La pérfida prestación según el Banco de España

Un día los técnicos del banco emisor de este país con sus sueldos asegurados como buenos funcionarios públicos -dejémoslo en funcionarios públicos, que lo de buenos hay que demostrarlo- se despertaron y decidieron que tenían que justificar sus salarios, sus pagas de beneficios y sus bonus -sí, señores, algunos empleados del Banco de España tienen bonus por cumplir objetivos- y elaboraron un informe.

Allá en los albores del mes de noviembre se les ocurrió decir que la rigidez del sitema de empleo perjudicaba el mercado laboral. El resultado, sumado a la crisis de la deuda soberana, el déficit público escondido por el anterior gobierno del PP y por lós gobiernos autonómicos -los que más los del PP- y los gritos y exabruptos proféticos de la nueva profetisa del capitalismo liberal, Angela Merkel, nos han llevado a la reforma laboral más regresiva de la historia de la humanidad desde que en los tiempos míticos e indocumentados el pueblo de Israel fuera arrabatado de sus tierras de pastoreo por lo pérfidos bablionios y convertidos en esclavos.

Pues bien, parece ser que a los técnicos del Banco de España les toca justificar el sueldo una vez por trimestre o por estación, nunca se sabe. Y en la justificación de sus salarios del mes de febrero les ha dado por decir que el cobro de las prestaciones por desempleo desincentiva el acceso al empleo.

Y visto como está el patio, es para que se nos encojan las entrañas el imaginar que gloriosa idea pueda salir de la mente de los que ahora pueblan Moncloa cuando lean tan sabia conclusión.

O sea que si no tenemos prestación por desempleo estaremos más incentivados a buscar empleo. Suena lógico. Si un francotirador serbo bosnio -que son implacables- nos mantiene en su punto de mira y dispara una vez contra un miembro de nuestra familia por cada díaque pase sin que encontremos trabajo también nos sentiremos más incentivados a encontrarlo.

Pues, ya está, esa es la solución.

Quizás en el informe que han elaborado desde sus trabajos asegurados puedan explicar porque entonces dos millones de parados que han agotado las prestaciones y no encuentran trabajo, quizás con el mismo informe puedan explicar porque existe el concepto de parado de larga duración cuyas filas no hacen otra cosa salvo crecer y crecer.

¿Es que están poco incentivados a la búsqueda de empleo?, ¿es que el no tener ni siquiera un ingreso no les motiva lo suficiente a trabajar?

Preguntas que los que han elaborado ese informe no se hacen porque lo más probable es que ellos jamás se hayan encontrado en una situación similar.

Así que como yo soy muy de empirismo -y en esto del paro soy bastante empírico para mi desgracia histórica- propongo que estos señores para elaborar su próximo informe sean despedidos, se les nieguen todas las prestaciones laborales, las indemnizaciones por su despido y se vea cuanto tiempo tardan en encontrar trabajo.

Y, como ocurriera en los antiguos cónclaves cardenalicios en los que, pasado un tiempo prudencial, se arrancaba el techo del local quealbergaba el concaclave para facilitar el descendimiento del Espiritu Santo -el Rey de Hierro francés era un cachondo mental, hay que reconocérselo-, cuando pasen tres meses se les quiten la casa y toda vivienda que pudan poseer para que, estando obligados a residir en la calle, se vean más motivados a la búsqueda de empleo.

Suelo tender al insulto cortés y al menosprecio diplomático para aquellos que creo que lo merecen en estas endemoniadas líneas, Pero hay afirmaciones que, por más que intente mantener las formas, solo me hacen llegar a la mente y al teclado una palabra: cretino.

Las prestaciones por desempleo son la única manera de que alguien tenga la tranquilidad para poder buscar empleo. Puede que desincentiven en un 1,4 por ciento la búsqueda de empleo pero incentivan en un 99,9 por ciento la posibilidad de supervivencia cotidiana si empleo. Y Para buscar y encontrar empleo hay que estar vivo. Creo que se lo escuché a alguien llamado perogrullo.

¡Pedazo de lerdos!, ¿es que sois incapaces de amplicar el sentido común a vuestros cálculos estadísticos?

Sin prestaciones por desempleo la supervivencia diaria se convierte en el principal objetivo y eso desincentiva definitivamente la búsqueda de empleo y arroja al que no lo tiene a una indefectible necesidad de conseguir sustento que le introduce en la cadena del subempleo porque hoy, ya hoy, necesito dinero para mantenerme yo y en el peor de los casos a los míos.

Así que no puedo perder el tiempo buscando un empleo que me permita pagar el alquiler o la hipoteca, que me permita vivir, tengo que ingresar ya hoy con lo que sea.

Aunque sea sin contrato, aunque sea cobrando en negro, aunque sea recibiendo mucho menos de lo que tendría que recibir por la ocupación que he encontrado para un día, para unas horas.

Y eso lo único que propicia es una espiral de miseria y necesidad que solamente potencia elk subempleo en el mejor de los casos porque en el peor de los mismos el desmpleado, que no ha perdido la capacidad de pensar pero si la de ingresar de forma legal puede llegar a la conclusión de que el único camino quele queda son las actividades ilegales sino directamente delictivas.

Y si no se lo creen que se lo pregunten a los estadounidenses, a los mexicanos, a los brasileños, a los rusos, a los búlgaros  y a todos los sociologos de los países en losque no hay prestaciones por desempleo o estas son exiguas y efímeras.

Todo trabajador de este país lleva muchos años pagando para que cuando esté en situación de desempleo se le de una prestación y los técnicos del Banco de España no son quienes para en su cegura estadística y su estupidez sociológica, siquiera insinuar que esa prestación es un perjuicio para la sociedad o para el sistema.

No se lo han ganado en la cola del paro, no se lo han ganado como nos lo hemos ganado otros muchos durante meses de búsqueda de empleo.

Quizás el Banco de España debería plantearse que empezran a hacerlo dando ejemplo de aquello que predican con su insinuación.

Y todavía hay gente que no encuentra motivos para una huelga general.

No hay peor ciego que en el que, en su cobardía y su miedo, se niega a ver la realidad que le está abofeteando el rostro hasta ponérselo morado.