el trabajo en todos los frentes y especialmente en estas endemoniadas líneas. Vamos que la actualidad no da abasto con lo suyo.
Pero entre los urdangarines y las infantas no imputadas por si acaso, los eres y las grabaciones de corrupciones y corruptelas, las declaraciones de paz en Euskadi -Idea original donde las haya, hasta ahora lo que se declaraba era la guerra-, las reformas laborales y los digo diego continuos del presidente Rajoy, yo he decidido hablar del islam, hablar de intransigencia, de incoherencia. Hablar de nosotros.
Tres hechos me han llevado a ello. Tres relatos de actualidad que nos presentan lo que es el mundo islámico, lo que creemos que es y lo queremos que sea. Algo que podría definirse como la diabólica trinidad del Islam con respecto al Occidente Atlántico, según él siempre incólume e impoluto.
Empecemos por lo que creemos que es.
Un iman en Tarrasa lee una sura y la sociedad occidental enloquece de indignación. Rubias presentadoras de permanente y programas vespertinos relatan exaltadas como el iman aconseja infligir maltratos psicológicos y luego físicos a las mujeres si no obedecen. Y lee con sus labios perfilados en el voluble erótico de la silicona la recomendación en cuestión.
“¡Amonestad a aquellas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles!”.
A parte de la broma obvia ¿no es lo que ha hecho siempre la mujer,negarse a copular si no se hace lo que ella quiere?, ¿se considera eso maltrato psicológico?, la cosa tiene delito. Delito nuestro, no del susudicho Corán
En esencia esa es la sura cuarta de El Corán, parrafo 34. Y parece que refrenda todo lo que decimos del ïslam, todo lo que queremos pensar de él, todo lo que se nos antoja insoportable de esa religión que hemos decidio que es perversar aunque para ello tenemosque ignorar que es ídéntica a aquella que dicen nuestra.
El levítico aconseja y permite vender a cualquier mujer de la familia como esclava si es desobediente o no acepta los preceptos sagrados; el bueno de San Pablo, ese que cortaba cabezas antes de convertirse, despliega en el Nuevo Testamento momentos realmente de éfimera gloria divina como el siguiente.
"Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón". O esta otra que no tiene desperdicio "sed estrictos con vuestras esposas porque su acceso a la virtud es la carga que Dios ha puesto sobre vuestros hombros, ya que ellas no pueden alcanzarlas por si mismas".
Pero como todos esos adalides de la islamofia, todos esos defensores de la superioridad ética del judeocristianismo como forma de atormentar los miedos de la humanidad, no pueden enfrentar esa realidad de que las tres religiones monoteístas del momento -que pasará, como todo en la historia, tengámoslo claro- son prácticamente idénticas y están cortadas por el mismo patrón, recurren a una palabra, la última palabra: "pegadlas".
¡Ya está, son peores que nosotros!
Obvian el hecho de que la palabra en cuestión utilizada en la sura es لصق
Y como todas las palabras, como todos los idiomas, tiene polisemia: golpear, actuar, pegar, resistir. Normalmente se refuerza con un golpe del puño sobre la palma de la mano para enfatizar que se trata de ser enérgico. O sea que lo que pide es una acción definitva.
El divorcio, por ejemplo. Cosa que el catolicismo no permite y que el profeta desértico recomienda solamente dos parrafos más abajo como solución a las desavenencias. Pero, ¿para qué seguir leyendo?
Pero al fin, el islam tiene que ser malo y perverso porque nosotros queremos que lo sea. Porque nosotros creemosque lo es. Como creemos que la yihad es atacar al infiel cuando esdefenderse de él, como creemos que el velo es una imposición masculina cuando es una tradición cultural, como nuestros sesudos -y no tan sesudos- opinadores televisivos se atreven a decir que es incompatible con la democracia sin decir que toda religión por definición es incompatible con la democracia porque considera que el poder supremo reside en unser sin cuerpo, sin voz y sin presencia puesto allí por el ayuntamiento y no elegido por nadie en lugar de en el pueblo soberanos.
Y eso es lo que creemos que es islam -no el yihadismo radical, que sí lo es- el islam en su conjunto. Lo creemos porque la fe mueve montañas, porque la fe altera la realidad. Porque nos viene bien creerlo.
Y ahora vamos con lo que es.
Lo que es el islam nos lo ha dado alguien que no debería estar en edad ni en situación de ser ejemplo alguno. Nos lo ha dado una niña iraní de trece años que no se llama Tara pero tiene que fingir que se llama así para intentar, quizás baldíamente, conservar la vida por el imperdonable delito de cantar en público.
Porque la mujer tiene prohibido en Irán cantar en público. No hay sura, sharia o texto sagrado que lo diga, pero los ayatolas han torcido y retorcido sus interpretaciones hasta llegar a la conclusión de que no puede hacerlo. Así que Tara a sus trece años se ve arrojado a algo que no entra ni en las más terribles pesadillas de nuestros preadolescentes.
A exponer su vida para luchar por su libertad.
Y ¿como lo hace? cantando a voz en grito en un video colgado en YouTube -con muy buenas maneras por cierto- con un Hijab como la copa de un pino plantado en la cabeza.
Se rebela contra lo injusto, contra lo absurdo, arriesga su vida por su gusto por la canción pero no se quita el hijab ¿por qué si el símbolo de la opresión islámica a la mujer?, ¿por qué se asegura de mantenerlo adherido a su moño para que los intensos movimientos de cabeza que acompañan su canto no lo hagan caerse?
Por la sencilla razón de que es suyo, no lo considera injusto ni opresivo y no se siente a disgusto con su tradición.
Eso es lo que es el mundo árabe y musulmán hoy en dia. Millones de personas que se sienten a gusto con sus tradiciones, aunque a nosotros no nos gusten, con sus herencias culturales aunque nosotros no hagamos esfuerzo ninguno por entenderlas y un puñado de fanáticos y enfermos de ansía de dominio y de poder que los manipulan para perpetuarse en el poder e imponer su visión del mundo.
Lo mismo que fuimos nosotros cuando eramos cristianos, cuando eramos católicos.
Es posible que Tara lo pase muy mal solamente por cantar así que ya no le importaba quitarse el hijab. Pero no lo ha hecho. Algo deberíamos aprender de eso. Aunque fuera un poco deberíamos saber un poco más del islam y sus gentes con ese gesto.
Es muy sencillo, separar el trigo de la paja, las piedras de las lentejas. El culo de las témporas. Eso es lo único que necesitamos para saber lo que es hoy el islam.
Y por último vamos con lo que queremos que sea el mundo árabe.
Hoy no hay árabe mas aplaudido, más paradigmático que el viceministro del petroleo de Siria que ha decidido desertar del gobierno de El Asad que machaca Siria por beneficio propio y con la complata y absoluta pasividad del occidente atlántico que le puso y le mantuvo en él durante varias décadas.
Pues bien, todo son parabienes para el señor viceministro Abdo Hussameldin que se ha cansado de darle cobertura con su persona a un gobierno asesino.
Su video -otro video de Youtube- es reproducido una y otra vez y los elegios se suceden. El señor viceministro ya es demócrata, ya apoya la libertad, ya es de los nuestros.
Y siu lo es, pero no lo esp or toda la retórica nada espontánea que utiliza, no es lo es por su cambio de bando, no lo es por su compromiso con los que sufren y con losque lo pasan mal.
Podemos intentar vender que es por eso pero no lo es.
Es de los nuestros por una frase perdida en la que nadie ha reparado ni quiere reparar "no voy a perder mi carrera sirviendo a un gobierno asesino". Eso es lo que le hace de los nuestros.
Eso es lo que queremos que sea el mundo musulmán, árabe y el universo en general. Alguien que tome decisiones basándose solamente en sus necesidades personales, en sus prioridades privadas. Alguien que no anteponga ideología o creencia o cualquier otra cosa al rédito y el beneficio personal. Alguien que no sea capaz de pensar para bien o para mal en contra suya y a favor de otros.
Alguien como nosotros.
Poreso no podemos sentirnos a gusto con ninguna cultura que haya desarrollado como marca social el egoismo individualista -como marca social, repito, que egoístas hay en todas partes- por eso necesitamos creer eu el islam es de una manera, ignorar como es realmente y pretender que sea de otra manera.
Y esa Diabolíca Trinidad que nos aqueja en la comprensión y la inteacción con el islam es la que va a acabar con nosotros. Tarde o temprano.
1 comentario:
"la actualidad no da a vasto con lo suyo."
Abasto ;)
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